Enlace Judío México.- “Qué maravilloso es que nadie tenga que esperar un momento antes de comenzar a mejorar el mundo”, dijo alguna vez una niña llamada Ana Frank bajo la sombra de la peor cara de la especie humana. Lejos de la realidad de los años ´40, el mundo cambió de forma drástica, la Humanidad aprendió mucho y tiene mucho más aún por aprender.

CLAUDIO EPELMAN

Bajo la premisa de no sentarnos a esperar -paradójicamente- soluciones milagrosas, las organizaciones regionales que representan a cuatro confesiones de fe en Latinoamérica: judaísmo, cristianismo, catolicismo e islam, reunidas en la Provincia de Córdoba, estamos construyendo algo que constituye sin dudas un orgullo para toda la región: la “Declaración de Latinoamérica y el Caribe como Zona de Convivencia Interreligiosa”.

Firmada con presencia de líderes de distintos sectores que componen el tejido social, la declaracion materializa la prueba de que la convivencia interreligiosa es posible, y ayuda a blindar a la región para que en lugar de importar conflictos de otras regiones, exporte el mensaje de la convivencia. En la sociedad argentina, creada por inmigrantes, se dan espacios de diálogo e intercambios culturales que son inimaginables en otras partes del mundo. Las cuatro organizaciones firmantes, Consejo Episcopal Latinoamericano, Congreso Judío Latinoamericano, Consejo Latinoamericano de Iglesias y la Organización Islámica para América Latina y el Caribe, se comprometen a sostener la convivencia, profundizarla y cuidarla, inspirando a sus fieles a seguir este camino.

Reconocen al pluralismo como un valor central para nuestra sociedad y a la diversidad como un capital social que debe ser cuidado. La convivencia no es producto de la providencia divina, es el resultado de decisiones valientes de líderes con coraje que son capaces de mantener espacios de diálogo y de encuentro desde la diferencia.

Si nuestro país tiene una fractura, no sólo podemos analizar las causas; como hombres y mujeres de bien debemos trabajar para sanarla. La Declaración también pretende invitar al mundo de la política y a la sociedad argentina en general a inspirarse en el diálogo de los religiosos y poder, a pesar de todas las diferencias, sentarse en la misma mesa para enriquecerse desde la diversidad.

Convivir es mucho más que tolerar, es más que dialogar. Significa valorar las diferencias y enriquecerse de ellas. La tradición judía nos impone el mandato de Tikun Olam – “Reparar el mundo”, dejar a nuestros hijos uno mejor del que recibimos. Líderes judíos, cristianos, musulmanes y católicos dimos el primer gran paso. Espero que podamos seguir recorriendo juntos este camino de convivencia en la región y servir de inspiración a zonas de conflicto. Que nadie tenga que esperar un momento antes de comenzar a mejorar el mundo.

 

 

*Claudio Epelman es Director Ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano.

 

Fuente:clarin.com