Hoy, en su videocolumna semanal, Shoshana y Mylen abordan el tema:  modo de sobrevivencia vs modo “estar conectados con la vida”.

Un trauma es una herida que nos causa una aflicción emocional, que no podamos superar y que vamos cargando en todas las áreas de nuestra vida. Nuestra atención no puede ir a ninguna otra cosa más que a ese evento” dice Mylen.

“Se instala en el cerebro una especie de cápsula que nos dice: “Lo único que puedes hacer es sobrevivir”. Y lo que pasó en ese momento del trauma se graba en el cerebro con todas las cosas que estaban presentes en ese momento”.

Shoshana y Mylen explican que se graba el evento traumático con todas las asociaciones: con el color, con el sonido, con el ruido en ese momento, con la emoción que sentimos, etc. Todo eso se guarda en el cerebro.

“Cualquier cosa lo va a volver a disparar y, de nuevo, aparece el trauma”, dicen. “Esto se conoce como estrés post traumático. Va a suceder cuando hemos sufrido o hemos sido violentados en nuestro cuerpo- como en una caso de una violación- o si hemos pasado por una guerra o un conflicto fuerte en pareja (una infidelidad por ejemplo), o una crisis económica severa (un quiebre)”.

“Se crea un cierto miedo con el que ya no podemos accionar en la vida; estamos completamente en modo sobrevivencia, en donde lo único que nos importa es defendernos y que no nos vuelva a pasar esto”.

“Pero es aquí donde caemos en un círculo vicioso porque, al defendernos, nos mantenemos en este estado de estrés tanto tiempo que nos desconectamos de todos los demás estímulos que nos pudieran alimentar o retroalimentar positivamente. Solamente nos quedamos en el estado de estrés para no sentir nada y estamos todo el tiempo en ese momento del trauma”.

Es como una cárcel mental y psicológica que existe porque nos aísla de todos los vínculos posibles de la vida” expresa Shoshana. Nos empezamos a encerrar en nosotros mismos y empezamos a erosionar y a perder los vínculos, tanto los internos (escuchar nuestra voz interior y escucharnos hacia adentro) como  hacia fuera (con las personas con las que tenemos una relación afectiva, laboral o social).

Estas relaciones se van doblando hacia adentro y toda la voz, toda la fuerza, toda la adrenalina se contiene dentro de la persona:”Yo creo que más de uno que nos está escuchando ha estado en ese momento de angustia profunda, de soledad, de miedo en donde el cuerpo biológicamente está actuando, pero  el traumano solamente está sucediendo en nuestra imaginación, está pasando en el cuerpo a nivel físico y mental”.

¿Y qué hacemos con eso? “Ojalá fuera tan fácil como en el celular cambiar de modo avión a modo de comunicación” dicen las terapeutas “Lo malo es que no traemos ese botón en el cuerpo. Y tenemos que buscarlo”.

“Nosotras, en Presente Contínuo hemos trabajado mucho en encontrar técnicas muy puntuales para ayudar a la gente que ha pasado por un trauma y que sigue viviendo en ese dolor profundo, en esa soledad profunda, a moverse despacio. Moverse es la pieza clave“.

“Cuando se está en la cárcel, lo primero que tiene que hacer es escapar de ella. Ya sea que nos saquen los abogados, los psicólogos, los terapeutas, los coach o los acompañantes. O tener una ruta de escape, que nos diga: “Aquí está la lima ahora límale al barrote” y a las 3:00 de la mañana, escaparse”.

Ése es el primer elemento y es el más difícil: salir de la prisión. “Porque el entorno del cual ya nos desvinculamos es obscuro, nos da miedo y lo desconocemos.  ¿Qué hay afuera? ¿en qué cárcel estoy? Lo de afuera es peor que lo de adentro ¿Cómo moverse? ¿Cóm lograr ese traslado?”

“¿Cómo voy a tener esa confianza de dar ese paso? Porque me he desconectado de mí y de todo lo que yo tenía, de todas mis capacidades. De esa valía mía personal -y lo único que hago es conectarme con ese evento traumático”.

“No tengo confianza de que yo lo pueda lograr ni de que otros me pueden ayudar a lograrlo”.

“¿Cómo vamos a movernos a terreno inhóspito y desconocido? Tenemos una sugerencia: cuando estamos construyendo un edificio muy alto, los albañiles y los profesionales de la construcción utilizan una cosa que se llama línea de vida, que son unos cables especiales conectados con un arnés, con los cuales los obreros se mantienen seguros. Hay que buscar esa línea de vida“.

“Esa línea de vida puede ser alguien a quien queremos mucho o una actividad que en un pasado nos dio placer o nos dio vínculos sociales. Hay que buscarla en nuestros recuerdos y en nuestros placeres previos del evento traumático”.

Después del trauma se pierden también los vínculos afectivos y hay que recurrir a personas de nuestro pasado remoto que nos permitan volver a vincularnos. Si no encontramos en el abanico a alguien o a algo, entonces sí hay que buscar a un especialista. Siempre hay que buscar a ese profesional para que nos enganche en esa línea de vida.

¿Qué características debe de tener esa línea de vida que nos ayude a salir del estrés post traumático?

1- Primero, debe de sacarnos del lugar en donde estamos. Una persona que vivió un trauma tan fuerte no puede seguir desde su casa o desde sus lugares de confort. Físicamente tiene que encontrar otro entorno, donde los estímulos ambientales sean diferentes del espacio donde vivió el trauma.

Ir a un grupo de ayuda o a un grupo de teatro o a un espacio social que sabemos que más o menos es seguro y que dan cierto tipo de acompañamiento, puede ser una buena idea.

Cuando una persona está tan afectada en este evento traumático, pierde la capacidad de disfrutar de la vida porque está consumido por este terror, por esas situaciones que disparan el terror.

“Nuestra premisa es: vínculate con el placer, vincúlate con el gozo. Sabemos que una persona que no tiene esa capacidad de vincularse está estresada o deprimida- o en este estado de sobrevivencia”.

“Proponemos que empiece a generar estas actividades que son poco placenteras, como puede ser tomar una taza de café, en conciencia y en conexión, y solamente darte el tiempo de tomarte esa taza de café con todo el goce y el disfrute.

2-El segundo elemento es que haya una capacidad vinculante de hacía a dónde te estás moviendo. Es decir, que tu presencia ahí sea reconocida y necesaria. ¿Cómo se hará eso? Tiene que haber primero un reconocimiento propio. ¿Para qué sí sirvo? ¿Para qué sigo siendo bueno? Esto es una introspección dolorosísima para quien pasó un evento de trauma.

Es muy importante que la persona busque una pequeña característica, un pequeño ápice de comunicación con el exterior y que con esa pequeña moneda de cambio salga al mundo. Y que eso se realice en un entorno seguro.

Es decir, con las ganas de servir a otros. Sabemos que las personas que están dispuestas a ayudar y a servir a otros, cuando se encuentran desde el servicio, recuperan ese sentido de “yo sirvo para algo”.

Esto es lo que nos conecta con la capacidad espiritual de esta conexión con el todo. Cuando nos hacemos responsables por otros, o por animales o por la naturaleza donde yo soy realmente necesario, donde lo que hago importa. Esto hace la diferencia en la vida y es el primer paso para salir de esta situación de estrés post-traumático.

Porque lo que nos permite el servicio es ser reconocidos. No nada más por nosotros mismos sino también social y públicamente. El vínculo social es elemental y fundamental para el ser humano. No estamos solos, no venimos al mundo solos. Y aunque nos vamos a morir cada uno a nuestro tiempo, sí somos seres gregarios que necesitamos una sociedad que nos soporte y nos respalde.

Por eso para los eventos traumáticos es importante encontrar grupos que reciban a la persona que fue víctima de una situación o de una circunstancia.

3- El tercer elemento tiene que ver con empezar el servicio y después de ello tiene que venir una recompensa. A toda acción equivale una reacción. En la misma magnitud en sentido contrario, es lo que dice la ley de la física.

“Nos ponemos en servicio y estamos empezando a ser reconocidos. Ese reconocimiento nos va a nutrir. Ahí es donde se empieza a generar el pequeño placer”.

“Si recordamos que la definición del placer es reconocer la creación del todo y que el todo fue creado para mi uso y disfrute, no puedo llegar hasta ese pensamiento tan sofisticado si yo mismo no me reconozco como parte del sistema”.

Esto nos va a vincular nuevamente con nuestros centros de placer. Nos permitirá salirnos del círculo vicioso del estrés para caer en el círculo virtuoso del placer.

Cuando estamos en un estado de estrés no podemos ver más que la sobrevivencia y, cuando vamos saliendo, buscamos cada vez actividades más placenteras que nos conecten y que nos vinculen más con la vida. La vida llama a más vida.

Para contactar a Shoshana y Mylen, pueden escribirles a [email protected] y para obtener mayor información, ir a la página www.presentecontinuo.com.mx.