Enlace Judío México – Una de las preguntas más importantes que se han hecho sobre judaísmo a lo largo de los siglos es ¿por qué se le llama al pueblo judío “el pueblo elegido”? Esta pregunta ha despertado a lo largo de los siglos numerosas expresiones de todo tipo, tanto de rechazo como de aceptación. Sin embargo, en momentos de guerra y persecución ha sido una pregunta que impulsa a las personas luchar por su vida y lograr lo que consideraban imposible. Mientras que en momentos de paz a llevado a la cohesión comunitaria y la armonía, es uno de los principios básicos del judaísmo y al mismo tiempo uno de los más rechazados por culturas externas. Finalmente ¿qué quiere decir “elegido”?, ¿para qué fuimos “escogidos”? y ¿cuál es el origen del término y la idea? Un grupo de rabinos dirigidos por Rab. Simcha Backman nos dan las siguientes respuestas:

1) Origen del término, ¿qué quiere decir “elegido”?:

El origen del término es bíblico, la Torá (el Pentateuco) en todo momento llama de esta forma al pueblo de Israel y la historia que narra es la historia de cómo esta nación llegó a ser elegida. Sin embargo, desde siempre el ser elegido, en la Torá se empieza por escoger. Antes de que D-os nos escogiera, nosotros lo escogimos a Él.

Según nos cuenta el Génesis hubo un tiempo en que nadie en el mundo estaba dispuesto a reconocer a D-os como su Creador y mucho menos, dispuestos a obedecer sus mandatos. Finalmente es mucho más sencillo vivir de acuerdo al deseo propio, que en estricta obediencia divina.

Entonces un día, un hombre decidió reconocerlo y decidió enseñarle a los demás sobre Su existencia. Y más importante que nada, decidió obedecer Sus mandatos, sin importar cuales fueran.

D-os fue recíproco con él e hizo un pacto eterno con este hombre y sus futuros descendientes, sin importar quienes fueran y de dónde vinieran. La futura familia sería eternamente responsable de reconocer a D-os y obedecer Su voluntad y a cambio Él los reconocería eternamente y mantendría una cercanía especial con ellos.

Ser elegido significa que D-os será siempre el factor que guía tus decisiones. Tu vida se dirige hacia Él y acciones son hechas para servirlo.

Ese hombre era Abraham y sus descendientes son conocidos hoy en día como el pueblo judío.

2) Elegido… ¿Para qué?

La única labor y objetivo del judío en este mundo es traer a D-os a este mundo y acercar al mundo entero a D-os. Isaías le llama “ser una luz entre las naciones.” Mientras que la Torá se refiere a ellos como “una nación sagrada… una nación de sacerdotes” (Éxodo 19: 3-6). Finalmente, la labor del sacerdote es ser un canal entre D-os y el pueblo, la labor del pueblo judío es ser un canal entre D-os y el mundo.

Sin embargo, el judío escoge desempeñar o no ese papel. Escoge seguir o no, obedecer o no, los mandatos divinos. Ya que la única forma de traer a D-os a este mundo es obedeciéndolo, construyendo con las bases que Él nos dio, con el plano que Él pintó y reveló en el Sinaí; los cuales son la Torá y las mitzvot (mandatos). Juntas te ayudan y te obligan a darle a tu vida un sentido eterno y trascendente; a dirigir tu vida a D-os.

Mientras que el resto de los pueblos decide comer a voluntad propia, y decide comer de todos los animales de la tierra, el judío escoge comer como D-os le ordena, únicamente de los alimentos aceptados por la Torá; ése es el origen de la comida kosher. Mientras que el resto de los pueblos decide organizar el tiempo a su conveniencia, trabajar cualquier día de la semana, el judío escoge abstenerse del trabajo el Sábado, ya que éste fue el día en que D-os descansó.

Y así sucesivamente con cada aspecto de su vida, el judío escoge limitar su libertad para darle sentido y crecimiento a sus acciones; para encontrar a D-os en cada una de ellas, llenarse de luz y bajar al mundo Su bondad. El judío escoge que cada momento de su vida sea una oportunidad de crecimiento y felicidad y busca irradiar esa luz.

3) ¿Por qué esta creencia no es racista ni arrogante?

No puede ser racista porque el pueblo judío jamás se ha considerado a sí mismo una “raza.” El ser judío no depende de una descendencia genética, inalterable, ni de un precepto que se hereda por la sangre. Es una descendencia moral e histórica, a la cual, quienquiera que esté dispuesto a aceptarla como suya e integrarla a su vida es invitado a convertirse y formar parte del mismo pueblo, cosa que no sucedería si el ser judío dependiera de una raza. La prueba más fidedigna e irrebatible de que el judaísmo no es racista es que las conversiones han existido como práctica y principio desde sus inicios y continúan hasta la fecha.

En cuanto arrogante o elitista, depende como se observe la idea de “pueblo elegido.” Como se mencionó antes, lo que distingue al pueblo judío del resto de los pueblos es que toma sobre sí la labor de servir a D-os a través de la Torá. La cercanía con su Creador, lejos de promover la arrogancia promueve la humildad.

Entre más cerca está la persona de D-os, más se aviva la sensación de insignificancia propia y por ende más se aviva su humildad. D-os es un ser infinito, cuando una persona tiene conciencia del tamaño de esa grandeza y de esa infinitud, su ego se revienta. Lo mismo sucede cada vez que dirige a D-os sus acciones y sus logros. El judío que acepta la Torá de corazón, por necesidad será humilde, porque observa su labor y sus logros como un servicio a D-os, dado por Él y guiado por Él. No como logros que únicamente dependen de sus propios designios.

Además, el judaísmo respeta otras tradiciones y culturas. No es proselitista, acepta a quien desea integrarse a su pueblo, pero sabe que no todos quieren ser parte de él, no todo el mundo quiere ser “escogido” y por ello, no todos están forzados a serlo. Reconoce que cada ser humano tiene una labor particular, creció en un contexto determinado para aprender de él y mejorar su entorno. No tiene por qué verse forzado a aceptar un compromiso que no quiere aceptar.

Fuente: Ask Moses.org y chabad.org