¿Celebrar en el Tercer Reich el nacimiento de un niño… judío? Los nazis se encontraron con un serio dilema incluso antes de llegar al poder en Alemania. La navidad, evidentemente, era muy popular entre los germanos, cristianos en su gran mayoría, con lo que había que tragar con ella si uno aspiraba a ganar las elecciones. Sin embargo, estas festividades teñidas de judeocristianismo no eran bien vistas por la élite del partido, que diseñaron un plan para rediseñarlas. Este incluía la creación de postales y adornos navideños que incluían la cruz gamada.


Dulces navideños nazis

¿Turrón? ¿Peladillas? ¡Sehr ist einen grossen marikonaden! No, “algo con una cruz gamada, por favor”, debió de pensar el que tuvo la idea de intentar convencer a las amas de casa para que hornearan galletas con la forma de la svástika. Para ello crearon un molde.

Cambiar a Papa Noel por el dios Odín

Algunas veces, la mejor forma de robar algo es decir que antes te lo habían robado a ti. Los ideólos nazis argumentaron que los elementos cristianos de la navidad habían sido impuestos a las antiguas tribus germánicas. Por ejemplo, el día del nacimiento de Jesucristo no tendría nada que ver con el nacimiento del Mesías judío, sino con el solsticio de invierno y la “resurrección del sol”. Santa Claus, era también un invento cristiano, un refrito del dios Odín, así que se tuneó al entrañable anciano orondo para que se pareciese más al “El hombre del Solsticio”.

Decorar el árbol con cruces gamadas

El árbol de navidad estaba muy arraigado en la tradición alemana, así que, en lugar de plantearse eliminarlo, los nazis también lo adaptaron a sus intereses. El propagandista nazi Friedich Rehm, hizo una reflexión sobre este punto en 1.937

“Para nosotros resulta tan inimaginable que la fiesta de Navidad tenga un profundo contenido relacionado con una religión surgida en el Oriente como que un abeto alemán pueda tener algo que ver con el pesebre en el portal de Belén”.

¡Fuera estrellas, ángeles y las coloridas bolas sin mensaje! Se comenzaron a producir adornos con cruces gamadas, a poner en la copa del árbol la rueda de sol (semejante a la esvástica) en lugar de la estrella, y a colgar en las ramas del abeto pequeños bustos de Hitler a modo de decoración. ¡Qué mal rollo!

Y así de horrendo, claro, podía quedar el arbol.

Arianizar al niño Jesús y a su familia

¿Colocar al pie del árbol, bajo la mirada del Führer, a una familia judía en un pesebre palestino? ¡Nein, nein, nein! El típico belén fue sustituido por un “jardín de navidad” que contenía ciervos y conejillos junto a un San José, niño Jesús y Virgen María de cabellos rubios, como si fuesen bávaros o de Schleswig-Holstein. Arianizar a la familia del Mesías se convirtió en la norma.

Regalar juguetes bélicos

Muñecas para las futuras madres, que deberían quizas contribuir algún día (con sus úteros) al esfuerzo bélico del Reich. Para los hombres, destinados a verter su sangre por Alemania, tanques, cañones, bombarderos, figuritas de soldados y próceres de la patria.

Descristianizar las felicitaciones navideñas

En un tiempo en que no existía internet, el envío de tarjetas de felicitaciones navideñas era fundamental. En estas se podían encontrar elementos tradicionales como las campanas, el muérdago. etc, en simbiosis con el águila nazi o la sempiterna cruz gamada. Nada de “paz a los hombres de buena voluntad” ni imágenes del nacimiento de Jesús, claro.

Luces arias de Navidad

En 1935, los nazis también se sacaron de la manga el Julleuchter, un candelero de arcilla decorado con runas germánicas y que Heinrich Himmler ordenó producir a presos de campos de concentración como Dachau o Neuengamme. Fue el regalo de moda durante las navidades 1935-1945, hasta que los soviéticos tomaron Berlín a sangre y fuego. ¡A ver quién la localiza en la foto!

Reescribir los villancicos

Según la web Holocausto en Español, el mismísimo Heinrich Himmler (líder de las SS) junto a Alfred Rosenberg, supervisó la reescritura nazificada de los villancicos que no cuadrasen con la nueva religión parda de Alemania. Así, la letra de “Porque nos ha nacido un niño” fue rebautizada “porque ha llegado nuestro tiempo”, eliminando de su letra todas las referencias religiosas y cambiándolas por alusiones a bucólicos paseos por la nieve y demás actividades propias del invierno. Lo mismo hicieron con las referencias a la Virgen María y al niños Jesús, que en algunos casos fue sustituido por “el niño de la cuna dorada”.

Fuente: blogs.publico.es