Enlace Judío México.- Queridos amigos, el 29 de Noviembre recién pasado, Israel celebró los 70 años desde el momento en que la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) acordó la partición del Mandato Palestino, en dos Estados independientes, uno judío, que sí se creó, dando origen el 14 de Mayo de 1948, al Estado de Israel y uno árabe, que no se creó, ya que los integrantes de los países pertenecientes a la Liga Árabe (LA) desconocieron tal acuerdo y, tan pronto se creó el Estado de Israel, sus poderosos y, aparentemente bien organizados ejércitos, invadieron a la recién creada nación, con el convencimiento que sería un mero paseo, en que lograrían borrar de la faz de la tierra, todo vestigio de nación sionista. Creo que con el análisis de esto, tendremos para completar sobradamente el comentario
de hoy.

DAVID BEN JAIM

En primer lugar, los llamo a analizar como la ONU habló de un Estado Árabe y en ningún momento se usó la palabra o el concepto “palestino” ya que se entendía que dicho nombre correspondía a lo que era el Mandato que la Liga de las Naciones había otorgado al Imperio británico, con el único objeto de crear en dichos territorios, una nación para el pueblo judío, lo que implícitamente, estaba indicando un reconocimiento a dicho pueblo a esas tierras, ya que ellas, desde hacía más de 4 mil años, les pertenecía. Recordemos que el Imperio Británico, traicionando el Mandato que se le había otorgado, desconoció gravemente su compromiso, al regalar a la familia Hachemita, las tierras al
otro lado del Jordán, solucionando así el problema que se le creó al tener un Rey que le sobraba, reduciendo al futuro Hogar judío en casi 5/6 partes de todo lo que era originalmente su Mandato.

Cuando una de las partes, desconoce un acuerdo en sus inicios, ¿existe una justificación ética o moral para reclamar con posterioridad, que quien aceptó fielmente y sin mayores objeciones, lo acordado, no cumpla acuerdos que lesionarían en forma irreparable su misma supervivencia, si los acatara?

Es frecuente escuchar los reclamos, tanto de los hoy auto nominados palestinos y sus protectores, los países musulmanes, en contra de Israel, por no acatar acuerdos de la ahora tan desacreditada ONU y sus muy variados organismos dependientes, especialmente la UNESCO, como por ejemplo, el que el Monte del Templo y el Muro de
los Lamentos, no son patrimonio del pueblo judío, sino que palestino o la pretensión que Israel estaría obligado a recibir en su territorio a 4,5 millones de palestinos, ya que ellos, supuestamente, serían descendientes de los 650 mil árabes que huyeron junto a los soldados de la LA, a partir de 1948 y después de las derrotas que sucesivamente fueron sufriendo cada vez que persistieron en su demencial idea de hacer desaparecer al Estado
de Israel.

Si los árabes no aceptaron la creación de su Estado, acorde a lo ordenado por la ONU, ahora rasgan vestiduras, pretendiendo exigir a Israel, aceptar el acuerdo que ellos deslegitimaron, al no acatarlo el año 1948.

Al finalizar esta primera guerra, ya en 1949, pese a la derrota estrepitosa sufrida por la LA, perfectamente se pudo crear el Estado Árabe en los territorios que quedaron bajo el dominio de Egipto y Jordania. Pese a que no había nada que justificara que dichas naciones retuvieran Gaza, Jerusalén y Cisjordania, el mundo guardó silencio, incluidas las naciones que hoy vociferan y despotrican en contra de Israel, acusándolo infundadamente
de ser los culpables que los árabes no tengan su Estado en dichas tierras.

Nadie pensó ni deseó crearlo, ni el 48 como en el momento en que cada vez que, al finalizar una nueva guerra entre las partes, dada la permanente obsesión de los integrantes de la LA, pretendían borrar del mapa a Israel. Fue necesario que luego de la guerra del 73, en que la derrota árabe fuera total, al perder tanto Egipto como Jordania,
los territorios ilegítimamente retenidos luego de cada guerra, que se pretendió obligar a Israel a crear un Estado Palestino, lo que, como ya mencionamos, ellos no quisieron crear, cuando podían haberlo hecho, si hubieran tenido el ánimo, voluntad o intención de hacerlo.

De la degradación moral, ética y racional de la ONU y, muy destacadamente de la UNESCO, ya hemos escrito en reiteradas oportunidades. Cualquier descalificativo que pudiéramos nombrar, no sería suficiente, para poder describir a cabalidad, hasta qué punto ha llegado este organismo internacional y sus organismos dependientes.
Hace poco más de una semana, su nuevo Secretario General, el Sr. Guterres, hacía un llamado en orden a dignificar el actuar de la Asamblea, la cual, en una costumbre incalificable, se ha dedicado sistemáticamente a ignorar lo que acontece en la mayoría de las numerosas tiranías en el mundo de hoy, dedicándose preferentemente a denigrar a la
única democracia del Medio Oriente, el Estado de Israel.

Que poco duró la ilusión. Esta semana, este organismo se ha dado el lujo de condenar a Israel, como de costumbre casi sin analizar, con 20 condenas. Como sería la gravedad de tal afrenta al raciocinio, la ética y la lógica, que el delegado de Inglaterra intervino para justificar su voto en contra, condenando lo sesgado y parcial de dichas condenas, las que no resisten el menor análisis.

Felizmente, Israel ya se adecuó a tan inmoral actuar y, pese a quien pese, Dios mediante, el próximo año, estará celebrando sus pujantes 70 años de vida, habiendo transformado en tan corto tiempo, páramos, pantanos y desierto, en una de las naciones más pujantes donde la tecnología, avances científicos, agrícolas y la ética, son difíciles de igualar, al punto de darse el lujo de cumplir su premisa humanitaria, ayudando incansablemente y casi sin tregua, al pueblo sirio y palestino, incluso más allá de lo imaginable.

ESE ES EL ISRAEL DE HOY, DEL CUAL TAN ORGULLOSOS NOS SENTIMOS, CUANDO CON PASO RAUDO, SE ENCAMINA A SUS 70 AÑOS DESDE SU RENACER, EL 14 DE MAYO DE 1948