Enlace Judío México – “Hoy, por reconocer una verdad básica sobre la capital de Israel, se nos acusa de dañar la paz. El acta reflejará que rechazamos ese reclamo escandaloso”.

Gracias, Sr. Presidente.

He sido la orgullosa representante de Estados Unidos en las Naciones Unidas durante casi un año. Esta es la primera vez que he ejercido el derecho estadounidense a vetar una resolución en el Consejo de Seguridad. El ejercicio del veto no es algo que Estados Unidos hace a menudo. No lo hemos hecho en más de seis años. Lo hacemos sin alegría, pero sin reticencias.

El hecho de que este veto se esté haciendo en defensa de la soberanía estadounidense y en defensa del papel de Estados Unidos en el proceso de paz de Oriente Medio no es una vergüenza para nosotros; debería ser una vergüenza para el resto del Consejo de Seguridad.

Como he señalado cuando discutimos este tema hace 10 días, volveré a tomar nota de las características del anuncio del presidente sobre Jerusalén que son más relevantes aquí. El presidente tuvo mucho cuidado de no prejuzgar de ninguna manera las negociaciones sobre el estatuto definitivo, incluidos los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén. Esto sigue siendo objeto de negociación por las partes únicamente. Esa posición está plenamente en consonancia con las resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad.

El presidente también tuvo cuidado de afirmar que apoyamos el status quo con respecto a los lugares sagrados de Jerusalén, y apoyamos una solución de dos Estados si eso es lo que las partes acuerdan. Nuevamente, estas posiciones son plenamente compatibles con las resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad.

Es muy lamentable que algunos intenten distorsionar la posición del presidente para servir sus propios intereses.

Lo que molesta a algunas personas no es que Estados Unidos haya perjudicado el proceso de paz – de hecho, no hemos hecho tal cosa. Más bien, lo que les molesta es que Estados Unidos tuvo el valor y la honestidad para reconocer una realidad fundamental. Jerusalén ha sido la patria política, cultural y espiritual del pueblo judío durante miles de años. No han tenido ninguna otra capital. Pero el reconocimiento de lo obvio por parte de Estados Unidos, de que Jerusalén es la capital y la sede del gobierno israelí moderno, es demasiado para algunos.

En primer lugar, algunos han amenazado con violencia en la calle, como si la violencia de mejorase de alguna manera las perspectivas de paz.

Hoy en día, enterrado en la terminología diplomática, algunos pretenden decirle a la Unión Americana dónde colocar nuestra embajada. Estados Unidos tiene el derecho soberano de decidir dónde y si establecemos una embajada. Creo que muy pocos Estados miembros acogerían con beneplácito los pronunciamientos del Consejo de Seguridad sobre sus decisiones soberanas. Y pienso en algunos que deberían temerle.

Cabe señalar que esta no es una nueva postura estadounidense. En 1980, cuando Jimmy Carter era presidente de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad votó sobre la Resolución 478, que instó a las misiones diplomáticas a trasladarse de Jerusalén. Estados Unidos no apoyó la Resolución 478.

En sus comentarios, el entonces secretario de Estado Ed Muskie dijo lo siguiente: “El proyecto de resolución que hoy tenemos ante nosotros es ilustrativo de una preocupación que ha producido esta serie de textos desequilibrados y poco realistas sobre cuestiones del Medio Oriente”.

Específicamente, con respecto a la disposición sobre misiones diplomáticas en Jerusalén, el secretario Muskie dijo: “En nuestra opinión, esta disposición no es vinculante. Carece de fuerza. Y la rechazamos como un intento perturbador de dictar a otras naciones. No hace nada para promover una resolución de los difíciles problemas que enfrentan Israel y sus vecinos. No hace nada para promover la causa de la paz “.

Eso fue en 1980. Es igualmente cierto actualmente. Ningún país dirá a Estados Unidos dónde establecer nuestra embajada.

Esta resolución acusa a Estados Unidos de dañar las perspectivas de paz en Medio Oriente. Es una acusación escandalosa. Quienes lo hacen deben considerar que eso sólo perjudica al mismo pueblo palestino en cuyo nombre dicen hablar. ¿Qué gana el pueblo palestino que sus líderes pongan trabas en las negociaciones?

Un “proceso de paz” que está dañado por el simple reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel no es un proceso de paz; es una justificación para un estancamiento sin fin. ¿Qué gana el pueblo palestino que algunos de sus líderes acusen a Estados Unidos de ser hostil a la causa de la paz? No gana nada, pero corre el riesgo de que le cueste mucho.

Estados Unidos ha hecho más que cualquier otro país para ayudar al pueblo palestino. Por mucho. Desde 1994, hemos aportado más de 5 mil millones de dólares en asistencia económica bilateral, ayuda en materia de seguridad y asistencia humanitaria.

El Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos administra escuelas e instalaciones médicas en toda la región. Es financiado casi en su totalidad por contribuciones voluntarias. El año pasado, Estados Unidos financió voluntariamente casi el 30 por ciento del presupuesto de la UNRWA. Eso es más que los próximos dos donantes más grandes combinados. Y es mucho más que algunos de los miembros de este Consejo que cuentan con considerables recursos financieros propios.

Seré contundente: cuando el pueblo estadounidense ve un grupo de países cuyas contribuciones totales al pueblo palestino representan menos del 1 por ciento del presupuesto de la UNRWA, cuando ve que estos países acusan a Estados Unidos de estar insuficientemente comprometido con la paz, el pueblo estadounidense pierde su paciencia.

He visitado los campos de refugiados palestinos que Estados Unidos apoya con sus contribuciones. Me he reunido con hombres, mujeres y niños. He abogado por ellos. Puedo decirles que sus líderes no les hacen ningún favor al preferir abandonar las negociaciones de paz que hacer el arduo trabajo de ver su conclusión.

Estados Unidos nunca ha estado más comprometido con la paz en Medio Oriente. Estábamos comprometidos antes de que el presidente anunciara nuestro reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel, y estamos comprometidos hoy.

Lo que hemos presenciado aquí hoy en el Consejo de Seguridad es un insulto. No será olvidado. Es un ejemplo más de que las Naciones Unidas hacen más daño que bien al hacer frente al conflicto israelí-palestino.

Hoy, por el simple acto de decidir dónde colocar nuestra embajada, Estados Unidos se vio obligado a defender su soberanía. El acta reflejará que lo hicimos con orgullo. Hoy, por reconocer una verdad básica sobre la capital de Israel, se nos acusa de dañar la paz. El acta reflejará que rechazamos ese reclamo escandaloso.

Por estas razones, y teniendo en mente los mejores intereses tanto del pueblo israelí como del palestino, Estados Unidos vota en contra de esta resolución.

Gracias.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico