Enlace Judio México.- En días pasados tuve la oportunidad de viajar a Israel para conocer su ecosistema de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (IDTI), y conocer de primera mano las prácticas, mecanismos y políticas que convierten a este pequeño país en una de las grandes potencias en innovación.

RODRIGO CASTAÑEDA MIRANDA

Al respecto me gustaría destacar tres puntos que son la clave este éxito: la fuerte inversión del estado y los particulares en proyectos innovadores,el amplio consenso social en cuanto a la importancia de ciencia y la innovación, y el impulso de los emprendedores que no tienen miedo al fracaso.

Israel es uno de los países con mayor inversión per cápita en innovación y desarrollo de tecnología, por encima incluso de Estados Unidos y Europa. La economía israelí está basada principalmente en la innovación y el desarrollo de tecnología, y en un gran financiamiento paralas empresas nacientes, las llamadasstartups. Existe un notable compromiso entre el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad para invertir y ofrecer condiciones favorables a las nuevas empresas, con el objetivo de crear una economía más sólida y mejores condiciones para la sociedad.

Mientras que en los años 80 casi no existían en Israel inversores de capital riesgo, ahora es el segundo país con mayor número de inversores, sólo detrás de Estados Unidos.En este sentido, Israel es un excelente ejemplo de que la inversión en ciencia, tecnología e innovación es una inversión altamente redituable. En el caso de México, es necesario insistir e impulsar políticas públicas para aumentar el presupuesto destinado a tales rubros, ya que como hemos visto, es un camino viable y probado para un crecimiento socioeconómico sostenido.

En cuanto al consenso social, en Israel se percibe claramente una cultura de la ciencia. La mayoría de sus habitantes están convencidos que la economía de su país debe basarse en el conocimiento. Por eso no es casualidad quesus científicos, ingenieros y centros de investigación estén entre los mejores del mundo. Este cambio es relativamente reciente: en poco más de 30 años, este pequeño país, relativamente aislado, pasó de una economía agraria a una economía del conocimiento.

En México también tenemos las condiciones para dar este salto, y pasar de una economía basada en la manufactura a una economía basada en productos y servicios con alto valor agregado, lo cual se consigue mediante el fortalecimiento de nuestras redes de investigación, y la vinculación efectiva de los centros académicos, los recursos humanos altamente capacitados y la infraestructura especializada con los que ahora mismo contamos.

Y finalmente, me gustaría destacar la energía de sus emprendedores y jóvenes empresarios, acostumbrados al cambio constante, y que no temen innovar, ni que alguno de sus proyectos no funcione. El fracaso es parte de la dinámica de crecimiento; la única manera de evitar siempre elfracaso, sería nunca emprender. Por eso, en Israel el fracaso no es visto como una derrota, sino como un elemento más en el aprendizaje que todo emprendedor necesita para lograr el éxito.

En México también contamos con una gran generación de jóvenes talentos, que pueden competir al más alto nivel internacional, y con grandes capacidades intelectuales y creativas. Como lo demuestras las nuevas generaciones de mexicanos que triunfan por todo el mundo, es hora de creer también en nosotros.

En resumen, nuestro país puede aprender de estas prácticas, y también ofrecer un entorno favorable para el desarrollo de nuevas empresas, concientizarnos como sociedad de la importancia de una cultura y una economía del conocimiento, y asumir una nueva mentalidad abierta a los cambiosque nos permita innovar sin temor, porque como mexicano estoy convencido de que nuestro país tiene un gran potencial para liderar el futuro.

Rodrigo Castañeda Miranda es vicepresidente Nacional de Innovación y Desarrollo Tecnológico – CANACINTRA