Enlace Judío México.- ¿Qué tan malo es el prejuicio de los medios contra Israel? En una semana llena de amplia cobertura del conflicto palestino-israelí, en gran parte pobre, el líder de la Autoridad Palestina (AP) puede dar un discurso antisemita y la mayoría de la prensa lo ignorará. O peor aún, editarán selectivamente sus comentarios.

SEAN DURNS

En un discurso del 13 de diciembre de 2017 en Estambul, el presidente de la AP Mahmoud Abbas dijo que los judíos “son realmente excelentes en falsear y falsificar la historia“. Abbas dijo en la cumbre de emergencia de la Organización de Cooperación Islámica, cuya audiencia incluyó al criminal de guerra sudanés Omar al-Bashir: que los judíos no tenían una conexión histórica con Jerusalén, una ciudad cuyos lazos históricos y religiosos con el judaísmo son anteriores a la creación del Islam por miles de años.

El discurso de Abbas tomó lo que el analista de Oriente Medio y editor de comentarios del Jerusalem Post, Seth Frantzman, describió como un “tono antijudío“. Abbas afirmó que los árabes palestinos descienden del antiguo pueblo cananeo, una mentira común, exhortando: “Si a ellos [los judíos] les gustaría falsificar esta historia, son realmente maestros en esto y se menciona en el Sagrado Corán que fabrican la verdad y tratan de hacer eso, y creen en eso, pero nosotros hemos estado en este lugar durante miles de años“.

Lo que es sorprendente no es que Abbas, agasajado por la prensa y los legisladores por igual como “moderado” y “socio de la paz“, haya negado las relaciones judías con Jerusalén. En 2012, por ejemplo, Abbas emitió un comunicado que decía que la ciudad “sería árabe, islámica y cristiana para siempre“. Es decir, no judía.

Tampoco impactó al público. El antisemitismo abunda en la Organización de Cooperación Islámica. El anfitrión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, apoya a los grupos terroristas islamistas como Hamás, cuya carta fundacional llama a la destrucción de Israel y cita al Mein Kampf de Adolf Hitler. Y al igual que al-Bashir, Erdogan lidera un país responsable de crímenes horrendos contra sus minorías.

Lo que reúne a todas estas fuerzas es el antisemitismo y el odio por el único estado judío del mundo. Y lo que es particularmente decepcionante es la incapacidad de los medios -y en algunos casos, la falta de voluntad- para informar de ello.

Casi ninguno de los principales medios noticiosos de EE.UU. informó de la extensa diatriba de Abbas.

Algunos, como The Washington Post y Politico, simplemente publicaron un despacho de Associated Press omitiendo los comentarios de Abbas que llamaban al pueblo judío “maestros” en “fabricar la verdad“. En cambio, Associacted Press escribió acríticamente: “Los palestinos están comprometidos con una resolución pacífica del conflicto israelí-palestino, dijo Abbas”. El mismo despacho señaló que el presidente iraní Hassan Rouhani y el presidente libanés Michel Aoun asistieron, pero omitieron sus roles en el apoyo a los grupos terroristas, como Hezbolá, que atacan a los judíos y el estado judío.

La omisión de los medios de cubrir las declaraciones de Abbas es particularmente sorprendente cuando se considera la histeria que siguió al anuncio del presidente estadounidense Donald Trump el 6 de diciembre de que implementaría la ley bipartidista de la Embajada de Jerusalén de 1995 en Estados Unidos y reconocería a Jerusalén como la capital de Israel.

Como señaló The Times of Israel en un editorial publicado poco después de los comentarios del presidente, Trump destacó el absurdo de que EE.UU. declinara “reconocer cualquier capital” y señaló la conexión histórica y religiosa del pueblo judío con Jerusalén.

Es importante destacar que el Times también señaló que el discurso “incluía un llamado a mantener el status quo en los lugares santos de Jerusalén“. Además, el presidente declaró explícitamente que su anuncio no comprometía a EE.UU. a una posición “sobre cualquier problema de estado final, incluyendo los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén, o la resolución de las fronteras impugnadas“.

El anuncio de los EE. UU. provocó una avalancha de cobertura, muchos de los cuales no tuvieron en cuenta estos detalles importantes, como ha señalado el Comité para la Precisión en la Información Medio Oriente en América (CAMERA). En una semana, Politico, The Baltimore Sun y The Hill presentaron al menos cuatro informes cada uno. Al escribir estas líneas, The Washington Post, en poco más de una semana, publicó al menos 10 informes, análisis y comentarios, algunos de los cuales afirmaron que el anuncio podría dañar el “proceso de paz“.

Sin embargo, ninguno de estos medios consideró apropiado informar las observaciones de Abbas del 13 de diciembre de 2017. El jefe de la Autoridad Palestina, una institución creada y financiada como resultado del proceso de paz de Oslo de los años 90, habló ante criminales de guerra y patrocinadores del terror y negó la historia judía y difundió teorías de conspiración antisemita. Sin embargo, cero cobertura.

Los medios tampoco destacaron que los líderes palestinos han rechazado varias ofertas estadounidenses y israelíes para la estadidad a cambio de la paz, en numerosas ocasiones, incluyendo la del año 2000 en Camp David, 2001 en Taba y 2008 después de la Conferencia de Anápolis. Esto, y el hecho de que un “socio de paz” financiado por Estados Unidos se haya negado a dejar de pagar sueldos a terroristas -la Autoridad Palestina ha entregado más de mil millones a terroristas y sus familias solo en los últimos cuatro años– es pertinente, y se omite, hechos.

La pregunta no formulada es ésta: ¿perjudica al “proceso de paz” proporcionar un incentivo financiero para asesinar judíos y propagar el antisemitismo?

Tristemente, este sesgo y selectividad de los medios no es nada nuevo; los medios de comunicación occidentales rutinariamente ignoran a los líderes palestinos cuando sus comentarios son inconvenientes para una narrativa que señala a Israel por oprobio.

Por ejemplo, en contraste con su cobertura de la implementación de la Ley de la Embajada de Jerusalén, The Washington Post aún no ha informado sobre el nombramiento en febrero de 2017 de Mahmoud al-Aloul como diputado de Abbas. Al-Aloul es un terrorista no arrepentido y condenado cuyo nombre de guerra es Abu Jihad. Como posible sucesor del octogenario Abbas, su nombramiento debería ser de interés periodístico, sin duda para los periódicos que dicen estar preocupados por el “proceso de paz”.

Claramente, el antisemitismo y el rechazo palestinos no son temas que muchos medios de comunicación consideren necesario informar, en un daño inmenso a su propia credibilidad. Si el periodismo es el primer esbozo de la historia, es la prensa quien, a través de sus omisiones unilaterales, son maestros en fabricarla.

El escritor es un analista de investigación sénior de la oficina de CAMERA en Washington DC, el Comité para la Precisión en la Información Medio Oriente en América con sede en Boston, con 65,000 miembros.

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

Fuente: The Algemeiner – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico