Enlace Judío México.- Desde la llegada al poder de los ayatolás hace casi cuatro décadas, Irán ha sido un Estado paria en la escena internacional, aunque en Oriente Próximo juega un papel clave para la estabilidad regional.

EDITORIAL EL MUNDO

La ola de protestas que sacude a Irán desde hace casi una semana probablemente no hará tambalear al régimen teocrático, pero sí es un claro aviso de que su impunidad no es ni eterna ni ilimitada. Las manifestaciones, en las que ya han muerto al menos 20 personas por la represión gubernamental, estallaron para denunciar la precariedad económica y laboral en una República Islámica en la que la desigualdad cada vez es mayor.

Pero no han tardado en transformarse en marchas de reivindicación política contra la férrea dictadura que se rige por una de las más rigoristas interpretaciones de la sharia.

Desde la llegada al poder de los ayatolás hace casi cuatro décadas, Irán ha sido un Estado paria en la escena internacional, aunque en Oriente Próximo juega un papel clave para la estabilidad regional, hoy en serio riesgo por su enfrentamiento con Arabia Saudí. Además, la economía iraní se ha visto muy resentida por las sanciones globales, muchas levantadas recientemente tras el acuerdo nuclear patrocinado por Obama. Dentro del propio régimen, los sectores aperturistas abogan hace años por encarar reformas prodemocráticas. Estas protestas demuestran que el tiempo se agota y que, si no se acometen pronto, la olla a presión iraní explotará.

 

 

 

Fuente:elmundo.es