Enlace Judío México.- El régimen de los ayatolas no permite a las mujeres asistir a partidos de futbol porque “las palabras altisonantes de los hombres pueden ofenderlas”. 

ESTHER SHABOT

En Arabia Saudita está prohibido a las mujeres conducir automóviles, mientras que en Irán las prohibiciones se centran en otras áreas. Por ejemplo, el régimen de los ayatolas no permite a las mujeres asistir a partidos de futbol, bajo la justificación de que “las palabras altisonantes y otras posibles conductas inmorales de los hombres pueden ofenderlas”. Así que la sorpresa fue grande cuando el 2 de septiembre pasado, tres días antes de la celebración en Teherán del partido entre los equipos nacionales de Irán y Siria para calificar al mundial del 2018, en el sitio web de venta de los boletos apareció la opción de compra para las mujeres. Por supuesto que muchas iraníes no lo pensaron dos veces y decidieron disfrutar en vivo de un espectáculo que había estado vedado para ellas desde hace décadas.

Pero resultó que era demasiado bueno para ser cierto. A la entrada del estadio Azadi de la capital iraní, las mujeres fueron detenidas, ordenándoseles volver a casa, ya que la Federación Iraní de Futbol Soccer declaró que no estaba previsto que ellas entraran. Sólo las mujeres sirias podían hacerlo y los oficiales de guardia procedieron a hacer la selección para ese fin sometiendo en consecuencia a las iraníes a una humillación y frustración que no esperaban. Esta ofensa fue valientemente reportada y condenada por el cronista del partido en los medios electrónicos, con lo que se consiguió la difusión a nivel nacional del asunto.

Un sector particularmente activo para protestar por lo ocurrido fue el de las mujeres que forman parte del Parlamento. Por ejemplo, una de ellas, importante auxiliar del presidente Rohani tuiteó: “De acuerdo al artículo 89 de la Carta de Derechos del Ciudadano, es el derecho de todos los ciudadanos, especialmente las mujeres, tener acceso a todas las instalaciones deportivas y educacionales… y asistir a eventos en estadios nacionales e internacionales, siempre y cuando esté protegida su cultura iraní e islámica”.

Es evidente que en la última parte del enunciado radica la posibilidad de que se decida de una cierta forma o de otra. Todo depende de qué se entienda por la protección de la cultura iraní e islámica. Y eso priva para todas las religiones e ideologías en donde la interpretación es la llave para abrir o cerrar espacios, lo cual confirma que la voluntad o no de cambiar prácticas y juicios valorativos constituye el elemento clave que determina qué es lo que se institucionaliza como permitido o como prohibido.

Los sectores reformistas se manifestaron en este caso a favor de la eliminación de la prohibición, bajo la afirmación de que la presencia de las mujeres en los estadios no contraviene los valores religiosos o nacionales. El ayatola moderado Hassan
Sanei declaró que no había problema con ello, mientras que otro importante clérigo reformista dijo que el gobierno debería preparar el terreno para la aprobación del ingreso de mujeres a partidos de futbol, igual que como lo hizo en el pasado con los encuentros de voleibol, porque a fin de cuentas no hay diferencia entre unos y otros.

Así que el tema se ha convertido en punto de debate entre reformistas y conservadores sin que a estas alturas se pueda determinar si el cambio se dará o no. Lo que sí quedó claro es que el partido quedó empatado 2-2, que ganaron las mujeres sirias que sí pudieron presenciar el encuentro, y que a partir de ahora queda abierto el camino para la discusión de los derechos al respecto para las mujeres de Irán.

Habrá quienes piensen que el asunto es bastante menor y, sin embargo, en el contexto iraní representa un pequeño paso revolucionario en la dirección correcta.

 

 

Fuente:excelsior.com.mx