Enlace Judío México – Hackers intentaron dañar el sistema cibernético de instituciones hospitalarias en Israel, pero un control inmediato de la situación evitó que lograran su cometido y que se produjeran daños.

El ciberataque que ocurrió entre la noche del miércoles y el jueves infectó las computadoras de dos instituciones hospitalarias del país. En otras seis instituciones hospitalarias terminó por esclarecerse de que habían ocurrido falsas alarmas. Afortunadamente fue controlado de manera inmediata por los técnicos de seguridad electrónica de las instituciones y ningún daño fue causado, comunicó la Oficina Cibernética Nacional (OCN), órgano dependiente de la Oficina del Primer Ministro de Israel.

El diario israelí Calcalist aseveró que el tipo de programa ransomware que se utilizó en contra de los hospitales era el mismo que afectó el día martes a nivel global a varios sistemas alrededor del mundo, pero la OCN de Israel negó tal relación. Las instituciones israelíes que sufrieron el percance fueron dos hospitales localizados en el norte de Israel, la compañía farmacéutica Merck e incluso las oficinas de la compañía de transporte Maersk.

“En general, cualquier lugar que trabaja con computadoras está susceptible de sufrir algún ataque cibernético. El sistema de salud está en buen estado y es mejor que otros. El Ministerio de Salud ha otorgado directivas, y todas las instituciones médicas han logrado acoplarse a las mismas.

Existen muchos círculos de protección, pero obviamente nunca hay garantizada una al 100%. Siempre hay algo que mejorar, pero ese es el resultado de carecer de los fondos necesarios. Lo Importante es que ningún hospital fue afectado” comentó Shira Lev-Ami, el director de sistemas de información y tecnología del Ministerio de Salud.

El ciberataque frustrado ocurrió un día después de que el virus Petya o GoldenEye se esparció desde Ucrania hacia todo el mundo infectando a miles de computadoras, el cual logró irrumpir la actividad de puertos en Mumbai o en Los Angeles e incluso detuvo la producción de una fábrica de chocolate en Australia.

Fuente: The Jerusalem Post, Prime Minister’s Office