Enlace Judío México.- El Museo de la Comunidad Judía de Costa Rica fue fundado en setiembre del año 2005 en las instalaciones del Centro Israelita Sionista de Costa Rica (CIS). Sus puertas se abrieron al público en octubre de ese año. Para conocer más las generalidades de esta pieza fundamental del judaísmo costarricense, entrevistamos a la persona encargada del museo, el Sr. Randall Morales Zumbado, quien es historiador y es parte de los más de 12 años de existencia de esta institución, ya que ha estado en su puesto desde el primer día de inaugurado.

BRYAN ACUÑA

Foto cortesía del Centro Israelita Sionista de Costa Rica

El comienzo, según nos contó Randall no fue sencillo, se debía dar a conocer a los costarricenses, y se empezó señalando un nicho que pudiera servir de trampolín, de esa manera se comenzó a trabajar con centros de enseñanza, primaria, secundaria y universitaria, así como también lograron alcanzar grupos religiosos de distintas denominaciones, lo que generó una gran expectativa por parte de la comunidad que podría dar a conocer su historia y tradiciones a las personas no judías del país, en un inicio como bien nos señaló “…hubo varias damas que trabajaron voluntariamente con este servidor ayudándome a atender grupos y a evacuar dudas en cuanto a la vivencia propiamente del judaísmo…” lo que posteriormente se fue fortaleciendo con la presencia de distintos voluntarios que mes a mes aportan a la ardua labor de recibir grupos en las instalaciones.

Pero, ¿en qué consiste una visita al Museo de la Comunidad Judía de Costa Rica?

Técnicamente es un recorrido de aproximadamente 3 horas, aunque podrían ser 4 horas dependiendo de si hay grupos que soliciten alguna de las charlas especializadas que se ofrecen:

– La historia de Israel desde Abraham hasta la actualidad
– El Tabernáculo de Moisés
– La vida de Ana Frank
– La Segunda Guerra Mundial y la Shoá
– Charlas con sobrevivientes o hijos de sobrevivientes de la Shoá
– Conflictos en el Medio Oriente
– entre otras.

El Museo enseña tres ejes muy importantes: la cultura y tradiciones del pueblo judío (las fiestas, la Ley, los rituales como la circuncisión, la boda o el funeral, la comida kosher, etc.); la llegada de los judíos a Costa Rica (los sefarditas en la época colonial, los judíos polacos que llegaron al país y su paulatina inserción en nuestra sociedad costarricense) y finalmente la Shoá.

Se comienza explicando el círculo de las festividades judías que se encuentra afuera, en realidad esta parte no pertenece al Museo, pero ha sido de mucho provecho integrarla dentro del recorrido; luego se hace la visita guiada por cada una de las 6 salas del Museo (en 2 de ellas hay videos cortos sobre la historia de la comunidad y sobre la Shoá); posteriormente se visita el Parque de la Vida, que es un monumento a los sobrevivientes de la Shoá que llegaron a Costa Rica; y finalmente una breve visita al interior de la Sinagoga, elementos que tampoco pertenecen propiamente al museo, pero que aprovechando la belleza de instalaciones que posee el Centro Comunitario se lleva a cada uno de los visitantes.

Foto cortesía del Centro Israelita de Costa Rica, con Randall Morales Zumbado.

El CIS cuenta con una cafetería jalaví (láctea) donde los visitantes pueden disfrutar de diversos platillos de comida judía, y además dentro del museo hay literatura que se puede aprovechar en su estancia en el lugar para buscar información o simplemente leer.

Un aspecto fundamental es que en el museo se hace énfasis que su enfoque no es ni religioso ni político, solamente el de tratar de mostrar la cultura judía costarricense a todo público.

La visita al museo es completamente gratuita, y solo necesita una cita previa con varios días de anticipación, primero porque la demanda de visitas es sumamente alta durante todo el año y segundo porque se debe tener una serie de controles para la seguridad de los visitantes y de quienes laboran en la institución.

La comunidad judía costarricense es relativamente pequeña (aproximadamente unas 4.000 personas), por lo que las cifras de visitas en el museo son realmente sorprendentes. El año anterior (2017) contó con una asistencia récord, cerca de 8.600 personas durante el lapso de esos 12 meses, lo realmente llamativo es que en poco más de 12 años los han visitado más de 60.500 personas.

Un dato curioso de lo anterior es que para poder llegar a 30 mil visitantes se tardó 8 años, y en 4 años (la mitad de ese tiempo) se ha logrado duplicar la cantidad de visitantes. Según señala Randall “El Señor ha sido bueno y ha prosperado el trabajo de todos nosotros: el de las Directoras del Museo; la escritora costarricense Vilma Faingezicht y la Sra. Silvia Paz, el de este servidor y también el de los voluntarios y todos los que de una forma u otra colaboran con el Museo”.

El tipo de visitantes que llega al museo es muy diverso, el nicho más fuerte sin duda son los estudiantes de secundaria, principalmente porque para los últimos años deben estudiar lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial, el tema de la Shoá que es parte del currículo educativo en el país, lo aprovechan para conocer un poco más de lo ocurrido en esa “negra etapa de la historia” y al mismo tiempo aprovechan para poder conocer un poco más sobre la cultura y creencias del judaísmo.

Sin embargo los grupos que llegan no se enfocan solamente a estudiantes. Llegan grupos religiosos, principalmente católicos, protestantes, también seminarios teológicos, grupos judíos de comunidades alternas, también personas pensionadas, scouts, grupos de empresas, familias, amigos, scouts, turistas extranjeros (judíos y no judíos), parejas y hasta personas que llegan solas a realizar la visita. Muchos aprovechan los domingos para pasar un día diferente visitando las instalaciones del Centro Israelita.

Al preguntarle a Randall, cuál ha sido su experiencia personal en estos años trabajando para el Museo Comunitario, principalmente porque él en lo personal no es judío, sino cristiano evangélico, respondió:

…Ha sido muy enriquecedora en todos los aspectos. En cuanto a mi aprendizaje de la cultura, tradiciones, y religiosidad judías, me abrió un panorama que me era prácticamente desconocido. Yo conocía la Biblia y bastantes cosas que se mencionan del pueblo judío en ella, pero definitivamente no se compara con lo aprendido aquí. También ha sido enriquecedora en cuanto al manejo propiamente museístico: la elaboración de un guión museográfico, la duración de los recorridos, la creación y depuración de las diferentes charlas que hemos ido construyendo (la mayoría, surgidas a petición de los propios visitantes), la programación de las visitas, etc. Ha sido muy sorpresivo darnos cuenta la aceptación que este Museo tiene y la demanda de gente que desea venir a conocernos, en realidad superó las expectativas…

Además para él la experiencia de los visitantes que ha atendido ha sido muy positiva. Personas que se comportan con mucho respeto, mostrando interés en sus preguntas y sorprendidos en diversas ocasiones por lo que se les explica en cuanto al judaísmo. En algunas ocasiones, señala, lo más sobresaliente ha sido escuchar frases como “esta visita superó todas mis expectativas” o “yo tenía un concepto completamente diferente de lo que era el judaísmo y esta visita me ha despejado muchas dudas y mitos”. Ante este tipo de planteamientos Randall siente gran satisfacción por la labor realizada y agradece al Creador por el trabajo bueno que se está realizando.

Sobre proyectos que se tienen para los próximos años, se señala la renovación de algunas de las salas del museo, por ejemplo la dedicada a la Shoá, lo mismo que renovar algunas de las películas que se utilizan de material de respaldo y agregar material pendiente en algunas de las salas de exhibición.

Por último queda la invitación para todos los costarricenses que aún no se han dado una vuelta por el museo, y también para los extranjeros que tengan pensado venir a pasear por Costa Rica, para que tomen al museo en consideración dentro de su itinerario y conozcan un poco más sobre la llegada y vida de los judíos en este país.