Enlace Judío México – El rabino Abraham Tobal, de la Comunidad Monte Sinaí, nos da su reflexión sobre lo que considera es lo realmente importante en Rosh Hashaná, más allá de las tradiciones rituales.

“Cada que llega Rosh Hashaná me impacta lo rápido que transcurre la vida. Pero ese mismo impacto es la principal reflexión que tenemos que hacer, porque la vida se va en un abrir y cerrar de ojos del que no nos damos cuenta.

Aquí tenemos que aplicar la esencia, que es la razón por la cual Dios nos lo da, para detenernos un poquito, hacer un break, y pensar si estamos dándole un sentido a nuestra vida y cumpliendo nuestra misión.

Todos sabemos que no fuimos creados para un círculo vicioso sin sentido. Debemos de hacer conciencia de qué estoy haciendo y si realmente estoy cumpliendo mi misión. Estos días son para reflexionar, para mejorar. Pero quiero hacer énfasis en un detalle muy importante.

Tenemos tendencia a lo práctico y tangible. Hay diferentes costumbres en Rosh Hashaná. Se rezan las selichot o se toca el shofar, se va al templo, se reza, etc. Esto es correcto, pero no va por ahí.

Nos enfocamos al momento y a cumplir con unos detalles. El llamado es a un cambio en hábitos y en nuestra esencia.

No se trata de las tradiciones, que a final de cuentas es una rutina que se repite. No es algo superficial de hacer ciertas acciones en estos días. Es hacer una introspección profunda en nuestro comportamiento, conducta, forma de vivir y enfoque.

Sobre todo hoy en la modernidad tenemos tantas cosas para darnos cuenta y cambiar, ahora que se ha perdido el sentido de la familia y estamos conectados a los aparatos.

Pero de repente nos llega el break: los días de Kippur, donde se ayuna, se reza y se comporta uno mejor.

Se necesita un cambio mucho más profundo. No es una aspirina para resolver un dolor de cabeza. Es un antibiótico. Es corregir en esencia y superarnos en nuestra calidad de vida y humana.

Acabo de publicar un artículo donde trato una comparación del cuidado de la salud al cuidado del espíritu. En cualquier herida o daño corporal, nos hacemos un chequeo, nos enfocamos en lo preventivo y cuando ya está la enfermedad la atacamos.

Si el cuerpo que es algo pasajero, lo atendemos tanto y con justa razón cuidamos nuestra salud, también debemos de enfocarnos en la salud de nuestra alma pero enfocándonos a lo más profundo: a corregir lo de raíz, y no solo los síntomas (lo rutinario, la tradición).

Esa es mi principal reflexión. En estos días también es mi cumpleaños, y siempre veo cómo ya pasó otro Rosh Hashaná y otro año de mi vida. Es algo que me estremece. Cómo se va la vida y decir ¿qué estoy haciendo? ¿Qué cambie? ¿Qué mejore?

Ayunar y tocar el shofar no cambia mi persona. Enfoquémonos a la raíz de las cosas para mejorar aunque sea un poco, ir progresivamente cambiando nuestra persona y hábitos. Y así sí decir: “Pasó un año más, pero estoy mejor que el pasado”.

Con el tiempo vamos convirtiéndonos en otra persona y superándonos de forma verdadera.

Este año vamos a enfocarnos a no nomás una tradición pasajera de estos días, sino a algo que de verdad cambie nuestra esencia y nos transforme en mejores personas.

D-os nos abre las puertas, y como dicen: “Ayúdate para que D-os te ayude”. Si damos un primer paso y tenemos una pequeña mejoría, D-os nos va a facilitar las cosas para poder superarnos más.

Por ello las iniciales de este mes: Ani LeDodi veDodi Li (Elul). Yo voy al encuentro de mi querido, o sea D-os, y Él viene a mi encuentro.

Para eso demos ese paso en lo profundo que nos de gran satisfacción y que nos traerá más bendiciones porque D-os salvó nuestra buena voluntad de dar ese primer paso.

Que tengan todos un Shaná Tová. Cuando pedimos que seamos inscritos en el libro de la vida, es pedirle crédito a D-os para seguir cumpliendo nuestra misión aplicándolo de la forma correcta.”