Enlace Judío México.-Europa, tambaleando por olas sucesivas de refugiados y migrantes, necesita en forma desesperada el fin de la guerra civil siria, la cual por primera vez parece en la lontananza. Pero la paz surgente sólo incrementará la emigración.

TENIENTE CORONEL (RES.) DR. MORDECHAI KEDAR

Engañado por la cortina de humo de la guerra contra el ISIS, el mundo no logró advertir que Teherán estaba capturando considerables partes de Siria, particularmente en los escasamente poblados centro y este del país. La captura iraní está siendo implementada por medio de milicias chiíes, iraquíes, afganas e iraníes, pero principalmente por el Hezbolá libanés. A ese grupo se le ha dado vía libre para hacer lo que sea que le plazca a su líder, Hassan Nasrallah, en el occidente de Siria, la parte más fértil del país y hogar de la mayoría de la población.

A medida que ISIS y el resto de los rebeldes se debilitan, Bashar Assad está ganando fuerza. La brutalidad de la intervención rusa y la crueldad de las milicias chiíes han superado a sus oponentes. La marea volvió en el 2015 cuando los rusos obligaron a Ankara a dejar de apoyar a los rebeldes y al ISIS; y si bien Erdoğan no tuvo más opción que acompañar a los rusos, el alautia Assad todavía lo ve – justificadamente – como un enemigo islámico.

Los kurdos que viven en el noreste de Siria nunca más aceptarán estar a merced de los árabes, habiendo vivido como ciudadanos de grado D hasta el 2011. De ahí que pueda asumirse razonablemente que, aun si Siria sigue siendo un país bajo el control de Assad, los kurdos mantendrán autónomo su enclave en una gran medida, o serán forzados a combatir al régimen por sus derechos. El problema más grande de una Siria unida, sin embargo, será el cambio demográfico drástico que experimentará.

Cerca de la mitad de los ciudadanos de Siria – aproximadamente diez millones de personas – se han convertido en refugiados. Aproximadamente la mitad de ellos están dentro de Siria y la mitad afuera. Aquellos en el exterior están en Jordania, Turquía, Líbano, otros países árabes, Europa, América del Norte y Sur, Australia, e incluso Israel.

Hablando generalmente, todos los refugiados sirios que han alcanzado países fuera del mundo árabe permanecerán allí para bien, porque la vida en esos países es ordenada y segura. Los refugiados en Jordania, Líbano y Turquía, sin embargo – todos juntos unos 3.5 millones de sirios – están esperando que termine la guerra para que ellos puedan regresar a casa.

El genio demográfico, estilo sirio

Sin embargo la realidad en Siria está cambiando completamente, y es difícil prever un retorno masivo de refugiados sirios desde esos países. Hay dos razones principales para esto. Primero, durante los seis años de la guerra salvaje y empapada en sangre, grandes partes de las ciudades sirias han sido reducidas a escombros por bombardeo aéreo, bombas barril desde helicópteros, bombardeos de artillería y tanques, y dispositivos explosivos y minas. Uno debe tener en cuenta que el combate fue librado principalmente en las áreas construidas. En la mayoría de las ciudades y pueblos sirios, la infraestructura de electricidad, aguas residuales y comunicaciones ha sido destruida parcial o completamente. Cientos de miles de edificios ya no son más adecuados para la habitación humana. Vecindarios enteros en Homs, Hama, Alepo, Idlib, y muchas otras ciudades requieren arrasamiento y reconstrucción. Harán falta decenas de años y muchos billones de dólares para rehabilitar el país, y uno difícilmente puede ver a las naciones del mundo paradas en fila para contribuir con fondos. Los refugiados no aceptarán intercambiar la tienda en Jordania por una ruina sin ninguna infraestructura en la Siria devastada.

Pero hay otra razón por la cual los refugiados no retornarán: el temor de los refugiados suníes a los nuevos señores del país, los chiíes. Por un tiempo considerable, Irán ha estado transfiriendo ciudadanos chiíes de Irak, Irán y Afganistán a Siria. Su intención clara es cambiar decisivamente la composición demográfica así tendrá una mayoría chií en lugar de la mayoría suní que tuvo hasta que estalló la guerra civil en el 2011. Esto es indudablemente así porque los gobernantes alauitas de Siria saben que la mayoría suní los ve como herejes e idólatras que no tienen ningún derecho a vivir en, por no hablar de a gobernar, el país.

Los suníes se han rebelado dos veces contra su gobierno. La primera vez fue de 1976 a 1982, y esa rebelión costó las vidas de unos 50,000 civiles. La segunda es la rebelión actual, la cual hasta ahora ha costado las vidas de unos quinientos mil hombres, mujeres y niños. Los alauitas quieren prevenir un tercer levantamiento, y la forma segura de hacerlo es alterar la composición de la población de una mayoría suní a una chií. Por lo tanto, ellos no permitirán a los suníes retornar a sus casas. En su lugar, ellos harán refugiados permanentes que temen regresar a un país que ha sido capturado por sus enemigos.

Esta limpieza étnica promueve el sueño de los ayatolas de crear un corredor chií desde Irán a través de Irak y Siria a Líbano y el Mar Mediterráneo. Este corredor rodeará el Mashreq árabe (oriental) desde el norte, y la guerra en Yemen está destinada a crear un corredor complementario desde el sur. Entre los corredores serán entrampados los dos reinos, Arabia Saudita y Jordania, hasta que finalmente caigan en las manos de los chiíes junto con Israel, el “Pequeño Satán.” Europa y Estados Unidos no harán nada porque ¿a quién le importan musulmanes combatiendo a musulmanes?

La mayoría chií que surgirá en Siria también se ajustará a los propósitos del Hezbolá libanés, para el cual estos chiíes serán socios naturales. Los vínculos cálidos entre la Siria chií y Líbano podrían llevar a algún tipo de unión federativa entre los dos, marginalizando así a las comunidades cristianas de Líbano y “persuadiéndolas” de escapar a otros países y dejar Líbano a sus propietarios chiíes. Esa es la razón real para el entusiasmo de Nasrallah por la guerra en suelo sirio, y es también la razón por la cual los opositores de Hezbolá objetan su participación allí.

El problema de los refugiados sólo empeorará

La nueva situación demográfica en Siria convencerá a los refugiados suníes que ellos ya no tienen nada adonde retornar. Ellos por lo tanto harán todo lo que puedan para mudarse de Jordania, Líbano y Turquía a cualquier país en el mundo que acceda a aceptarlos, preferentemente en Europa o América del Norte. Esto puede bien llevar a un proceso opuesto al esperado que resulte de la “paz” siria: en lugar de un retorno de refugiados, habrá probablemente una huida en masa de más refugiados y ciudadanos suníes.

Junto con el problema de los refugiados plagando al mundo por algún tiempo, los países que absorben a los refugiados probablemente verán una intensificación del terrorismo islámico por un número de razones.

Primera, ex combatientes del ISIS y otros grupos rebeldes, todos ellos suníes, se unirán a la ola migratoria. Traerán con ellos gran rabia y odio incendiario hacia los estados occidentales que tomaron parte en la coalición anti-ISIS o que se encontraban allí y no ayudaron a los rebeldes. Algunos de estos combatientes continuarán su yihad en suelo europeo y norteamericano con armas, explosivos, y atropellos vehiculares.

Además, algunos de los refugiados no encontrarán trabajo en los países a los cuales han migrado y vivirán en los márgenes económicos y sociales. Ellos se volverán parte de los vecindarios islámicos pobres, muchos de los cuales han existido en las ciudades europeas occidentales durante años con la policía local temerosa de ingresar en ellos. La pobreza y vida en los márgenes convierte a algunos musulmanes jóvenes en presa fácil para los reclutadores terroristas, quienes agitan el impulso por la yihad en ellos describiendo a la sociedad de acogida como podrida en su núcleo y superada por la promiscuidad, prostitución, alcohol, drogas, materialismo, y corrupción. Esas sociedades, argumentan los reclutadores, usan a los inmigrantes como esclavos para fábricas, garages, negocios, y profesiones de servicio humillantes y degradantes mientras los nativos son abogados, contadores, empresarios, y propietarios de casas y departamentos explotadores. El reclutamiento de gente joven musulmana, particularmente los que han aprendido en escuelas públicas que “todos son iguales,” es sólo cuestión de tiempo.

Los países que absorben refugiados sufrirán un aumento concomitante en crímenes: violencia en el ámbito público, acoso y ataques sexuales, robos, robos de coches, consumo de drogas y alcohol, y trabajo no oficial y no gravado. Esto será en adición a la construcción ilegal, junto con un crecimiento en el gasto público en servicios sociales para inmigrantes relativo a hijos, desempleo, vejez y salud. Ya hoy, la tasa de inmigrantes de primera y segunda generación en las prisiones de Europa occidental es sustancialmente más elevada que su tasa en la población general.

La intensificación de los problemas económicos, sociales y de seguridad en Europa y América del Norte resultantes de la creciente inmigración aumentará más el ascenso de la derecha y la extrema derecha, lo cual a su vez exacerbará las tensiones sociales y políticas del Occidente. Los miembros del parlamento cuyo único deseo es ser reelecto sintonizarán su actividad parlamentaria – y particularmente las leyes que promueven – con las expectativas de los distritos electorales que se están volviendo musulmanes, sacrificando los intereses de su pueblo en el altar de sus carreras políticas. Muchos europeos que están conscientes de la traición de sus políticos perderán la esperanza y emigrarán de países que están en decadencia social y económica, y esta huida acelerará más la transformación de Europa en otra región islámica.

Así, sin que el mundo comprenda lo que está sucediendo, los acuerdos que Rusia e Irán están imponiendo ahora en Siria provocarán una reacción en cadena conllevando una afluencia más grande de refugiados y la caída irreversible de Europa. El Océano Atlántico no es lo suficientemente ancho como para proteger a América del Norte de esta calamidad. Así los ayatolas de Irán planean destruir al Occidente infiel, permisivo, borracho y materialista: desterrando a millones adicionales de sirios desdichados a las tierras de la herejía, la némesis de los ayatolas. En el suelo de Siria, Teherán ha derrotado tanto a Europa como a Estados Unidos.

El Dr. Mordechai Kedar es un asociado principal en investigación en el Begin-Sadat Center for Strategic Studies. Él se desempeñó por 25 años en la inteligencia militar de las FDI especializándose en Siria, discurso político árabe, medios de comunicación masivos árabes, grupos islámicos, y árabes israelíes, y es un experto en Hermandad Musulmana y otros grupos islámicos.

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

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