La promesa de 100 años de antigüedad

Enlace Judío México.- ¿En teoría, quién no cree en la autodeterminación, la idea, desarrollada en el siglo XIX, que todas las naciones tienen un derecho a la soberanía? Para principios del siglo XX, el Presidente Woodrow Wilson estaba insistiendo en que “Las aspiraciones nacionales deben ser respetadas; la gente ahora puede ser dominada y gobernada sólo por su propio consentimiento.” En teoría, la auto-determinación es hoy un principio fundamental del derecho internacional.

CLIFFORD D. MAY

En la práctica, no tanto. Los 35 millones de kurdos del Medio Oriente han querido hace mucho tiempo su propio estado-nación. Ellos no están a punto de obtener uno en ningún momento cercano. El gobierno de España está determinado a aplastar al movimiento de independencia catalán. China prohíbe inclusive las discusiones del derecho de Tíbet a liberarse.

¿Qué trae estas cuestiones a la mente ahora? El 2 de noviembre serán exactamente 100 años desde la Declaración Balfour, la declaración del Imperio Británico en apoyo del establecimiento de “un hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina, entonces un lugar apartado del pronto a ser derrotado Imperio Otomano.

La promesa de Inglaterra gozó de lo que el historiador Martin Kramer llama “acuerdo” de las Potencias Aliadas, incluidos Estados Unidos y Francia, quienes combatieron a las Potencias Centrales, incluidas Alemania y los otomanos, en lo que llamamos en retrospectiva Primera Guerra Mundial.

“En Palestina serán sentadas las bases de una mancomunidad judía,” anunció el Presidente Wilson. El diplomático francés Jules Cambon escribió que sería “un acto de justicia y de reparación ayudar, por medio de la protección de las Potencias Aliadas, en el renacimiento de la nacionalidad judía en esa Tierra de la cual fue exiliado el pueblo de Israel hace tantos siglos.”

La causa sionista pronto fue respaldada por la comunidad internacional más amplia también. Fue incorporada dentro del mandato para Palestina dado a Inglaterra por la Liga de Naciones en la década de 1920. El Sr. Kramer destaca: “Los que ahora proyectan la Declaración Balfour como un caso escandaloso de auto-trato imperial simplemente no conocen su historia (o prefieren no conocerla).”

También muy a menudo olvidado o ignorado está el hecho que fue gracias a Inglaterra y las otras Potencias Aliadas que de las cenizas de los otomanos surgieron los estados-nación árabes. Entre ellos: Líbano, Siria, Irak, Arabia Saudita, Jordania, Kuwait, Bahrein, Qatar y Yemen.

Un aniversario relacionado: El 29 de noviembre, serán 70 años desde que Naciones Unidas recomendó partir Palestina occidental (el este se convirtió en el Reino Hachemita de Jordania) en dos estados independientes, uno árabe y uno judío. Nota: En esa época, tanto los árabes como los judíos eran igualmente “palestinos.”

Los líderes judíos aceptaron la partición. Los líderes árabes la rechazaron. En mayo de 1948, al término del mandato inglés, esos líderes judíos declararon la independencia y obtuvieron el reconocimiento de Estados Unidos, la Unión Soviética y otros miembros de la O.N.U..

Cinco naciones árabes dieron inicio a lo que se volvió conocido como la Primera Guerra Arabe-Israelí. El secretario-general de la Liga Arabe, Azzam Pasha, prometió que sería “una guerra de exterminio y una masacre trascendental de la que se hablará como de las masacres mongolas y las Cruzadas.”

Pero los judíos, quienes no tenían ningún otro lado donde ir y el recuerdo del Holocausto fresco en sus mentes, se las arreglaron para mantener su posición. En febrero de 1949 fue declarado un armisticio. Después de eso, las naciones árabes y musulmanas podrían haber otorgado derechos básicos y libertades a sus propias comunidades judías. Ellos podrían entonces haber planteado que el estado judío era superfluo. En su lugar y vengativamente, esos gobiernos árabes y musulmanes persiguieron más duramente a sus súbditos judíos, confiscando sus propiedades y, pronto, expulsándolos.

Más de 800,000 judíos terminaron abandonando países árabes y musulmanes. Una mayoría fue relocalizada en Israel donde, con el tiempo, ellos fortalecieron la nación. Hoy, aproximadamente la mitad de todos los israelíes son descendientes de judíos del Medio Oriente general — Marruecos a Irak (Bagdad era cerca de un tercio judía tan recientemente como en el año 1945) a Afganistán. Ligeramente menos palestinos, un estimado de 700,000, abandonaron Israel, muchos yendo a países árabes que eligieron no asimilarlos o siquiera integrarlos.

Un tercer aniversario: En 1967, Egipto, Siria y Jordania libraron otra guerra con la intención de arrojar a los judíos al mar. Los israelíes no sólo sobrevivieron, ellos capturaron Gaza de Egipto, y la Margen Occidental (anteriormente conocida como Judea y Samaria) de Jordania. Durante los años desde entonces, la posibilidad de transformar estos territorios en un estado palestino independiente — la “solución de dos estados” — ha sido la base para un plan de paz tras otro.

Ninguno ha tenido éxito. Yo argumentaría que la razón primaria es que los líderes palestinos están todavía combatiendo guerras del pasado. Ellos se niegan a reconocer la legitimidad de Israel en virtud del derecho internacional, la necesidad de Israel dada la durabilidad del odio al judío, y la realidad de Israel establecida y defendida por medio de “sangre y hierro.”

Durante el año 2017, el Presidente Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina y otros líderes palestinos han estado denunciando como un “crimen” la Declaración Balfour, exigiendo que los ingleses renuncien a ella y se disculpen por ella.

Pero la primer ministra británica, Theresa May, dijo la semana pasada que los británicos están “orgullosos del rol que desempeñamos en la creación del Estado de Israel y ciertamente conmemoramos el centenario con orgullo.” Una declaración aparte del gobierno británico afirmó que “lo importante ahora es mirar adelante y establecer seguridad y justicia tanto para los israelíes como para los palestinos a través de una paz duradera.”

¿Quién no quiere la autodeterminación para los palestinos? ¿Quién no quiere ver a los palestinos viviendo en libertad y prosperidad? Eso pudo haber comenzado hace 70 años. Podría comenzar mañana. En teoría, requeriría sólo de voluntad por parte de los palestinos para aceptar y coexistir en forma pacífica junto al “hogar nacional para el pueblo judío” previsto por la Declaración Balfour. En la práctica, tal cambio de corazón podría estar a otros cien años de distancia.

• Clifford D. May es presidente de la Fundación para la Defensa de las Democracias y columnista de The Washington Times.

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