Enlace Judío México.- La derrota para los aliados de EE.UU. en el norte de Irak es una victoria para Irán.

THE WALL STREET JOURNAL

Un principio central de la política exterior de Trump, un trabajo en progreso, ha sido que EE.UU. reconstruiría su relación con sus aliados. Ese compromiso está siendo puesto a prueba en el norte de Irak.

El lunes el ejército de Irak, ayudado por las fuerzas iraníes, lanzó un importante ataque contra los kurdos en la ciudad norteña iraquí de Kirkuk. A lo largo de la historia reciente de EE.UU. con Irak, no hemos tenido ningún aliado más confiable que los kurdos de Irak y su fuerza combatiente, los peshmerga.

Hasta ahora la administración Trump ha dicho poco sobre el ataque contra los kurdos. “No estamos tomando partido, pero no nos gusta el hecho que estén chocando,”dijo el Presidente Trump a periodistas en la Casa Blanca el lunes. “Hemos tenido, por muchos años, una relación muy buena con los kurdos, como ustedes saben. Y también hemos estado del lado de Irak, aun cuando nunca debimos haber estado allí en primer lugar. Pero no estamos tomando partido en esa batalla.”

Pero si EE.UU permite que uno de sus aliados más visibles sea derrotado en el Medio Oriente, no se equivoquen: Otros aliados en la región lo advertirán y comenzarán a recalcular su relación con la administración Trump.

Los kurdos iraquíes, sin dudas, han contribuido a su dificultad actual. El Presidente kurdo Masoud Barzani fue más allá con un referéndum de independencia innecesario el mes pasado, a pesar de la presión de EE.UU. de no celebrar la votación. La votación pro-forma dio al gobierno de Bagdad un pretexto para jugar la carta nacionalista y recapturar Kirkuk.

Kirkuk es una ciudad multiétnica que se encuentra justo al sur del Kurdistán de Irak, una región autónoma cuyas fronteras se apoyan en Irán y Turquía. La región Kirkuk es también rica en petróleo. Los kurdos obtuvieron el control de Kirkuk en el 2014 después que el ejército de Irak huyó bajo el ataque del Estado Islámico, el cual asumió el control de Mosul en junio de ese año.

Después que las fuerzas iraquíes abandonaron la región, los peshmerga se volvieron la razón principal por la que el Estado Islámico nunca fue capaz de consolidar su control del norte de Irak.

Discutiblemente, los kurdos, respaldados por la fuerza aérea de EE.UU, salvaron a Irak dando tiempo al primer ministro iraquí Haider al-Abadi para reconstituir el ejército de la nación en una fuerza de combate capaz de expulsar al Estado Islámico de las principales ciudades de Irak, con la ayuda de los peshmerga.

Posiblemente la frase “ninguna buena acción pasa sin ser castigada” se originó en el Medio Oriente. Habiendo recuperado Mosul del Estado Islámico, el Sr. Abadi ahora quiere llevar a los kurdos nuevamente dentro de su patria del norte iraquí. Pero los detalles estratégicos de este ataque contra los kurdos son importantes. La ofensiva de Irak incluye a Irán. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra con base en Washington, milicias respaldadas por Irán y la 9a División Blindada iraquí se movieron hacia Kirkuk la semana pasada para apoyar al ejército iraquí.

El gobierno de Abadi en Bagdad está bajo presión constante del Irán chií para alinearse contra el interés de las poblaciones suníes de Irak en el norte y oeste. Lo que sigue después del progreso de Irak en el campo de batalla contra el Estado Islámico, es que Irán alentaría a los iraquíes a expulsar a los kurdos de Kirkuk.

Noten que todo esto está sucediendo pocos días de que el Presidente Trump descertificara el acuerdo nuclear con Irán, basados en parte en la presunción de que Europa apoyará los esfuerzos de EE.UU. para resistir el programa de misiles balísticos de Irán y sus penetraciones a lo largo del Medio Oriente. ¿Pero qué concluirán los europeos o nuestros aliados en el Medio Oriente si abandonamos a uno de nuestros aliados regionales más antiguos, los kurdos iraquíes?

Estados Unidos sin duda ha perdido mucha de la influencia política que tuvo antes que la administración Obama se retirara de Irak en el 2011. Pero abandonar a los kurdos ante una alianza chií entre Irak e Irán sólo profundizaría las pérdidas de Estados Unidos. Antes que Irak y los kurdos vayan a la guerra, EE.UU. podría insistir en que Irak reafirme la autonomía del Kurdistán iraquí y también que arme un acuerdo para compartir los ingresos de las reservas petroleras de la región. La alternativa a tal modus vivendi para el Primer Ministro Abadi es una fuerza de combate kurda en un estado de insurrección permanente.

Estados Unidos tiene una deuda con los kurdos. Abandonarlos ahora dañaría la credibilidad de Estados Unidos, y nada menos que la capacidad de Trump para registrar a los aliados contra la expansión de Irán a lo largo del Medio Oriente. El ataque contra Kirkuk importa.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México