Enlace Judío México.- El Primer Ministro de Líbano, Saad Hariri, musulmán sunní, anunció la renuncia a su cargo desde Arabia Saudita el pasado 4 de noviembre, ante el temor de ser asesinado; de hecho hubo un intento de matarlo unos días antes cuando viajaba a Beirut, la capital de Líbano. El atentado fue frustrado previo a su renuncia. Saad es hijo del exprimer Ministro Rafik que murió en un atentado de coche bomba en el 2005, el cual fue atribuido a Siria y a la milicia de Hezbolá, apoyados por Irán, su muerte provocó protestas sociales masivas que forzaron la retirada de las tropas sirias, después de estar estacionados en Líbano por casi tres décadas.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La sangrienta ola de atentados que se registraron en Líbano en el 2015 forzó a “negociar bajo la mesa” a Teherán y Riad con el fin de preservar la estabilidad interna en Líbano, ambos se disputan la hegemonía regional. El acuerdo entre Irán y Arabia Saudita puso fin a dos años y medio de vacío político por falta de quorum, en Líbano; en diciembre del 2016 Saad Hariri, ex primer Ministro de Líbano, fue nombrado por segunda vez Primer Ministro, regresó después de un mandato incompleto, 2009-2011, en virtud de que los parlamentarios no le permitieron continuar; encabezó un gabinete nacional de 30 miembros que incluyó a 2 de Hezbolá, movimiento que se creó en 1980 con ayuda de Irán como grupo de resistencia contra la presencia israelí en el Sur de Líbano.

Previamente al nombramiento de Hariri, en octubre del 2016, Michael Aoun, cristiano maronita de Oriente, fue elegido presidente de Líbano, también antes había sido Presidente y abandonó su cargo en el 2014. Aoun es aliado cercano de Hezbolá.

Hariri recibió su mandato en un entorno político y económico débil, al renunciar señaló, “cuando ocupé mi cargo prometí que buscaría la unión de los libaneses, y el fin de la división política, empero, no he sido capaz de hacerlo”, culpó a Irán de frustrar todos sus esfuerzos, dijo que “la injerencia de Irán nos ha causado graves problemas con nuestros vecinos árabes y ha impuesto una realidad por la fuerza de las armas”. Ciertamente, el Irán chií ha logrado imponerse en Líbano sobre Arabia Saudita sunní (aliada de Hariri) sobre un conflicto que han mantenido por décadas para lograr el liderazgo del Medio Oriente.

Hezbolá con 65 mil afiliados entre milicianos armados por Irán, obreros y financieros, entre otros, desempeña un papel estratégico para este último país, no solo en Líbano sino también en Siria donde apoya al régimen del Presidente Bashar al Assad contra los rebeldes opositores y los yihadistas de Al Qaeda y el Estado Islámico. Las fuerzas de Hezbolá están mejor equipadas y adiestradas que el Ejército de Líbano, Hezbolá es evaluado por EUA, la Unión Europea y la Liga Árabe, como una organización terrorista; se estima que 2000 combatientes de Hezbolá han muerto en Siria. Asimismo, Irán apoya militarmente a Siria con elementos de su Guardia Revolucionaria. Con Hezbolá Irán se aproxima peligrosamente a la frontera de Israel con quien podría desatar una guerra.

Desde marzo pasado Hariri había advertido que “Líbano estaba al borde del colapso”, dañado por los enfrentamientos internos y el peso de la crisis de Siria. En su territorio de 10,450 km2, el más pequeño de Asia Continental y, con una frontera de 375 km con Siria, acoge a más de 1.5 millones de refugiados de ese país (120 mil niños sirios han nacido en Líbano), alrededor de 25.0% de su población total, la mayoría sunníes capaces de cambiar el equilibrio de las comunidades existentes en Líbano. Asimismo, Líbano alberga a 400 mil palestinos; el Banco Mundial estima en más de 17 mil millones de euros que ha resentido la economía de Líbano por la crisis siria.

La economía de Líbano, de un crecimiento anual de 8.0% en el 2011, se estima que solo será de 1.0% este año con un monto de 43 mil millones de euros. El desempleo promedia una tasa de 20.0% entre los libaneses y de 50.0% entre los refugiados sirios registrados. El conflicto sirio ha reducido sensiblemente los ingresos por turismo de Líbano que en el 2010 significaban el 27.0% del PIB, frente a 10.0% este año.

Por otra parte, la progresiva expulsión de expatriados libaneses en el Golfo Pérsico, en particular de los chiís, ha mermado sensible sus remesas que ascendían a 4,500 millones de europeos anuales. La deuda externa de Líbano, 25 mil millones de euros en el 2016, representa una pesada carga para el país.

Igualmente, aún existen huellas de la invasión terrestre y bloqueo naval y aéreo de Israel a Líbano en el 2006 que duró 34 días y que dañó severamente su infraestructura civil; 15 mil viviendas fueron destruidas; 1,300 muertos y el desplazamiento de un millón de personas. El objetivo de la invasión fue detener el lanzamiento de cohetes de Hezbolá hacia el norte de Israel.

Hezbolá no desapareció, ni fue desarmado, mostró que el Ejército de Israel no era invencible, Hezbolá causó pérdidas humanas y destrucción en ciudades del Norte de Israel. Israel no pudo “aplacar” a Hezbolá que dejó un sentimiento de frustración en las Fuerzas de Defensa de Israel. Irán no perdió influencia en Líbano.

En este marco, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, advirtió que la renuncia de Hariri, hizo un llamado de atención a la comunidad internacional para tomar medidas contra la agresión de Irán, que está convirtiendo a Siria en un segundo Líbano, en referencia a la guerra civil libanesa de 1975-1990 que provocó alrededor de 150 mil víctimas y sembró la destrucción de Beirut y otras ciudades de Líbano, “la Suiza del Medio Oriente” a mediados de los setentas. Paradojas de la vida, Líbano podría ser el punto neurálgico para reconstruir Siria, los sirios fueron los que reconstruyeron Líbano tras la guerra civil de 1975-1990.