Enlace Judío México – Isaac Bashevis Singer, Premio Nobel 1978, esté donde esté- imaginamos que en el cielo, cuenta historias a pequeños ángeles con ganas “de divertirse de lo lindo”- de estar con vida, agradecería a Mónica Unikel, su apoyo para con “Mazel y Shlimazel o la leche de la leona”, uno de sus más logrados cuentos, puesto en escena en el Templo de Justo Sierra, convertido en centro de cultura judía, tanto para los nacidos judíos, como para los interesados en el judaísmo rico en costumbres, tradiciones y grandes artistas, en este caso, de la literatura judía, y en específico, para el “público niño” independiente de su edad y de su experiencia lectora. O dramática…

BECKY RUBINSTEIN F.

Dramática: porque “Mazel y Shlimazel o la leche de la leona”, de la pluma del connotado Bashevis, se dramatizó gracias a tres talentos: dos actrices y un músico de indudable calidad y entrega a su oficio. Mencionamos a la actual becaria del FONCA-Creadores Escénicos 2017, Lucía Zapien, nacida en Guadalajara, Jalisco, egresada de la Licenciatura en Actuación, de la Escuela Nacional de Arte Teatral, INBA, (generación 2003-2008). Partícipe de talleres y con experiencia en teatro y títeres, cuenta con las suficientes tablas para brillar en “Mazel y Shlimazel…” -un cuento de hadas judío con un rey, una princesa, un joven maltrecho por la vida y un malvado, con final feliz gracias a Mazel, espíritu de la buena suerte -proyecto Cuentacuento Multidisciplinario, una especie de teatro de sombras en blanco y negro. Un verdadero arte… La “segunda de a bordo” es Maurel Abigail Jottar Sanabria, licenciada en actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral y fundadora de Aledi Amaranto, donde fusiona el teatro con el arte de las ventas, protagonista de “Noche de Epifanía” y becaria del FONCA por “La tercera ley”, proyecto multidisciplinario bajo la dirección de Jesús Díaz. Con destreza y como los grandes, con sus compañeros de escena, llevó a buen puerto el cuento de Bashevis en papeles diversos modulando la voz, entrenando el cuerpo formando una mancuerna, diríamos asertiva, con Lucía, y obviamente, con el músico “Klezmer”, diestro clarinetista de melodías judías de los Shtetlaj, de las aldeas judías, y por qué no, de obras de su cosecha. Se llama Pablo Ramírez y no es menos talentoso que sus compañeras.

Pablo inicia su carrera en El Programa de Orquestas y Coros Juveniles a los trece años y de la mano del maestro Luis H. Ramos. Formó parte del Cuarteto Alphax, del Cuarteto de Clarinetes Baermann, del Kalispherion, de El Quinto Elemento, de El Trío Menage, así como de la Orquesta de Cámara de la Escuela Superior de Música. Participó en el Globe Festival de Londres con la Compañía Nacional de Teatro en 2012, y en 2014, en el Festival de la Ciudad de México con la Ópera Apoidea para el público infantil y… de vuelta a la Compañía de Teatro con el montaje de “Enrique IV”. Y de ahí a Bashevis Singer…

No queda más que felicitar a los artistas de la magnífica puesta en escena de un texto clásico, trasladado del idish al inglés, y del inglés al castellano, gracias a Becky Rubinstein, entusiasta traductora de una de tantas obras maestras para niños y jóvenes del inolvidable Isaac Bashevis Singer.

P.D. Los artistas mueren de ganas de ser invitados a escuelas y a instituciones de arte y cultura de toda índole. Basta llamar a su puerta.