Enlace Judío México.- Margo Glantz es una de las máximas figuras de la cultura mexicana y miembro de la Academia de la Lengua desde 1995.

La escritora y académica, Margo Glantz, fue investida el miércoles 8 de octubre Doctora Honoris Causa por la Universidad de Alicante. La ceremonia estuvo presidida por el rector Manuel Palomar, así como por la catedrática Carmen Alemany, quien fungió como su madrina y fue la encargada de pronunciar la laudatio mediante la que se solicita el ingreso al ilustre claustro de Doctores con la concesión del “supremo grado de Doctora Honoris Causa”.

“Soy una mujer vieja que recibo con placer estos honores”, dijo la autora mexicana de 87 años al ser investida.

“Soy la primera en muchas cosas y me da mucha rabia”, comentó con respecto a su elección. “Por un lado no debería ser novedad que una mujer lo fuera, pero en el Colegio Nacional de México hay cuatro mujeres y 250 hombres, lo cual es revelador”, señaló.

La académica define su obra como feminista.  “El problema de la mujer es, para mí, esencial en toda mi obra; por eso trabajo muchísimo el cuerpo, el cuerpo femenino por excelencia”, reveló la autora.

Margo Glantz es una de las máximas figuras de la cultura mexicana y miembro de la Academia de la Lengua desde 1995, así como Premio Nacional de Ciencias y Artes de México en 2004 y el FIL 2010. Es autora de libros de ensayo, cuentos y novelas, como Las genealogías, Síndrome de naufragios, La lengua en la mano, Saña y El rastro. Sus últimos libros son Coronada de moscas, Yo también me acuerdo y Simple perversión oral.

Escritora, académica, periodista y, desde 1994, profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, desde 1999 Glantz ha colaborado con la Universidad de Alicante en diferentes cursos, jornadas y seminarios impartidos, además de dirigir el apartado dedicado a sor Juana Inés de la Cruz en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes.

De origen ucraniano, la familia de Glantz  llegó a México huyendo de la revolución rusa de 1917 con la idea de ir a Estados Unidos, país donde  vivían cinco de sus tíos paternos.  “En el camino tomaron un barco y se decretó la cuota de entrada, que no era libre como antes, solo pudo entrar mi abuela porque era la madre de esos cinco. Por fortuna nos quedamos en México”, comenta.

“Soy una persona que nací con una identidad judía muy definida pero itinerante”, dice , “porque mis padres nunca hicieron mucho dinero y vivieron en barrios sin mucha identidad judía. Eso hizo que creciera más cercana a la mente mexicana, aunque mi padre era una persona muy importante en el mundo judeomexicano”, explica.

 

 

Con información de: elmundo.es/lavanguardia.com