Enlace Judío México – Dos meses antes de ponerse el uniforme por primera vez, Ori ya había estado varias veces en la base donde serviría. “Quería estudiar la base”, explica. “Mi bastón solo puede indicarme dónde están los obstáculos, no me guía. Fue realmente frustrante. Hacía calor y tuve que caminar la misma ruta una y otra vez varias veces, pero mi deseo de alistarme me dio la energía para hacerlo. Siempre insistí en conservar mi independencia en la base. Hacer todo sola y no necesitar ayuda”.

Ori nació ciega, pero nunca permitió que eso la detenga. Asistió a una escuela normal, tomó exámenes de matriculación, participó en viajes anuales e incluso viajó a Polonia con sus compañeros de clase. “Cuando los demás me ven que me organizo como todos y que no me avergüenzo de mí misma, entonces me tratan como a un igual”, dice.

Por lo tanto, enrolarse en las Fuerzas de Defensa de Israel con el resto de sus compañeros fue natural para ella y para todos los que la conocen. “Mis amigos se alistaron en el ejército y era obvio que yo también lo haría”, continúa.

“Hay gente que me dice que podría haber evitado el servicio, y que no debía ser voluntaria, pero no tengo duda de que hice lo correcto. Mis hermanos fueron soldados de combate, y nunca dejaban de hablar de sus experiencias en las FDI. Siempre quise alistarme, darle al país, crecer y desarrollar mi independencia. Realmente siento que hice lo correcto”.

“Me alisté para ser Suboficial de Educación. Me encargaré de dar giras y dirigir talleres para soldados sobre valores”. Ori desea enfatizar valores de igualdad y tolerancia. “En la escuela, participé en un programa de radio y solo al final dije a los oyentes que era ciega. Me gustaría que en la vida real, como en la radio, conociéramos a las personas como son, no de acuerdo a cómo se ven, si tienen bastón o no”.

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