Enlace Judío México – El líder de la rama norte del Movimiento Islámico, cuyo grito de guerra es ‘Al-Aqsa está en peligro’, es el verdadero responsable de la actual oleada de violencia.

MOSHÉ ARENS

Si hay un solo individuo responsable de la agitación, los disturbios y los asesinatos en las últimas dos semanas, es Raed Salah, el líder de la rama norte del Movimiento Islámico. Aunque el movimiento ha sido ilegalizado, continúa sus actividades de incitación. Su grito de guerra es “¡Al-Aqsa está en peligro!” Año tras año hace este llamado en reuniones de masas en Umm al-Fahm, a las que asisten miles. Pero el llamamiento es escuchado mucho más allá de los límites de Umm al-Fahm – entre los ciudadanos árabes de Israel, los palestinos en Judea, Samaria y Gaza, y en todo el mundo islámico. Mediante la repetición constante, esta falsedad ha llegado a creerse más y más, despertando el sentimiento de que algo debe hacerse para rescatar este lugar sagrado musulmán antes de que Israel lo destruya.

Tres miembros del clan Jabarin de Umm al-Fahm fueron obviamente inspirados por su mensaje para llevar a cabo el asesinato de dos policías israelíes que vigilaban la zona del Monte del Templo. Estaban dispuestos a contaminar la mezquita de Al-Aqsa e introducir al recinto las armas que utilizaron para cometer el crimen. Para aquellos que creen la mentira de Raed Salah, esa profanación es evidentemente perdonada. Los representantes del Waqf encargados de custodiar este santuario no lograron impedir el ingreso de armas a la mezquita. En lugar de consultar a la policía israelí sobre la mejor manera de evitar que se repita un incidente de este tipo, gritan sobre las medidas de seguridad que la policía instaló en la entrada al Monte del Templo. Ese grito resuena en gran parte del mundo islámico.

El apoyo a Raed Salah vino de aquellos que realmente creen en la falsedad que difunde, de aquellos que saben que sus palabras son falsas, pero sienten que no tienen otra opción que unirse a las filas de los manifestantes y de aquellos que aprovechan cualquier oportunidad de arremeter contra Israel. Entre estos últimos está Jamal Zahalka, diputado árabe israelí, que admite no ser un musulmán devoto que no se unió a las oraciones en masa, y sabe muy bien que la mezquita de Al-Aqsa no corre peligro, pero llega al Monte del Templo para ver si puede aportar su granito de arena para encender un poco más la violencia.

Millones de musulmanes en todo el mundo saben que la mezquita de Al-Aqsa no está en peligro y que probablemente está más segura bajo el control israelí. Sin duda, los ciudadanos musulmanes de Israel saben esto demasiado bien. Pero, ¿quién está dispuesto a hablar? La incitación continuará y se seguirá derramando sangre inocente hasta que musulmanes valientes estén dispuestos a refutar las mentiras de Raed Salah.

Aunque los portavoces musulmanes no lo admitan, deben estar agradecidos por el desempeño del comandante de la policía del distrito de Jerusalén Yoram Halevy y los hombres y mujeres bajo su mando ante la explosiva situación en Jerusalén el viernes pasado. Muchas vidas fueron salvadas ese día.

En cuanto a los detectores de metales que se instalaron en la entrada al Monte del Templo, está claro que a pesar de las protestas del Mufti de Jerusalén y los que siguen sus órdenes, esas medidas no son el verdadero problema. No cambiaron el status quo más que el uso de métodos modernos de detección en cualquier otro lugar. Esas medidas se aplican en lugares que podrían estar amenazados por terroristas. Pero, ¿quién tiene el valor de decirlo? ¿Y quién en el mundo musulmán ha sugerido métodos alternativos de inspección? Es poco probable que Raed Salah y sus seguidores cesen su incitación incluso tras la ilegalización de su movimiento.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico