Enlace Judío México.- Los detectores de metales instalados en la Explanada de las Mezquitas tras el último ataque enfrentan a israelíes y palestinos.

SAL EMERGUI

Las milenarias piedras de la Ciudad Vieja de Jerusalén y los modernos detectores de metales del siglo XXI no sólo forman un interesante contraste sino una explosiva mezcla en uno de los principales símbolos del conflicto israelopalestino. Fe, seguridad, lucha por la soberanía y política forman un cóctel que puede desbordarse en cualquier dirección.

El asesinato de los dos policías israelíes Kamil Shnaan (22) y Haiel Sitawe (30) a manos de tres palestinos del norte de Israel, el pasado viernes en un acceso de la Explanada de las Mezquitas, y la reacción israelí (cierre de 48 horas del santuario y la colocación de detectores de metales en algunas puertas) han disparado la tensión en uno de los puntos de discordia más irresolubles en la mesa de negociación.

Tras la llamada de líderes islámicos, decenas de fieles de musulmanes se enfrentaron ayer a los agentes israelíes en la Puerta de los Leones, saldándose con cinco heridos. En este acceso, muy usado para acceder al lugar de culto, los tres atacantes sorprendieron a los dos policías israelíes drusos que hablaban su mismo idioma, el árabe.

“¡No lo aceptaremos! ¡Moriremos por Al Aqsa!”, gritaron ayer algunos de los manifestantes contra la colocación de dispositivos electrónicos israelíes que, como todo en este conflicto, son vistos de forma muy diferente por unos y otros.Para Israel, los detectores de metales en los accesos son necesarios para evitar la entrada de armas blancas o, como sucedió el viernes, pistolas y rifles. E indica que “permite la libertad de culto para todos en Jerusalén e incluso sus agentes que protegen a judíos, musulmanes y cristianos lo pagan con sus vidas”.

Para los palestinos, y sobre todo los líderes islámicos que rigen la Explanada de las Mezquitas, se trata de “un intento de cambiar el statu quo”. El director de la mezquita Al Aqsa, Omar Kiswani lo llama “humillación y ofensa del ocupante” en alusión a que Israel ocupó la zona oriental de Jerusalén en la Guerra del 67. Sus protestas se traducen en negarse a entrar por los arcos instalados por los agentes del distrito de Jerusalén que ha sido ampliamente reforzado este fin de semana.

“Si se siguen imponiendo los detectores de metales, hacemos un llamamiento a las personas para que recen frente a las puertas de la mezquita y en las calles de Jerusalén”, señaló el Wakf musulmán que rige la Explanada de las Mezquitas.

Más allá de la apasionada disputa en torno al tercer lugar más sagrado para los musulmanes (Noble Santuario) y el primero para los judíos (Monte del Templo), es la lucha por la soberanía y el control que enfrenta a dos narrativas que difícilmente pueden conciliarse. Haram Al Sharif o Har Bayit.

 

 

Fuente:elmundo.es