En esta ocasión, contradiciendo mis propias palabras, hablaremos de deporte, aunque bajo otra perspectiva. No vamos a describir cualquier disciplina deportiva sino la vigésima edición de los llamados Juegos Macabeos, todo un hito histórico en el moderno Estado de Israel.

JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ

El desfile de deportistas este año batirá un récord, con la participación de unos 10,000 atletas, según las fuentes de la misma organización. El deporte en Israel sigue alcanzando cotas de excelencia en todas las disciplinas deportivas. Al igual que en otros campos de actuación, los deportistas israelíes consiguen superar todos los retos a los que se enfrentan con dignidad y superación, tanto personal como en equipo.

Los deportistas que participan en estos Juegos Macabeos representan a 80 países, entre los cuales está España. El énfasis en la participación de representación española, de unos 50 deportistas si tenemos bien los datos, es más sorprendente dado las dificultades y la falta de apoyo que tienen la mayoría de los deportistas españoles. Si tenemos esto en cuenta, la participación de los judíos de nacionalidad española es alentadora, motivadora y ciertamente espectacular. La Comunidad Judía en España es muy reducida comparada con las comunidades de otros países, en el resto de Europa, Latinoamérica y particularmente Estados Unidos, por tomar algunos ejemplos.

Los denominados por algunos como “Juegos Olímpicos Judíos” personalmente se me queda como muy fuera de contexto. Los modernos Juegos Olímpicos tienen su origen en la exaltación del dios griego Zeus. La antorcha olímpica con la que se inicia los nombrados Juegos Olímpicos forma parte del ancestral rito pagano de adoración a los dioses. La mera relación, aunque sea conceptual, de los Juegos Macabeos, con los Juegos Olímpicos resulta ofensiva, inmoral y totalmente descontextualizada ¿Quiénes habrán sido los inductores de tal incoherencia?

Los históricos héroes Macabeos, sin duda la referencia moral por excelencia, se sentirían ofendidos si les hiciéramos tan inapropiada comparación. En este momento, en el cual los judíos en general y el Estado de Israel en particular son vituperados, acusados y odiados por la influencia del pensamiento greco-romano y árabe, salvo honrosas excepciones, el vincular de alguna manera a los Juegos Macabeos con los Juegos Olímpicos es cuanto menos contraproducente ¿Qué clase de mensaje estaríamos dando a nuestros modernos y anónimos héroes, que siguen luchando por la libertad de Israel?

En este año la celebración de los 50 años de la reunificación de Jerusalén se adorna con estos Juegos Macabeos que llevan la esencia de la liberación y la más que evidente reunificación de la Eterna e Indivisible Capital del Estado de Israel. Toda posible comparación con los ya nombrados Juegos Olímpicos es absolutamente infame. El espíritu de los Macabeos debe demoler a fuerza de martillazos, éticos, morales y espirituales, toda referencia al paganismo que trató de imponer Antíoco el Divino (Epífanes). El Templo de Jerusalén fue profanado por los griegos erigiendo la estatua de Zeus y obligando a los judíos a rendirle adoración. Todos los preceptos del Judaísmo fueron abolidos bajo pena de muerte, por la cual muchos pasaron sin negar su fe. Unos héroes que lucharon también por la libertad que hoy tenemos.

La historia no debe olvidarse, para que no estemos condenados a repetirla, como ya todos sabemos. La razón, el honor y la gloria de los seres humanos no se basa en batir récords sino en liberar a sus respectivos pueblos de la tiranía del mal. Los Juegos Macabeos deben estar libres de toda posible comparación a los burdos Juegos Olímpicos. La bandera de la libertad es la que debe encender e inflamar los corazones, de todos aquellos que aman a Eretz Israel. Los récords los dejamos para los pobres de espíritu, para aquellos que no tienen otra cosa en qué pensar. ¡Bienvenidos los Juegos Macabeos de la Libertad!