Enlace Judío México.- Shabetai decidió ir a Jerusalén. Ahí reclutó nuevos adeptos a base de todo un montaje teatral: cantando salmos durante toda la noche, rezando en las tumbas de sabios piadosos, mortificando su cuerpo con ayunos y otras penitencias, incluso llorando a cántaros.

MARCOS GOJMAN.

Shabetai Tzvi ben Mordejai nació en Smyrna el 23 de julio de 1626, 9 de Av en el calendario judío. Fue alumno de Talmud en la Yeshivá del Rabino Joseph Escapa. El estudio del Talmud no le atraía, pero sí el misticismo y la Cabalá práctica. En ese tiempo se creía que la época mesiánica estaba cerca, idea promovida por grupos de ingleses cristianos, con los que su padre tenía contacto, al ser el representante de una compañía inglesa. Estas ideas, aunadas a cálculos basados en el Zohar, influyeron en la mente inquieta de Shabetai y a los 22 años de edad se proclamó como el mesías ante un grupo de seguidores, a los cuales había convencido con sus conocimientos de Cabalá, su personalidad y su conducta extraña. Los rabinos de Smyrna lo expulsaron de la comunidad.

Llegó a Constantinopla donde conoció a Abraham Ha Yakini, un predicador que le ayudó a confirmar sus ilusiones mesiánicas. Para ello, Ha Yakini preparó un manuscrito, imitando el estilo de la escritura antigua, en el que decía que en el año 5386 (1626), un hijo le nacería a Mordejai Tzvi, sería llamado Shabetai y sería el verdadero mesías. Con ese documento falso, Shabetai se dirigió a Salónica, donde volvió a proclamarse como mesías ante nuevos simpatizantes, impresionados con sus malabarismos místicos, como el “casarse con la Torá”. Los rabinos de Salónica lo expulsaron y después de andar por varias ciudades, llegó a El Cairo, donde conoció a Raphael Joseph Halavi, un judío adinerado proveniente de Alepo, quien, a pesar de su riqueza, llevaba una vida ascética. Halavi usaba su fortuna para ayudar a jóvenes estudiosos del Talmud y la Cabalá y pronto se convirtió en uno de los promotores más entusiastas de los planes mesiánicos de Shabetai.

Shabetai decidió ir a Jerusalén. Ahí reclutó nuevos adeptos a base de todo un montaje teatral: cantando salmos durante toda la noche, rezando en las tumbas de sabios piadosos, mortificando su cuerpo con ayunos y otras penitencias, incluso llorando a cántaros. Shabetai regresó a El Cairo, donde conoció la historia de Sarah, una muchacha judía víctima de los pogroms de Chmelnitsky en Polonia. Sarah fue rescatada por monjas y recluida en un convento, de donde escapó para terminar viviendo en Ámsterdam, donde llevó una vida bastante excéntrica, hasta que se le ocurrió la idea de que ella estaba destinada a ser la novia del mesías. Y Shabetai decidió mandarla traer para casarse con ella. Ya como su esposa, el encanto de Sarah le ayudó a conseguir más adeptos. Camino a Jerusalén y al pasar por la ciudad de Gaza, conoció a Nathan Ghazzati, quien se convirtió en su hombre de confianza y asumió el papel del profeta Elijah.

Con el dinero de Halavi, una esposa encantadora, y muchos seguidores, llegó a Smyrna en el otoño de 1665, donde se declaró públicamente a sí mismo como el esperado mesías. Esto fue en la sinagoga, con el sonido del shofar y una multitud que gritaba “¡Larga vida a nuestro rey, nuestro mesías!” Su popularidad creció con increíble rapidez y su fama se extendió por muchos países.

Se dirigió a Constantinopla donde esperaba coronarse como el mesías, pero fue encarcelado por las autoridades turcas. Aun estando en la cárcel, su movimiento tomaba cada vez más fuerza, lo que preocupó a los turcos, quienes finalmente lo llevaron a juicio. Alguien le aconsejó que lo único que podía salvar su vida era convertirse al islam. Y Shabetai así lo hizo. La decepción de sus seguidores fue enorme. Shabetai fue otro más de esos líderes falsos a los que la gente les cree.

 

 

Bibliografía: Articulo de Kaufmann Kohler y Henry Malter y otras fuentes.

Fuente:alreguelajat.com