Enlace Judío México.- El FBI descubrió la verdadera identidad del terrorista suicida que voló la nave y mató a 21 pasajeros en 1994, justo después del atentado a la AMIA en Buenos Aires. Las evidencias dejan nuevas pistas sobre la influencia del grupo en la región.

GEORGE CHAYA

Funcionarios estadounidenses están tomando medidas contra el grupo terrorista Hezbolá abordando nuevas pistas de antiguas investigaciones en América Latina.

La administración esta avanzando sobre lo que la comunidad de inteligencia denomina “red de amenazas de Irán” como parte de una campaña que apunta a las actividades de Hezbolá en América Latina. Las nuevas revelaciones sobre un caso del año 1994 relacionado a Hezbolá, subrayan la importancia de seguir la huella del grupo en la región según el Departamento de Estado.

El 19 de julio de 1994, un día después que operativos de Hezbolá volaron el centro comunitario judío de la AMIA en la Ciudad de Buenos Aires, el grupo envió un atacante suicida en un vuelo de Chiricanas Airlines. Un avión comercial panameño que transportaba varios pasajeros judíos y estadounidenses estalló en vuelo, todos sus ocupantes murieron. El caso languideció durante años, pero el FBI ha dado a conocer recientemente nueva información que, junto con la evidencia obtenida de otras investigaciones en curso, es altamente probable que sirva como base para una variedad de acciones dirigidas a Hezbolá.

Las conductas recientes de Hezbolá en América Latina también son una cuestión de interés para los investigadores estadounidenses. En octubre, una investigación conjunta del FBI y la Policía de Nueva York llevó al arresto de dos individuos que declararon pertenecer a la Yihad Islámica (ala terrorista externa de Hezbolá), y actuaban bajo las ordenes de la organización al momento de ser detenidos realizando inteligencia en Panamá sobre las embajadas de EE.UU. e Israel y evaluando las vulnerabilidades del Canal de Panamá y los buques que lo transitan. Según un comunicado de prensa del Departamento de Justicia estadounidense. Otro sujeto que se ocupaba de vigilar objetivos como instalaciones militares y policiales en la ciudad de Nueva York, también fue detenido.

A raíz de estos arrestos, el director del Centro Nacional de Contra-terrorismo advirtió que la evaluación estadounidense sobre Hezbolá se basa en la decisión clara de la organización en incrementar su potencial operacional en América Latina y los EE.UU, e indicó que ello es algo que la comunidad antiterrorista toma muy seriamente. Estos casos, agregó el funcionario, probablemente son la punta de un gran iceberg regional.

La campaña de la administración contra Hezbolá es un esfuerzo ínter-institucional que incluye herramientas diplomáticas, de inteligencia, financieras y policiales para exponer e interrumpir la logística, la recaudación de fondos y las actividades operacionales de Irán, la Fuerza Al Quds y de una larga lista de operativos de la región identificados como adherentes de Hezbolá . En palabras del Embajador Nathan Sale, coordinador del Departamento de Estado para contraterrorismo, “la lucha contra Hezbolá es una prioridad para la administración”.

Desde que asumió, Trump ha emprendido una serie de acciones contra Hezbolá, incluidas extradiciones, declaraciones públicas y acopio de información sobre adherentes y líderes terroristas del grupo. En este sentido, funcionarios estadounidenses señalaron en declaraciones a la prensa que se esperan más acciones, especialmente en América Latina. También el Congreso aprobó una serie de proyectos de ley dirigidos a la organización. El objetivo, según funcionarios, es exponerlos en su comportamiento y mostrar que Hezbolá no puede pretender ser un actor legítimo si se involucra en actividades ilícitas que socavan la estabilidad del Líbano, la región del Oriente Medio y en todo el mundo. Para respaldar esta política, la administración ha emitido una amplia solicitud de información que exige a los departamentos y agencias que revisen sus archivos y recopilen nueva información que podría usarse para identificar objetivos y ayudar en la implementación de acciones futuras ante nueva información, como lo demostró recientemente el informe del FBI emitido por la Oficina Local de la Florida.

El tema central del informe ha sido el terrorista Ali Hawa Jamal, quien se inmoló dentro del avión de Alas Chiricanas luego del despegue. Luego del ataque terrorista, las familias de los pasajeros y la tripulación reclamaron los cuerpos de sus seres queridos, solo un cadáver quedo sin ser reclamado. Ese cuerpo estaba gravemente desfigurado en formas consistentes con un atentado suicida, ahora ha sido identificado por el FBI como Ali Hawa Jamal. La información es muy oportuna, ya que las autoridades están buscando a sus cómplices que aún viven en la región. El nuevo dato es el conocimiento del verdadero nombre del terrorista suicida de Hezbolá. Hasta ahora, las autoridades solo conocían el nombre que aparecía en la identificación falsa que él mismo usó para comprar su pasaje, Jamal Lya. Ahora, con el conocimiento de su verdadera identidad, las autoridades disponen de información que puede llevarlos a la red local latinoamericana que lo ayudó a llevar a cabo su ataque. Se sospecha, concluye el informe del FBI, que otras 8 personas pueden haber ayudado a Jamal en su operación.

El vuelo 00901, un avión de Embraer operado por Alas Chiricanas Airlines, explotó poco después del despegue de Colón en su camino a la ciudad de Panamá. De los 21 pasajeros y la tripulación, la mayoría eran hombres de negocios que trabajaban en la Zona Libre de Colón; todos fueron asesinados al instante, 12 de los 18 pasajeros eran judíos, incluidos cuatro israelíes y tres estadounidenses. Después de los bombardeos de la AMIA en Buenos Aires, la comunidad judía local estaba especialmente preocupada. Un líder de la comunidad señaló en ese momento: “Todos conocíamos a alguien o estábamos relacionados con alguien en el vuelo”. Sus temores se confirmaron rápidamente cuando el presidente electo de Panamá anunció que el choque “no fue un accidente sino una bomba plantada” dentro del avión”. Los investigadores determinarían que el terrorista llevó a cabo una vigilancia previa a su ataque, incluyendo volar esa ruta varias veces, presumiblemente para probar la seguridad y seleccionar su asiento para maximizar el impacto de su dispositivo explosivo. En cuestión de días, Hezbolá se atribuyó la responsabilidad tanto del atentado contra la AMIA como del bombardeo aéreo de Panamá en un folleto distribuido en la ciudad portuaria libanesa de Sidón. El reclamo de responsabilidad fue emitido bajo el nombre de Ánsar Allah, o “Soldados de Dios”.

Ánsar Allah fue uno de los muchos nombres ficticios que Hezbolá usó para reclamar la responsabilidad de sus ataques, explicaron las autoridades argentinas. Sin embargo, a pesar del reclamo de responsabilidad y otras pruebas que apuntan a Hezbolá, las autoridades aún no estaban seguras. El informe anual del Departamento de Estado sobre terrorismo internacional de 1994 señala que Hezbolá era el principal sospechoso detrás del ataque de la AMIA y el derribo del vuelo 00901 “estos ataques suscitaron inquietud sobre la supuesta presencia de miembros de Hezbolá en América Latina, especialmente en la zona de la Triple Frontera en territorios brasileño, argentino y paraguayo”. Según un informe del FBI de noviembre de 1994, tanto el atentado AMIA como el derribo del avión de la aerolínea panameña -así como otros dos atentados en Londres los días 26 y 27 de julio (ambos cerca de objetivos israelíes) fueron altamente sospechosos de ser perpetrados por Hezbolá.

Testificando ante el Congreso un año después, el Coordinador del Departamento de Estado para contraterrorismo señaló el reclamo de responsabilidad de Ánsar Allah y agregó que la evidencia reunida hasta ahora sugiere que fue un atentado suicida ordenado por Hezbolá. Los investigadores que siguieron las pruebas de los ataques AMIA y Vuelo 00901 al mismo tiempo tropezaron con otros complots de Hezbolá en la región.

Ese mismo año, la policía de Uruguay desarticuló una operación de contrabando de armas dirigida por Hezbolá con vínculos con la zona de la triple frontera, un conocido epicentro de actividades delictivas con una presencia significativa de Hezbolá. En agosto siguiente, la policía paraguaya arrestó a tres miembros de una célula durmiente de Hezbolá con posibles vínculos con el ataque a la embajada israelí en Buenos Aires en 1992. Sin embargo, en 1996 las pruebas apuntaban definitivamente al papel de Hezbolá en la explosión del avión de Alas Chiricanas.

En mayo de 1996, los tres países fronterizos lanzaron el “Comando Tripartito de la Triple Frontera” para coordinar sus agencias de inteligencia y aplicar la ley para combatir el crimen organizado y las actividades terroristas en la zona. El mes siguiente, días antes de que los operativos libaneses del grupo ayudaran a Hezbolá local y operativos iraníes a volar el complejo militar Khobar Towers en Arabia Saudita, el FBI emitió un comunicado donde buscaba información sobre el atentado del vuelo 09001, que fue descrito como un “homicidio supervisado”, y sobre el atacante que había sido” identificado tentativamente” como Jamal Lya, el nombre que apareció en el manifiesto de vuelo. El comunicado parece haber sido emitido en respuesta a una solicitud de las autoridades locales de la región, probablemente a instancias de este nuevo Comando Tripartito. El FBI identificó a Jamal Lya como el “sospechoso de llevar la bomba a bordo del avión” y lo describió como “un hombre de Oriente Medio, de 25 a 28 años. El boletín describía su apariencia y la ropa que usó el día del ataque, y agregó que no hablaba español ni inglés, pero si árabe.

En 1996, el FBI concluyó vincular el ataque a Hezbolá . El derribo del vuelo 00901 ocurrió un día después de que un grupo fundamentalista musulmán explotó el edificio de la AMIA en Buenos Aires, indico el FBI. El nuevo informe, actualizado y publicado en la página web del FBI -Miami Field Office- el 30 de octubre de 2017, ahora incluye el verdadero nombre del atacante: Ali Hawa Jamal. Aunque repite mucha de la información de la versión de 1996, ahora se agrega algunos hechos nuevos. Más allá de su nombre, ahora se sabe que Jamal “era conocido por haber viajado desde Líbano a Venezuela, Colombia, Argentina y Panamá”, todos lugares con redes establecidas de Hezbolá. El boletín de 2017 también termina con una referencia crítica a Hezbolá, pero ahora agrega: “Se sospecha que otras personas de esos países pueden haber ayudado a Jamal en su operación suicida para derribar el vuelo. Esa información sobre esas personas adicionales y sus actividades en lugares como Venezuela, Colombia, Argentina y Panamá, que las autoridades están investigando otorga un enfoque renovado sobre la presencia y las operaciones de Hezbolá en América Latina.

El último intento abortado del terrorismo internacional de Hezbolá fue en Perú, donde el agente de la organización islamista, Muhammad Amadar, llegó en noviembre de 2013 y se casó dos semanas después con una mujer de ciudadanía peruana. La conexión estadounidense llamó la atención de la Oficina de Miami del FBI. Poco después, Amadar se mudó a Brasil, vivió en Sao Paulo hasta que regresó a Lima en julio de 2014. La unidad anti-terrorista de Perú lo interrogó a su llegada al aeropuerto y detuvo a Amadar por planear ataques contra objetivos israelíes y ciudadanos peruanos de origen judío que planeaba ejecutar en octubre de ese año. Hoy, Amadar espera sentencia en el juicio que se le esta realizando.

Actualmente, uno de los operativos más prominentes detrás del bombardeo de la AMIA en Buenos Aires creció en las filas de la organización y está supervisando personalmente las operaciones de Hezbolá en la región. Según los investigadores regionales, Salman Al-Reda (cuyo verdadero nombre seria, según se informa, Salman Raouf Salman) fue el coordinador sobre el terreno del bombardeo de la AMIA. Salman es un ciudadano libanés-colombiano que vivió en varias ocasiones en Colombia, en Buenos Aires y en el área de la Triple Frontera. Al Reda huyó de la región antes de ser acusado por las autoridades argentinas por su participación en el ataque. Se investiga el papel que Reda jugó en el bombardeo del Vuelo 00901. Pero en los años que siguieron, Reda sirvió como un miembro activo de la Organización Yihad Islámica de Hezbolá. Estuvo especialmente activo en el sudeste de Asia y América del Sur en la década de 1990, incluida una oleada de misiones operativas en 1997 con tres visitas a Panamá, dos a Colombia y una a Brasil.

Tras el arresto su arresto en Perú, Mohammad Amadar, identificó a Reda como el operativo de Hezbolá que se desempeñó como su nexo y controlador; dijo que se había reunido con él en tres ocasiones diferentes en Turquía para planear la operación de Perú. Con Reda aún en libertad y presumiblemente conduciendo las operaciones de Hezbolá en la región, las autoridades estadounidenses tienen buenas razones para preocuparse por las actividades del grupo en Latinoamerica. Para la administración estadounidense, igual que para Brasil, Argentina y Paraguay, Hezbolá está profundamente involucrada en operaciones en Sudamérica.

En otras palabras, no hay ninguna razón para creer que Hezbolá no lanzará nuevos ataques en Latinoamérica y los EE.UU, especialmente a medida que aumentan las tensiones entre EE.UU. e Irán.

 

 

 

Fuente:infobae.com