Enlace Judío México – Una respuesta inteligente al acuerdo entre Fatah y Hamas, que incluya una generosa oferta de levantar el bloqueo en Gaza a cambio de la desmilitarización, solo beneficiaría a Israel estratégicamente.

BEN-DROR YEMINI

Hay mil y una razones, buenas y justificadas, para rechazar radicalmente el acuerdo de reconciliación entre Hamas y Fatah. Después de todo, Hamas no ha cambiado su conducta: continúa excavando túneles y aún está intentando lanzar ataques terroristas, mientras que la Autoridad Palestina sigue financiando el terrorismo y promoviendo la incitación. Además, la unidad con Hamas solo radicalizará a la AP. Sin embargo, a pesar de todas estas razones, Israel debe aceptar el acuerdo.

Porque ya hemos estado ahí: en 2006, Hamas ganó las elecciones en la Autoridad Palestina. Tras el golpe sufrido por Fatah, Arabia Saudita intervino en 2007 como mediador de un acuerdo entre las dos facciones rivales, denominado “Acuerdo de La Meca”.

El Cuarteto – un foro internacional integrado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas- decidió que para continuar recibiendo ayuda, el nuevo gobierno palestino, incluido Hamas, debe cumplir tres condiciones: reconocer a Israel, poner fin a ataques terroristas y respetar acuerdos previos firmados entre Israel y los palestinos. El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó las condiciones del Cuarteto, pero Hamas nunca las aceptó.

De cualquier manera, el Acuerdo de La Meca duró sólo unos meses, hasta que Hamas asumió el gobierno de la Franja de Gaza en junio de 2007.

Ahora, Israel enfrenta un nuevo compromiso entre Fatah y Hamas. Lo último que el país necesita son más declaraciones que lo harán parecer intransigente, mientras que aparentemente – sólo aparentemente – los palestinos intentan presentar una unidad que permita negociaciones.

Después de todo, una de las razones de Israel para congelar las negociaciones de paz ha sido la división de los palestinos. Ahora, sin embargo, hay una entidad palestina. Es posible que solo dure semanas o meses, pero hasta entonces, es una entidad palestina unificada.

Israel no tiene que hacer mucho. Sólo debe adoptar las condiciones del Cuarteto y dejar en claro que su postura no es diferente a la de la comunidad internacional. Si la Autoridad Palestina unificada quiere legitimación, también debe aceptar las condiciones del Cuarteto.

Y para que la AP no se convierta en otro Líbano, es decir, un gobierno civil en un país en el que el cuerpo más fuerte es una milicia u organización terrorista, Israel debe aceptar lo que ya ha propuesto la Unión Europea: la desmilitarización a cambio del levantamiento del bloqueo en la Franja de Gaza. Solo entonces, Israel debe cooperar con la AP y permitir que las fuerzas de Cisjordania entren en la Franja de Gaza.

Lo que está claro es que Israel no debe ser visto como alguien que desea sabotear el acuerdo de reconciliación. Por el contrario, se trata de un pacto alcanzado bajo los auspicios de Egipto, el socio estratégico de Israel en la lucha contra la yihad e Irán.

Bajo estas circunstancias, una respuesta inteligente al acuerdo de unidad palestina, que incluya una propuesta generosa con respecto a la Franja de Gaza, beneficiaría a Israel.

Si los palestinos rechazan la propuesta, Israel podría decir que Hamas fue y sigue siendo parte de la yihad mundial, que no tiene interés en llegar a un acuerdo con Israel y que ha tomado como rehén a la Autoridad Palestina.

Si los palestinos dicen que sí, sería un cambio histórico que disminuiría las posibilidades de otro conflicto en el sur. Y esa es una gran ganancia.

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