Los drones son una herramienta de fácil adquisición y uso ya utilizada con éxito por los yihadistas en Irak y Siria, y tienen orden de volver a hacerlo en próximos atentados. Estos dispositivos son un arma letal y difícil de neutralizar en estadios y grandes concentraciones.

J. M. ZULOAGA

En su edición de hoy, el diario La Razón cita a fuentes terroristas diciendo que los drones y los UAV (pequeños aviones construidos con materiales de aeromodelismo) cargados de explosivos constituyen una de las armas que el Estado Islámico podría utilizar en sus próximos atentados en Occidente, específicamente contra lo que llaman «objetivos blandos», es decir, los que se centran en grandes concentraciones humanas.

Los yihadistas acreditan en sus videos que han conseguido perfeccionar el uso de este tipo de artilugios, al punto de convertirlos en bombas pudiendo lanzar desde ellos artefactos cargados con el potente explosivo casero TATP (peróxido de acetona). Si bien también los emplean como aparatos de filmación siguiendo a los coches bomba contra sus objetivos y grabando el momento de la detonación con fines publicitarios, continúa informando L. R.

El problema radica, según las citadas fuentes, en que su adquisición por internet está totalmente al alcance de cualquiera que quiera comprarlos. Hasta cierto límite de peso y capacidad, estos artilugios pueden adquirirse libremente, por lo que no resulta necesario, para su utilización con fines delictivos, recurrir al complicado y siempre peligroso mercado negro de armas. Tampoco son susceptibles de ser detectados como elementos aptos para ser usados en atentados, con lo cual, pasar por las fronteras no requiere de una infraestructura determinada.

Resulta chocante la facilidad con que en los países occidentales se pone en manos de los potenciales terroristas yihadistas una serie de productos capaces de causar decenas de muertes y destrucción de una manera tan sencilla. Estos dispositivos, además, pueden dotarse de unos aparatos señalando las coordenadas del objetivo (un estadio deportivo, por ejemplo) y dirigir hacia allí la «bomba volante» sin que el terrorista tenga necesariamente que estar presente para dirigirlo. Su presencia podría ser detectada por las Fuerzas de Seguridad, que abortarían con más facilidad el plan criminal.

Las fuentes consultadas, continúa La Razón, recomiendan adoptar las medidas necesarias a la mayor brevedad a efectos de contrarrestar esta amenaza, tanto en los sistemas destinados a detectar su presencia en las zonas consideradas posibles objetivos como dotando a las Fuerzas de Seguridad y Armadas de los medios para su destrucción inmediata. Aun así, se hace necesaria una regulación totalmente restrictiva de la venta y uso de drones y UAV, ya que la alerta no es nueva. En 2015, se produjo la primera señal de atención en torno a esta amenaza cuando se detectaron varios drones sobrevolando centrales nucleares francesas.

Probablemente, en aquella ocasión se estaba meramente buscando información, dado que la carga que pudiera transportar el ingenio difícilmente sería capaz de afectar a la instalación, pero perfectamente alertaba de un peligro futuro.

Se sabe que el Estado Islámico había encargado a una de sus células que atentara con estos artilugios cargados de explosivos contra los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.  La célula pudo ser neutralizada pero demostró que son los estadios y otras instalaciones con grandes concentraciones de persona los «objetivos blandos» que pretenden atacar.

A finales del año pasado, dos soldados kurdos, conocidos como «peshmergas», resultaron muertos y varios militares franceses heridos tratando de recoger un dron utilizado por el Estado Islámico después de derribarlo con sus fusiles de asalto. Hasta ese momento los drones  solo habían sido usados en labores de observación, por lo que no adoptaron medidas de seguridad y el dron estalló provocando la carnicería. Posteriormente se supo que el propio «califa» del Estado islámico, Abu Bark al Bagdhadi había dado la orden para la utilización de drones y UAV como un arma más contra los «cruzados infieles», según publica el diario español.

Las fuentes consultadas por La Razón insisten que los drones y los UAV pueden ser dotados de sistemas para llegar a sus objetivos de forma autónoma y ahí radica uno de los grandes peligros para Occidente.

Fuente: La Razón