Enlace Judío México.- El 12 de enero de 2007 (20 de Tevet, 5767) fallece “Bubbe” Maryasha Garelik, que vivió a lo largo de todo el siglo XX, sobrevivió a los pogromos de la Rusia zarista, el antisemitismo soviético y el terror nazi y luego dispensó su sabiduría a miles de los judíos de Lubavitch, a la edad de 106.

Era pequeña en tamaño, menos de 5 pies de alto, pero gigante en estatura“, dijo de ella el rabino Moshe Kotlarsky.

Durante décadas, la ‘bubbe‘ (abuela en yiddish) dispensó sabiduría a miles en su barrio de Brooklyn que vinieron en busca de su guía. Su consejo venía después de décadas de pruebas de fuego.

Según una biografía de Lubavitch de Bubbe Maryasha, su padre fue asesinado en un pogrom, o masacre organizada, en la Rusia zarista cuando tenía 5 años, y sus abuelos, con quienes ella y su madre vivían, fueron posteriormente ejecutados. Años más tarde, bajo el régimen soviético, Garelik, su esposo y sus hijos pequeños fueron desalojados de su apartamento en la nieve profunda porque él se negó a hacer trabajos en la fábrica en Shabat, el día de reposo judío.

Cuando ella, sus hermanos y su madre se fueron a vivir con los padres de su madre en una pequeña granja, ordeñaban las vacas, alimentaban a los pollos y ayudaban con la pequeña tienda que poseían.

Una vez un cosaco entró en la tienda y comenzó a limpiar los estantes y vaciarlos en su bolsa. La pequeña Maryasha estaba presente y observando como la comida y los bienes desaparecían sin ninguna intención de pagar por ellos, se enfrentó con gran valentía. “Por favor, pague todo o déjelo allí. De lo contrario, todos moriremos de hambre“, gritó.

Su abuelo se quedó petrificado. ¿Quién se atrevería a enfrentarse a un cosaco armado y violento, un antisemita abierto e impune? Pero funcionó: el cosaco echó una larga mirada a la valiente niña y salió de la tienda.

Esta fue solo la primera de muchas veces en la vida de Bubbe Maryasha en que se enfrentó a los antisemitas sin miedo.

Como agente judío clandestino, su padre fue arrestado en la década de 1930 durante el gobierno de Stalin, y luego fusilado. (Su esposa no supo exactamente qué le había sucedido hasta 1998, cuando su destino fue revelado en un archivo secreto de la policía soviética).

Era una persona solitaria que se enfrentó a un régimen que disparó a su marido a sangre fría en un campo“, dijo Kotlarsky. “Se quedó con seis hijos, de entre 1 y 14 años, perseveró y los crió sola, con integridad ética y moral“.

Cuando las autoridades le advirtieron que no encendiera las velas del sábado, Garelik huyó con sus hijos. La familia se mudó seis veces en tres años debido al acoso de las autoridades soviéticas; una casa era un establo. Pero ella era ingeniosa, cultivaba papas en la parte trasera de una sinagoga para alimentar a su familia, con suficiente sobrante para pagar que la ruinosa sinagoga fuera reparada.

Cuando un conocido trató de persuadirla de que enviara a sus hijos a la escuela pública comunista, dijo enfáticamente: “Stalin será derribado antes de que mis hijos sean adoctrinados de esa manera“, según citó su nieta Henya Laine, que ahora es abuela en Brooklyn.

En 1941, cuando los alemanes avanzaron a suelo soviético, Garelik y su hijos escaparon a Uzbekistán, donde fabricó y vendió calcetines para sobrevivir.

En 1946, terminaron en un campo de detención en Alemania.

Después de la guerra, se mudó a París, donde estableció una escuela de niñas judías Lubavitch que aún existe.

Emigró a los Estados Unidos en 1953, ayudando a iniciar una organización en Brooklyn cuyos miembros visitaban a los enfermos, y una escuela para niños para la cual ella recaudó dinero hasta la vejez. Dios le dio “dos pies sanos“, ella diría. “Puedo caminar, puedo cuidar de mí misma y ayudar a los demás“.

Fuente:  Chabad – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico