Enlace Judío México – Hoy en la tarde empieza Rosh Hashaná, uno de los días más importantes para el judaísmo. Mañana por la mañana escucharemos repetidamente los sonidos del shofar, son una invitación a reflexionar sobre nosotros, nuestra vida y buscar a D-os. En el siguiente discurso, Rab Jonathan Sacks nos habla de la importancia que tienen estos sonidos y sus significados bíblicos, esperamos les guste.

El llamado profundo.

¿Existe algo así como una oración que sea más profunda que las palabras? En Rosh Hashaná, el año nuevo judío, la hay: es el sonido del shofar, el cuerno del carnero. Es un sonido que nos transporta a uno de los momentos más heroicos de la historia judía. Nos recuerda la Atadura de Isaac (el Sacrificio de Isaac); el momento en que D-os le dijo a Abraham: “No quiero que sacrifiques a tu hijo” y en su lugar envió un carnero atorado por sus cuernos en un zarzal.

Nos recuerda la escena del Monte Sinaí, el único momento de la historia en que D-os se reveló a toda una nación, y donde, nos dice la Torá, el sonido del carnero se escuchó largo y fuerte por todos los presentes.

Se escuchó en el año de jubileo cuando los esclavos fueron liberados; en las palabras que se encuentran grabadas en la Campana de la Libertad en Filadelfia: “Proclama la libertad a lo largo de toda la tierra, y a todos los habitantes de la misma.”

Sonó hace cincuenta años, cuando en la Guerra de los Seis Días, el Kotel (el Muro de los Lamentos) fue una vez más unido a la gente cuyas plegarias ha recibido a lo largo de los siglos.

Algunas veces, también, sonó en Auschwitz, Majdanek y Treblinka, cuando los judíos de todas partes del mundo regresaron a derramar lágrimas y prender velas en recuerdo del aniquilamiento de un tercio de nuestro pueblo, que fue asesinado por una civilización demente la cual creía que los judíos no teníamos el derecho de existir.

A veces es el sonido de una tekiá, un clarín, que anuncia algún gran evento, como la llegada de un rey. O el despertar de la era mesiánica, como lo recordamos en nuestros rezos: “Toca el gran shofar de nuestra libertad.”

Y a veces, se convierte en el sonido de un corazón roto, con sus shevarim, sus suspiros, y su teruá, su llanto, mientras recordamos todas las cosas que hicimos que nos trajeron pena o vergüenza y todo el bien que pudimos haber hecho, pero fallamos en hacerlo.

Ya sea que el shofar venga de nosotros y sea nuestro llamado a D-os, o sea D-os hablándonos surge de un lugar demasiado profundo para las palabras. El shofar es simplemente el sonido hecho por el aliento; nos recuerda esa frase dicha al inicio de la historia humana:

“Y el Señor D-os creó al hombre del polvo de la tierra y sopló en sus narices el aliento de la vida y el hombre se convirtió en un alma viviente.”

El shofar nos recuerda, que aunque pudiéramos ser mero polvo, mortal y vulnerable, dentro de nosotros se encuentra el aliento de D-os. Eso es lo que en última instancia es el shofar: el sonido de un alma llamando a otra alma, desde el abismo que nos separa de la eternidad.

Fuente: rabbisacks.org
Traducción: Aranza Gleason