La suspensión del abasto de electricidad a la Franja de Gaza, que a finales de abril pasado solicitó el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas (MA) a Israel, constituye un capítulo más de la lucha por el poder entre palestinos a fin de que Hamás ceda el poder de la Franja de Gaza a MA, que le había arrebatado en el 2007.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Israel ha estado suministrando a la Franja a través de 10 líneas el 30.0% de la electricidad que requiere; las líneas de Egipto el 6.25% y, en el pasado reciente, Qatar compraba combustible para alimentar a la única planta eléctrica de la Franja, sin embargo, hasta ahora no ha mostrado ningún interés en reanudar los envíos. En este ámbito, Israel deduce el dinero que la AP paga por la electricidad a la Franja de los impuestos que recauda de los palestinos y los transfiere a la AP. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha señalado que la crisis de electricidad en la Franja es un asunto interno de los palestinos y que no existe una razón legal para que Israel le suministre el fluido.

Los conflictos entre los palestinos se iniciaron en el 2006, cuando Hamás se presentó por primera vez a las elecciones legislativas palestinas y obtuvo 74 escaños de los 132 que se disputaron. Las pugnas entre Hamás y las fuerzas leales a MA llegaron a un nivel crítico en el verano del 2007, cuando las milicias de Hamás tomaron el control total de la Franja de manera violenta, 160 miembros del partido Al Fatah de MA fueron aniquilados en 3 días y las fuerzas leales a este último expulsadas de la Franja, la cual había sido desconectada unilateralmente de Israel en la segunda quincena de agosto del 2005. El desalojo de los israelíes y demolición de sus colonias, así como la retirada militar de la Franja, finalizó el 12 de septiembre del 2006 tras más de 38 años de ocupación de ese territorio de 352 km2.

A diez años del empoderamiento de Hamás en la Franja, dos tercios de los casi dos millones de habitantes de la misma requieren de ayuda de organizaciones benéficas internacionales. Hamás atribuye esta situación a la destrucción de buena parte de las viviendas y la infraestructura que Israel destruyó en su ofensiva militar contra la Franja, operación Margen Protector, en el verano del 2014; previamente enfrentó a Hamás en la operación Plomo Fundido que se inició el 27 de diciembre del 2008 y finalizó el 18 de enero del 2009.

La situación en la Franja se agravó con el corte de electricidad, restringido a 4 horas al día. De acuerdo al Banco Mundial la Franja vive una crisis humanitaria, la insuficiencia del flujo eléctrico no solo ha afectado a los hogares o fábricas, también a hospitales, al suministro de agua y otros servicios vitales. Hamás ha utilizado la tragedia de su pueblo como arma política, culpando a la AP y a Israel de la situación prevaleciente, explota el sufrimiento de la población gazatí para obtener ayuda humanitaria y simpatía por su causa; promueve entre la población una cultura de odio hacia Israel y los judíos para radicalizarla. En su acta fundacional estipula la destrucción de Israel.

Analistas consideran que Hamás podría pagar la factura eléctrica de la Franja, sin embargo, el grueso de los recursos que recibe de la AP y de la ayuda internacional los está destinando a fabricar miles de cohetes para lanzarlos a Israel y construir y rehabilitar túneles para infiltrar desde su territorio al de Israel milicias para asesinar civiles. Se estima que en la última década Hamás utilizó más de mil millones de dólares para su infraestructura militar; asimismo, millones de dólares de las donaciones internacionales han ido a parar a los bolsillos de los líderes corruptos de Hamás.

La AP ha destinado una parte importante de su presupuesto para pagar la infraestructura de la Franja; en el 2016 ascendió a 4,140 millones de dólares, de los cuales, destinó a la Franja, 1,650 millones, 40.0% del total. Al aceptar Israel la petición de la AP para reducir el suministro eléctrico a la Franja, se allanó el camino para una nueva etapa de violencia, de por sí la seguridad de la Franja se ha visto afectada considerablemente desde hace meses tras los enfrentamientos entre Hamás y elementos salafistas vinculados con grupos del Estado Islámico (EI) y del crimen organizado; el salafismo es un movimiento político religioso fundamentalista sunnita que reivindica el retorno a los orígenes del Islam como base para extender la ideología de extrema derecha del Wahabismo Saudí y Catarí entre los musulmanes.

El liderazgo de Hamás ha amenazado a Israel con una “explosión” si no reanuda el suministro, no obstante, evaluaciones de la inteligencia de Israel consideran que en el presente Hamás difícilmente iniciaría una guerra contra Israel en este momento, está más aislado que nunca del mundo árabe y teme perder el apoyo de Qatar, presionado por sus vecinos del Golfo, sobre todo Arabia Saudita.

Existe el peligro de que los gazatíes, desesperados con el dictatorial régimen de Hamás, empiecen a rebelarse, lo que conllevaría a una mayor represión contra la ciudadanía. Mientras tanto funcionarios de Hamás, encabezados por su nuevo líder, Yahya Sanwar, visitan el Cairo, en donde están manteniendo conversaciones con jefes de la inteligencia de Egipto, que han ofrecido resolver los problemas de electricidad de la Franja y superar los de acceso a Rafah, la frontera entre Egipto y la Franja, siempre y cuando Hamás entregue a 17 yihadistas que radican en la Franja. El Ejército egipcio ha tenido cientos de bajas por los ataques de los yihadistas que provienen del Sinaí.

A final de cuentas, la venganza de MA contra Hamás por “diez años de humillaciones” a través de la crisis de la electricidad, puede salirse de control y provocar nuevos enfrentamientos entre Hamás e Israel; en este ámbito, dado que Hamás no es un interlocutor para Israel y con el fin de resolver los problemas estructurales del bloqueo que experimenta la Franja, el ministro de Defensa de Israel, ofreció construir un puerto y un aeropuerto en la Franja que facilitaría la transferencia de bienes y para rehabilitar y mejorar el nivel de vida de sus habitantes, a cambio de que Hamás abandone la cláusula de exterminar a Israel, cancele los túneles a través de los cuales terroristas penetran a territorio israelí y devuelva los cuerpos de los soldados israelíes abatidos en la Franja en el 2014 y a tres civiles que ha capturado. Egipto estaría interesado en este proyecto porque “ve cómo Irán ejerce una influencia en la Franja como puente para expandirse al Sinaí”. La AP y Hamás han rechazado esta propuesta, la primera piensa que la misma fortalecería a Hamás en la Franja, y este último considera que el puerto estaría bajo el control de la AP.

Mientras tanto, Israel comenzará a construir un muro subterráneo de hormigón en la Franja con el fin de neutralizar los túneles de Hamás; el muro, tendrá 65 km de largo, desde el Mar Mediterráneo, en el norte de la Franja, hasta el paso de Kerem Shalom, en el sur, donde confluyen las fronteras de Israel, la Franja y Egipto, que estará listo en dos años. El proyecto costará 810 millones de dólares que se suman a los 324 millones que se han invertido ya en soluciones tecnológicas para la detección de túneles. El muro estará dotado de sensores electrónicos para detectar cualquier intento de perforación.