Enlace Judío México.- Los servicios de seguridad harán cualquier cosa para impedir otra intifada, incluso apuntalar a Mahmud Abás.

DANIEL PIPES

El partido Fatah del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, anunció el sábado que “ha comenzado efectivamente la campaña por Jerusalén, y no se detendrá hasta una victoria palestina y la liberación de los sitios santos de la ocupación israelí.” Fatah demandó la remoción de detectores de metales y otros dispositivos de seguridad de la entrada de la Mezquita Aqsa en el Monte del Templo. Una semana antes dos policías israelíes fueron asesinados por terroristas que habían escondido sus armas dentro de la mezquita.

La declaración de Fatah fue ilógica e hipócrita. Muchas mezquitas en países de mayoría musulmana usan la misma tecnología de seguridad para proteger a feligreses, turistas y policía. Pero Abás se las arregló para obligar al gobierno israelí a quitarlas. Lo hizo desviando la atención de los asesinatos de los policías y avivando el temor a una conflagración religiosa con vastas repercusiones.

La crisis del Monte del Templo destaca con claridad excepcional tres factores que explican por qué un firme 80% de los palestinos cree que pueden eliminar al estado judío: doctrina islámica, socorro internacional y timidez israelí.

El Islam lleva con él la expectativa que cualquier tierra una vez bajo control musulmán es una dote que debe regresar inevitablemente al control musulmán. La idea tiene fuerza vinculante: piensen en el sueño de Osama bin Laden de revivir Andalucía y en las esperanzas del presidente turco Recep Tayyip Erdogan de recuperar la influencia sobre los Balcanes. Los palestinos informan constantemente su creencia de que el estado de Israel colapsará al cabo de algunas décadas.

Un enfrentamiento por el Monte del Templo únicamente excita esta expectativa porque llega mucho más allá de la población local para levantar las pasiones de muchos de los 1,600 millones de musulmanes del mundo. Los líderes e instituciones musulmanes más prominentes apoyaron abrumadoramente la posición de Fatah sobre las disposiciones de seguridad en el Monte del Templo. Las voces islámicas fuera del consenso pro-palestino son raras. Los palestinos se regocijan en su rol como la punta de una enorme lanza.

Las ilusiones de poder de los palestinos gozan de considerable apoyo internacional. La Agencia Educativa, Científica y Cultural de ONU (UNESCO) aprueba rutinariamente resoluciones críticas dirigidas a Israel. La Universidad de Columbia alberga algo llamado el Centro para Estudios Palestinos. Empresas importantes tales como Google y organizaciones noticiosas como la British Broadcasting Corp. fingen que hay un país llamado Palestina. La ayuda extranjera ha creado una pseudo economía palestina que en el 2016 gozó de una fenomenal tasa de crecimiento del 4.1%.

En la crisis del Monte del Templo, el gobierno de Estados Unidos, los europeos y prácticamente todos los demás se alinearon para apoyar la demanda por la eliminación de los detectores de metales, junto con las cámaras de alta tecnología o cualquier otro dispositivo para impedir ataques yihadistas. El Cuarteto sobre el Medio Oriente dio la bienvenida a “las garantías por parte del Primer Ministro de Israel que será sostenido y respetado el status quo en los sitios santos en Jerusalén.” Con este tipo de apoyo casi unánime, los palestinos se sienten más fuertes que el Estado judío.

Los servicios de seguridad de Israel evitan tímidamente tomar medidas que podrían enojar a los palestinos. Este enfoque blando es resultado no del idealismo ingenuo sino de una visión excesivamente negativa de los palestinos como alborotadores irreformables. En consecuencia, la policía, agencias de inteligencia y ejército aceptan casi cualquier cosa que asegure la calma mientras rechazan cualquier iniciativa para privar a los palestinos de fondos, castigarlos más severamente o infringir sus muchas prerrogativas.

El establishment de la seguridad israelí sabe que la Autoridad Palestina continuará incitando y aprobando el asesinato aun cuando busca deslegitimar y aislar al Estado de Israel. Pero esos servicios de seguridad prefieren enfáticamente vivir con tales desafíos que castigar al Sr. Abbas, reducir su reputación y arriesgarse a otra intifada. El colapso de la Autoridad Palestina y un retorno al control directo israelí es la pesadilla de los servicios de seguridad. Abás sabe esto, y el fiasco de esta semana demuestra que él no teme explotar los temores israelíes para promover su sueño de envilecer y finalmente eliminar al Estado judío.

 

*Daniel Pipes es presidente del Middle East Fórum.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México