EDGARDO KRAWIECKI EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO- Llama la atención últimamente que tanto Israel como Arabia Saudí hablan casi con el mismo tono de voz en los tópicos regionales.

Y cuando el pasado 16 de noviembre Gady Eizenkot, el jefe del Ejército israelí contó que “Israel estaba dispuesto a compartir información de inteligencia sobre Irán con Arabia Saudí” en el Elaph News, un sitio web saudí, las cosas parecían tomar un tinte oficial. Para entender mejor todo este iceberg mesoriental, dialogamos con el profesor Joshua Teitelbaum.

El profesor Joshua Teitelbaum nació en los Estados Unidos en 1958 y desde el año 1981 está radicado en Israel.

Su maestría y doctorado en la especialidad del Medio Oriente en general y en Arabia Saudí y los países del Golfo en particular los realizó en la Universidad de Tel Aviv.
Está considerado como un experto en la historia del Medio Oriente moderno, política y sociedad en la península arábiga, religión, tribalismo y estado en Arabia Saudí y como un profundo conocedor del conflicto árabe israelí.

Su maestría se intituló: “The Saudis and the Hajj, 1916-1933: A Religious Institution in Turbulent Times” (“Los saudíes y la inmigración a la Meca, 1916-1933: una institución religiosa en tiempos turbulentos”).

Y su tesis doctoral se llamó: “The Hashemite Kingdom of the Hijaz, 1916-1925: the Failure of State Formation in Modern Arabia” (El reino hashemita de los Hijaz, 1916-1925: el fracaso de la formación del Estado en la Arabia moderna).

En el año 2001 organizó un congreso sobre los nuevos medios de comunicación en el Medio Oriente, para el Centro Daián de la Universidad de Tel Aviv (UTA).
Y en el año 2004 fue el alma máter de una Conferencia sobre el proceso de liberalización en el Golfo Pérsico, también bajo el marco del Centro Daián de la UTA.

Conversamos con el Profesor Joshua Teitelbaum para ahondar en la relación entre Israel y Arabia Saudí y conocer su valoración sobre cómo ésta se refleja en el trasfondo de los últimos sucesos regionales.

E. K.- ¿Cree que existe algún tipo de coordinación entre Israel y Arabia Saudí?

J.T.- Estoy seguro que sí existe algún tipo de coordinación, especialmente en el nivel de la inteligencia militar y quizá hasta un poco más de allí también. Pero no de modo explícito. Toda la coordinación con Israel es secreta y estoy seguro que los saudíes no hubieran querido que se sepa nada de todo esto, ni que los israelíes hayan salido así tan abiertamente a darlo a entender por la prensa. Pero es un hecho que en Israel a los políticos y a los jefes militares les gusta hacer declaraciones a los medios de comunicación.

E. K.- ¿Por qué cree que el Gobierno israelí hizo tan público el acercamiento con Arabia Saudí, a sabiendas de los reparos de Riad en que así fuera?

J.T.- Porque el Gobierno de Israel quiere mostrarle al mundo que es un país aceptado en el Oriente Medio, que es un actor importante en toda la región y que el tema palestino no es ni tan relevante como lo suelen presentar ni es el tema que determina las relaciones con otros países de la zona e Israel.

E. K.- ¿Cuando el Elaph News, un sitio web saudí, publicó una entrevista con el jefe del Ejército israelí Gady Eizenkot, quien contó que “Israel estaba dispuesto a compartir información de inteligencia sobre Irán con Arabia Saudí” no fue una forma de formalizar este secreto a voces entre israelíes y saudíes?

J.T.- Muy probablemente, cuando Eizenkot dice que estaría dispuesto a compartir esta información de inteligencia con Arabia Saudí es porque ya lo están haciendo. Pero aquí lo importante a señalar es que Elaph News es un medio privado, de tendencia liberal, que se publica desde Londres y que es de oposición a la monarquía de Riad. Es crítico con el rey Salmán. Por lo que la cuestión de que Eizenkot le haya dado la entrevista a un diario saudí como remarcaron tanto aquí en Israel hay que decirlo entre paréntesis, porque también es verdad que se lee dentro de Arabia Saudí, pero no sé si se le debe considerar un medio cercano a la monarquía de los Saud, ya que no lo es.

E. K.- ¿Y qué dijeron tras esta entrevista dentro de Arabia Saudí?

J.T.- No he hecho aún un seguimiento serio de las respuestas, pero podría decir que finalmente los saudíes dirán cosas positivas en voz baja pero que si les dieran a elegir preferirían siempre mantenerlo bajo un manto de silencio total. Y se entiende claramente el porqué. Porque Arabia Saudí es un país que especialmente ahora está atravesando por grandes cambios y muchos estremecimientos internos como para tener que hablar de un acercamiento con Israel. La última cosa que cualquier monarca o heredero del trono saudí necesita es que se le atribuya un contacto o una buena relación con Israel. Porque ello les trae complicaciones a nivel regional.

E. K.- ¿Cuáles son las complicaciones regionales más visibles?

J.T.- Que desde el vamos la mayoría de los ciudadanos saudíes no simpatizan para nada con Israel. Y encima en las conversaciones de Arabia Saudí con otros países árabes hablar de sus relaciones con Israel les representa un dolor de cabeza, más si son tan buenas como aparentan ser.

E. K.- ¿Qué piensa cuando escucha al ministro de Defensa de Israel, Avigdor Liberman, decir abiertamente que es necesario hacer un frente común regional con Arabia Saudí?

J.T.- Cuando lo escucho a Liberman diciendo estas cosas pienso que está cometiendo un gran error. Porque si quieres que los saudíes estén contigo, ni abras la boca. Liberman no debería decir nada al respecto. Cada palabra que se dice abiertamente molesta y les causa desagrado a los saudíes. Liberman, como los demás que abren la boca, lo hace porque quiere demostrarle a todo el mundo que Israel tiene ahora un frente común con varios países árabes. No solamente con Arabia Saudí, sino también con los emiratos del Golfo, con Egipto y con Jordania. Que el frente común es antiterrorista y contra el eje que lidera Teherán. Liberman tiene una visión de mundo que le hace decir estas cosas. Y con Netaniahu pasa exactamente lo mismo. Muchas veces debería callarse al respecto, e igual habla y hace declaraciones que pueden resultar contraproducentes. Netaniahu también tiene una concepción que le hace suponer que les debe enrostrar a los norteamericanos y al mundo entero que Israel se las arregla perfectamente en el Oriente Medio sin que en el medio tenga que estar el asunto palestino.

E. K.- ¿Por qué cree que Netanyahu pone más el acento todo el tiempo en la amenaza iraní que en el problema palestino?

J. T.- Es que Netanyahu pretende remarcar todo el tiempo que lo que realmente es importante para Israel es más la amenaza iraní y mucho menos la solución al conflicto con los palestinos. Frente a la amenaza iraní de hecho existe una alianza con varios países árabes suníes. Arabia Saudí, que es tan fuerte económicamente, es muy influyente. Ahora acaba de reunir en Riad a 40 países musulmanes, sin Irán, para conformar una alianza antiterrorista. Entonces, Israel puede ahora ufanarse públicamente que tiene buenas relaciones con un país tan poderoso como Arabia Saudí. Aunque lo digo nuevamente, está cometiendo un error al hacerlo. Porque cuando lo dice Netaniahu quiere demostrar que no es el único que habla de la amenaza iraní; que se trata de una amenaza para toda la región. Pero los saudíes ya dijeron varias veces que no dirán nada públicamente hasta que Israel arregle su conflicto con los palestinos. De todos modos, es verdad que los países árabes moderados tienen un mismo interés nacional que Israel que no tiene que ver con el tópico palestino.

E. K.- ¿Y cuándo Nasrala declara que Arabia Saudí le pidió a Israel que ataque al Líbano a cambio de mucho dinero, como lo dijo días pasados, cómo cree que debemos leerlo?

J. T.- Nasrala dice estas cosas debido a sus propias necesidades internas en el Líbano. Él está dentro de la arena libanesa, en el campo anti saudí y pro iraní. Para él es muy importante poner a Israel y a Arabia Saudí en la misma bolsa. Él lo dice. Y hasta puede ser que los saudíes hayan pensado que podrían influir sobre Israel para que actúe en el Líbano cuando generó la renuncia de Hariri. Pero cae de maduro que Israel no entrará en estos momentos en una guerra en el Líbano, y mucho menos para responder a los intereses saudíes.

E. K.- ¿Qué más nos podría decir sobre los intereses comunes entre Israel y Arabia Saudí?

J. T.- Lo que es importante decir es que hay buenas relaciones pero a fuego lento. Estas buenas relaciones comenzaron en los años ’60, cuando hubo una guerra civil en el Yemen e Israel ayudó al lado pro saudí, a partir de un pedido que hubo a través de los británicos para enviarles equipamiento militar que les llegó de inmediato. También en los ’80 hubo algunos gestos que ayudaron al acercamiento a través del embajador saudí en los Estados Unidos Bandar Bin Sultán. Pero siempre todo ello de un modo muy cuidadoso, lejos de la mirada del público. Los intereses nacionales de Israel y Arabia Saudí siempre estuvieron cerca porque son dos países que siempre estuvieron en contra del eje de los países árabes radicales, llamados entonces países del ‘rechazo´ a Israel. Hay países como Egipto, Jordania o Arabia Saudí que yo llamaría del estatus quo. Ya que son países que buscan y desean estabilidad. Son países moderados. Y son los países que están contra la llamada primavera árabe. A esto súmale a Irán como elemento amenazante para todos ellos y para Israel por igual. Y desde el punto de vista saudí, los iraníes representan una amenaza estratégica tanto en el Golfo Pérsico como ahora en Siria y Líbano con todos los logros que Irán ha obtenido. Y los logros iraníes no acaban en la guerra civil siria, sino que también llegan a otras partes de la región, como Irak. Hoy Irak se ha convertido en un país tutelado completamente por Irán. También a través de los hutíes en el Yemen. Los saudíes sienten esta presión regional de Irán, a lo que se le debe sumar el aspecto religioso. Arabia Saudí se ve como el bastión de defensa del islam suní frente a la amenaza del islam shií que representa Irán. Los saudíes siempre vieron en el islam shií a herejes. Y muchos musulmanes suníes en el mundo entero miran en dirección a Arabia Saudí como al país defensor de su religión. Y muchos también ven con preocupación al avance iraní. Los grandes triunfos regionales que Irán ha tenido últimamente les preocupan sobremanera. Irán y los shiíes son una minoría, que desde el punto de vista saudí han desertado del islam y si uno mira hoy un mapa del Oriente Medio verá que los shiíes hasta parecen más fuertes que los suníes.

E. K.- Sin embargo, ¿No cree que gran parte de la amenaza yihadista sobre los países de la región y sobre los europeos provienen de raíces suníes, muchos financiados en sus comienzos por los propios saudíes?

J. T.- Con respecto al terrorismo de corte suní es verdad. Pero los saudíes refutan este argumento diciendo que ellos son los primeros que luchan contra organizaciones yihadistas como Al Qaeda o el Estado Islámico y todas las organizaciones integristas por el estilo, que en la práctica se han salido de todo control. Ellos reconocen su equivocación al principio. También ahora el príncipe heredero Mohamad Bin Salman ha dado un discurso destacando que quiere avanzar hacia un islam moderado. Entonces, es verdad lo que planteas que en el pasado han apoyado a estas agrupaciones de un islam suní radical, pero ahora ven que la verdadera amenaza radical no proviene tanto de allí como de Irán. Ven a los iraníes como la gran amenaza extremista.

E. K.- Ha nombrado al príncipe heredero Mohamad Bin Salman, que es una figura muy cercana a Jared Kushner, el yerno judío de Trump y también el encargado de explorar iniciativas de paz para Israel. ¿Cree que la actual Administración estadounidense podría ser capaz en base a ello de poder hacer volver a la mesa de negociaciones a israelíes y palestinos?

J. T.- Lo dudo mucho. Tanto Israel como Arabia Saudí desean estar bien con Trump. Ese podría ser un punto de partida. Pero no veo una situación en la que haya pasos concretos o serios hacia un proceso de paz. Y esto vale tanto para los palestinos como para los saudíes. Podría ver una situación en la cual hubiera pequeños gestos, como que aquí o allá Israel liberara prisioneros palestinos, que abrieran pasos fronterizos o que se anularan check posts. Y que Arabia Saudí haga como alguna vez se habló gestos como dejar pasar a aviones israelíes por los cielos saudíes para acortar el tiempo de sus vuelos al Lejano Oriente, a Japón y a china. O permitirles a empresarios israelíes que hagan negocios en Riad. Pero no muchas cosas más”

E. K.- ¿O sea que no ve un pronto establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudí como hay con Egipto o Jordania?

J. T.- No, no lo veo. Y si lo hubiera, estaría sumamente sorprendido. No veo tampoco que Arabia Saudí tenga la intención de entrar en ello.

E. K.- ¿Y esto lo liga con la iniciativa de paz saudí del ’82, tras la cual siempre sostuvieron que hasta que no haya un acuerdo entre todo el mundo árabe, los palestinos e Israel tampoco ellos establecerían relaciones con los israelíes?

J. T.- Es un punto importante. Ya que este asunto refleja el cuidado con el que se mueven los saudíes. Que siempre dicen que hasta que no se responda a las demandas de los palestinos y las de todos los Estados árabes ellos no establecerán relaciones diplomáticas formales con Israel. Sí puedo ver pequeños pasos para ir creando confianza, pero no más que ello, si Trump presionara en esta dirección. Pero también debemos entender que tanto Israel como Arabia Saudí no están demasiado satisfechos con los pasos de Trump en la región, en especial en cómo se ha lavado las manos en Siria. En definitiva, lo que ha hecho allí Trump fue renunciar a todo para dejarlo en manos de los iraníes y de los rusos. Israel se siente amenazado frente a Irán y Jizbalá en su frontera norte, y por lo fuerte que éstos han quedado dentro de Siria. Y Trump, que en lo único que piensa es en hacer buenos negocios, en este caso prefiere hacerlos con Rusia a costa de Israel.

E. K.- ¿Y cómo ve todo el ida y vuelta de Hariri, desde el punto de vista saudí?

J. T.- Lo que ha pasado con Hariri ha sido un error de los saudíes. El príncipe heredero Bin Salman es muy joven e inexperto y han pagado el precio por ello. Llevó las cosas a tal punto de roce que no se corresponde con la forma de actuar tradicional de los saudíes. En el caso de Hariri se ve que ahora todos los libaneses se unieron contra Arabia Saudí, que ha quedado mal parada. Han quedado como torpes. Todo desde el principio ha sido raro, luego eso de no dejarle salir, y al no ser nada transparente los saudíes han quedado mal parados. Y con respecto al Líbano los saudíes no han ganado nada con todo este episodio.

E. K.- ¿Qué opina sobre el acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán en Sochi sobre Siria?

J. T.- Los saudíes lo ven como algo muy malo y con graves consecuencias. Este acuerdo legitima la presencia de Irán y Jizbalá en Siria. Y también la continuidad del régimen de Asad, que no les cae bien a los saudíes. Para Arabia Saudí es un fracaso total.Y cuando les cuestionan a los rusos por qué dejan así la presencia de Irán en Siria, Lavrov les contesta que ellos están allí por pedido expreso de Siria. Y Asad que es el dueño de casa, teóricamente, pide que se queden allí. Nuevamente, el destino quiso que también en este punto Arabia Saudí e Israel se encuentren del mismo lado.