MÓNICA SETIÉN

Los atentados perpetrados en Barcelona la semana pasada han vuelto a poner sobre la mesa el espinoso tema de cómo explicar a los pequeños estos sucesos. En el mundo en el que vivimos es muy dificil sustraer a los niños de las imágenes de televisión y de las conversaciones adultas, y, a determinadas edades, se les puede asustar de más e incluso generarles dudas sobre los hechos.

Para saber cómo gestionar esta situación los psicólogos Ángel Terrón y Alberto Jiménez explican la actitud a tomar: «Aunque lo mejor sería que los menores de doce años no vieran imágenes de estos desastres, es importante no dejar a los niños fuera de la actualidad. Ellos se enteran de todo porque estos acontecimientos están en las conversaciones o en la televisión… la cuestión es cómo se les plantea». Jiménez explica que «los niños, sobre todo los más pequeños, necesitan entender todo desde polos opuestos: o es bueno o es malo. En el caso de los atentados terroristas hay que contarles que lo que ha pasado ha estado provocado por los malos, pero, inmediatamente aclararles que los policías (encarnación del bien) actuaron rápidamente y detuvieron a los que habían matado a la gente».

Por su parte, Terrón apostilla que lo más importante es transmitir un mensaje de tranquilidad, ya que «si han visto algo puede llegar a provocarles miedo. Hay que dejarles claro que son hechos aislados y que es difícil que se vuelvan a repetir, aunque en un futuro tengamos que retractarnos de estas palabras. En un primer momento es mejor quitarles el miedo».

Ambos psicólogos recalcan la necesidad de que los adultos controlen y midan mucho lo que se habla delante de ellos. Sobre todo los posibles comentarios negativos sobre el Islam y los musulmanes: «La vuelta al colegio está muy cerca y muchos de estos niños tienen en su clase compañeros que practican esta religión. Un comentario mal entendido puede dar lugar a episodios de racismo en la escuela o miedo hacia sus propios camaradas».

«Una vez hablado el tema hay que dejar que los niños pregunten todo lo que quieran. Que saquen todas las dudas que tengan y que no se queden con ningún resquicio, la imaginación puede ser muy traicionera en lo niños y, a la larga una duda mal resuelta les puede generar inquietud».

Finalmente los expertos recuerdan que estas conversaciones son un buen momento transmitir valores y para incidir sobre la necesidad de paz.

Fuente: ABC