Se reedita en español la biografía de la periodista praguense Milena Jesenská, víctima del Holocausto en Ravensbruck.

P HUERGO CASO / ENLACE  JUDÍO

Milena Jesenská, como un imán de desgracias y sinsabores,  suma a su azarosa vida  haberse visto  convertida en una especie de escarabajo patas arriba;  incapacitada  por difunta (y olvidada)  para regresar a  la posición que le corresponde  -periodista e intelectual –   es como si hubiera quedado para los restos -y para las restas-  atrapada en la maldita circunstancia cultural y  morbosa de haber sido una presunta amante de F. Kafka .   Como si por ella misma  careciera de valor intrínseco o como si no hubiera sido sino una gusana de seda con anhelos de mariposa,   sin alas  en el  lager de Ravensbruck.

Quizá por tanto como esto ,  Tusquet  -editorial siempre  atenta a vender  por conocimiento de demandas-  reedita  la biografía que de ella  escribió,  en 1963, publicada en español en 1967, por  Margaret Buber Neumann, su gran amiga y compañera en el campo de concentración, que ante la muerte de Milena prometió que si ella salía viva de allí escribiría la historia de su vida.

Margaret Buber Neumann tenía muchas cosas en común con Milena : ambas fueron mujeres judías criadas en la burguesía  del universo de lengua alemana anterior a la La Gran Guerra; ambas fueron periodistas que en un principio abrazaron la causa comunista para luego salir de allí despavoridas; ambas fueron parejas de hombres a los que la vida les arrancó de sus corazones cuando no tocaba -el de  Margaret, H. Neumann fue ejecutado en 1937 en la UNión Soviética sin juicio previo;  ambas, finalmente, tuvieron que sufrir el confinamiento y tortura nazis. Sólo hay una notable diferencia: Margaret vivió para contarlo.

 

Cuando el 3 de junio Kafka deja este mundo , Milena escribió en un periódico :

“tímido, retraído, suave y amable, visionario, demasiado sabio para vivir, demasiado débil para luchar, de los que se someten al vencedor y acaban por avergonzarlo”.

Tras el obligado adios a su querido Kafka, ella, con 34 años de edad, se dedica con aprovechamiento a su  carrera periodística, que  creció notablemente. Además editó la revista cultural Presencia (Přítomnost) que la encumbra como una de las voces más originales del activismo feminista de su época. Casada de nuevo con un intelectual comunista -de quien tuvo una hija, Jana- ambos abandonan el socialismo tras conocer los crímenes del mundo stalinista, ambos se abandonan a  sí mismos divorciándose -en realidad es él quien la abandona por una lituana-  y Milena, por último,  se abandona, sin remedio, al consumo de  morfina.  Por si fuera poco, tiene que caminar por las calles de Praga con la estrella amarilla que la cataloga como judía. Fue detenida por la Gestapo en 1939, internada en Ravensbruck, donde ejerce como animosa enfermera y siempre presta  psicóloga, pero por dentro se consume por una liberación que no se consuma,  contrae una fatídica infección renal y poco antes de poder haber recobrado su libertad de ser humano,  fallece allí.

Sólo habían sobrevivido, de 5000 mujeres que eran, 25.

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