Un centenar de islamistas están imponiendo abiertamente la ley de la sharia en las calles de Berlín, según un policía municipal que está investigando una reciente oleada de asaltos violentos en la capital alemana.

SOEREN KERN

La autodesignada policía de la moral la conforman salafistas de Chechenia, una región musulmana predominantemente suní en Rusia. Los patrulleros emplean las amenazas de violencia para disuadir a los migrantes chechenos de integrarse en la sociedad alemana; también están promoviendo la creación de un sistema jurídico paralelo de corte islámico en Alemania. Las autoridades alemanas parecen incapaces de impedírselo.

La patrulla de la sharia salió a la luz en mayo de este año, cuando los salafistas chechenos difundieron un video en el que advertían a otros chechenos en Alemania de que a quienes no cumplieran con las leyes islámicas y el adat, un código de conducta tradicional checheno, los matarían. De la existencia del vídeo informó Meduza, un medio independiente en lengua rusa con sede en Letonia. El vídeo, que circuló a través de WhatsApp, un servicio de mensajería online, mostraba a un hombre encapuchado que apuntaba a la cámara con una pistola. En checheno, decía:

Hermanos y hermanas musulmanes. Aquí, en Europa, ciertas chechenas y chechenos que parecen mujeres hacen cosas indecibles. Vosotros lo sabéis, yo lo sé, y todo el mundo lo sabe. Por ello, y por el presente acto, declaramos: por ahora, somos unos ochenta. Hay más gente dispuesta a unirse. A los que hayan perdido su identidad nacional, que flirteen con hombres de otros grupos étnicos y se casen con ellos, a las mujeres chechenas que hayan elegido el camino equivocado y esas criaturas que se dicen hombres chechenos: en cuanto tengamos media oportunidad, les pondremos derechos. Habiendo jurado sobre el Corán, vamos a la calle. Esta es nuestra declaración de intenciones: no digan que no os lo hemos advertido; no digáis que no lo sabíais. Que Alá nos conceda la paz y nos ponga en la senda de la justicia.

Según Meduza, la declaración la leyó el representante de una banda de Berlín compuesta por unos cien miembros, encabezada por un antiguo sicario de Dzhojar Dudayev, el difunto líder separatista checheno. Todos los berlineses de origen checheno entrevistados por Meduza dijeron conocer la existencia de la banda.

El vídeo surgió después de que las imágenes de una chechena de veinte años en las que aparecía desnuda fuesen enviadas desde su teléfono móvil robado a toda su lista de contactos. Al cabo de una hora, el tío de la mujer exigió hablar con sus padres. Según Meduza, accedieron a “resolver el problema” dentro de la familia enviando a la mujer de vuelta a Chechenia, donde la matarían para recuperar el honor de la familia. La policía alemana no intervino hasta dos horas antes de que la mujer fuese a embarcar en un avión con destino a Rusia.

Después de que la mujer fuese puesta bajo custodia de la policía, su situación pasó de ser un problema familiar a uno comunitario. Según Meduza, ahora es deber de cualquier hombre checheno, al margen de sus lazos con ella o su familia, encontrarla y castigarla. “No es asunto de ellos, pero es un código de conducta no escrito”, dijo la mujer, que se ha cortado el pelo y lleva lentillas de colores para tratar de ocultar su identidad. Dijo que tenía intención de cambiarse el nombre y someterse a cirugía plástica. “Si no te cambias el nombre y la cara, te cazan y te matan”, dijo. Aunque la mujer se graduó en un instituto alemán, casi no sale de su apartamento porque es demasiado peligroso. “Ya no quiero ser chechena”, dijo.

Según Meduza, al menos la mitad de las jóvenes solteras chechenas de la población alemana tienen suficiente información comprometedora en sus móviles como para ser consideradas culpables de vulnerar el adat:

Relacionarse con hombres de otras nacionalidades, fumar, beber alcohol, ir a fumaderos de narguile o discotecas, o incluso a las piscinas públicas, puede desatar la ira de la comunidad. Una sola fotografía en un chat de WhatsApp puede marginar a una familia entera y el resto de la comunidad se vería obligada a cesar toda comunicación con ella. Como todo el mundo es sospechoso y todos son responsables de los demás, las chicas chechenas dicen que a veces se les acercan extraños por la calle que las reprenden por su aspecto, también por llevar un pintalabios de color brillante. El robo de un teléfono móvil y la posterior publicación de material comprometedor es un golpe duro; la persona deshonrada no tiene a quién recurrir y la persona que publicó las fotos de la víctima no corre ningún riesgo.

Los chechenos entrevistados por Meduza dicen que la conducta esperada es más rígida y estricta entre los emigrantes chechenos en Alemania que en la propia Chechenia. Esta situación se ha descrito como “una competición por la rectitud” entre los chechenos que viven en el extranjero y los que en Chechenia son fieles al líder checheno Ramzan Kadyrov: cada parte quiere demostrar que son mejores chechenos, y las amenazas de violencia contra las mujeres “descarriadas” se consideran “actos de patriotismo”.

Hubo un caso de una joven chechena que fue grabada en vídeo mientras andaba por una calle de Berlín y hablaba con un hombre no checheno. Esa misma noche, algunas decenas de desconocidos chechenos condujeron hasta su casa en el norte de Berlín. El hombre con el que se había estado viendo recibió una brutal paliza; le tiraron casi todos los dientes. La joven logró esconderse.

El 4 de julio, el periódico berlinés Tagesspiegel informó de que otras mujeres y hombres habían sido agredidos por la banda de la sharia en las últimas semanas, y que la Oficina de Investigación Criminal de Berlín ha iniciado ahora una investigación. Un portavoz de la policía dijo que la investigación se está viendo entorpecida por el hecho de que hasta ahora ninguna víctima se ha atrevido públicamente a presentar acusaciones formales contra la banda. Todas las víctimas, al parecer, están asustadas por las represalias.

Según Tagesspiegel, algunos miembros de la banda, que ha crecido hasta casi los cien miembros, están armados y muchos tienen experiencia en el combate adquirida en las guerras chechenas contra Rusia. Los miembros de la banda, que también provienen de Dagestan e Ingushetia, han atacado a musulmanes y también a no musulmanes, incluidos solicitantes de asilo cristianos en los centros de acogida de Berlín.

La banda tiene vínculos con varias mezquitas salafistas de la capital alemana, incluida Fussilet 33, que antes había servido de sede al llamado Califato de Berlín. La mezquita fue clausurada por las autoridades alemanas en febrero de este año, tras enterarse de que Anis Amri, el yihadista tunecino que perpetró el atentado suicida en un mercado navideño en Berlín, se había refugiado allí.

En Alemania viven alrededor de 60,000 chechenos, según las estadísticas oficiales, aunque se cree que la cifra real es mucho más alta. Casi 40,000 chechenos han solicitado asilo en Alemania solamente en los últimos cinco años; muchos han cruzado ilegalmente la frontera desde Polonia.

Un documento interno elaborado por la Oficina Federal de Auditoría (Bundesrechnungshofes) reveló que “la mayoría de las personas no autorizadas en Alemania son ciudadanos rusos de la etnia chechena, de los cuales algunos han sido relacionados con el entorno terrorista islámico”.

La comunidad chechena en Alemania está fundamentalmente establecida en Brandemburgo y Berlín, donde han consolidado una fuerte sociedad paralela. Una trabajadora social entrevistada por Meduza dijo que el principal obstáculo para la integración chechena es su código moral ultraconsevador, el adat:

Han venido a Alemania porque quieren vivir en Alemania, pero siguen intentando convertirla en Chechenia con sus modos medievales. Esta incapacidad y renuencia a integrarse es sumamente frustrante y típica de todos los migrantes, no sólo de los chechenos. La única diferencia es que la mayoría del resto de migrantes vienen del siglo XX, no de los tiempos del feudalismo.

En una entrevista radiofónica de Rundfunk Berlin-Brandenburg, Maciej Falkowski, politólogo polaco especializado en los caucásicos, dijo que muchos miembros jóvenes de la diáspora chechena están abrazando el islam radical:

Los chechenos son un pueblo muy autosuficiente y homogéneo. Resuelven todos sus problemas entre ellos. Es difícil encontrar a un checheno que, por ejemplo, busque la solución en un tribunal alemán. La religión, por supuesto, también desempeña un importante papel en la generación más joven. Además, los chechenos llevan cientos de años sin tener su propio país, y por lo tanto no están familiarizados con nuestro concepto del Estado de derecho (Rechtsstaat). […]

Cada vez más, vemos un conflicto generacional entre los chechenos. Los mayores son bastante escépticos con el salafismo y el islam radical, mientras que los jóvenes lo abrazan. Creen que el salafismo les ofrece las respuestas relacionadas con su identidad. Ahí encuentran a la comunidad y los líderes carismáticos. El salafismo es ahora su corriente dominante”.

Heiko Homburg, funcionario del Ministerio del Interior de Brandemburgo, el estado federal alemán que rodea Berlín, dijo que la mayoría de los extremistas islámicos conocidos son de Chechenia:

Nuestro problema en Brandemburgo es que el Emirato Caucásico [una organización yihadista militante activa en el suroeste de Rusia], con la que muchos chechenos se sienten comprometidos, se ha sometido al Estado Islámico. Por lo tanto, queramos o no, tenemos de facto estructuras del Estado Islámico aquí en Brandemburgo.

Los responsables de seguridad alemanes calculan que entre 1,500 y 2,000 chechenos están luchando en este momento en Irak y Siria. A medida que el Estado Islámico se acerca a su fin, se teme que muchos de esos combatientes viajen a Europa, a través de Ucrania y Polonia con la ayuda de las relaciones paneuropeas de los clanes chechenos.

En Frankfurt (Oder), una ciudad alemana en la frontera con Polonia, la policía está advirtiendo de que la migración chechena es una bomba de tiempo:

Tenemos un grave problema cada vez mayor con los radicales chechenos que están constantemente yendo y viniendo por la frontera germano-polaca. Sus familias están construyendo estructuras que abarcan toda Europa y que están utilizando para financiar al Estado Islámico con los métodos del crimen organizado. Todo el mundo está fijando su atención en los sirios, pero los chechenos son el grupo más peligroso. No estamos prestando suficiente atención a esto.

 

 

*Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org