Enlace Judío México – La perspectiva abordada en la fotografía hecha por los nazis, los propios judíos o los victoriosos soldados aliados es abordada por una nueva muestra de Yad Vashem que pretende lanzar una reflexión crítica sobre los distintos usos de la cámara en el Holocausto.

Casi todas las fotografías recopiladas en “Flashes de la memoria“, la exposición inaugurada en Yad Vashem esta semana previo al Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, se han revelado ya al público en alguna ocasión. Sin embargo, estas imágenes se exhiben ahora con una perspectiva diferente, y de una manera más crítica sobre la fotografía de la era del Holocausto. La exposición va más allá de la respuesta emocional habitual y adopta un enfoque más analítico.

Dos niños judíos en el gueto de Lodz.

“Esta exposición es para el cerebro, no para el corazón”, dijo el Dr. Daniel Uziel, director de los archivos de fotos de Yad Vashem al The Times of Israel.

El diseño se realizó por Yossi Karni de la agencia de diseño Design Mill Studio, quien dijo que su objetivo era hacer que los espectadores se sintieran como si estuvieran entrando en una cámara oscura gigante.

Muchas de las fotografías mostradas terminaron primero en manos de comisiones históricas establecidas por judíos en campos de personas desplazadas por toda Europa y en las de soldados estadounidenses que los llevaron a sus hogares. Más de 70 años después, la gente todavía los descubre arrumbadas en sus hogares y generalmente terminan donándolas a museos del Holocausto.

La experiencia comienza incluso antes de entrar por las puertas, con una gran ventana redonda que se asemeja a la lente de una cámara cortada en la pared exterior de la exposición. La vista desde esta “lente” conduce directamente a una gran proyección redonda en el extremo de la sala de exposiciones, en la que se muestran clips de películas de la época del Holocausto y citas sobre arte de la fotografía.

A lo largo de la muestra hay varias mesas iluminadas cubiertas con cientos de copias dispersas de fotografías. “Flashes de la memoria” está organizada en tres secciones principales siguiendo una línea de tiempo que va desde el ascenso de los nazis al poder en Alemania en la década de 1930 hasta los juicios de los criminales de guerra nazis en el período inmediatamente posterior a la guerra.

Una de las mesas con las fotografías dispersas.

La primera sección aborda los esfuerzos de nazificación a través de medios visuales. Las fotografías y carteles de películas relacionados con la realización de las películas propagandísticas “El Triunfo de la Voluntad” y “Olimpia” de la directora alemana Leni Riefenstahl ocupan un lugar destacado en la muestra.

De la misma manera se presenta el progreso que tuvo el antisemitismo en la Alemania de Hitler, con fotografías privadas que muestran los incidentes antisemitas de la vida cotidiana, así como ejemplos de la propaganda nazi, como el trabajo de difusión del antisemitismo de Julius Streicher en la revista nazi Der Stürmer.

La segunda área, quizá la más conmovedora, aborda la fotografía en los guetos desde dos puntos de vista: el de los alemanes y el de los judíos. De las decenas de miles de fotos de los guetos, la mayoría fueron tomadas por soldados alemanes, ya sea con fines propagandísticos nazis u objetivos personales.

En lo que es sin duda la parte más fascinante de la exposición, se presenta el trabajo de los fotógrafos judíos en los guetos. Había pocos fotógrafos de ese tipo, ya que a los judíos se les prohibía poseer y usar cámaras. Aquellos que sí hicieron fotografía lo hicieron a título oficial, creando imágenes que los Judenrats (los consejos administrativos judíos establecidos por los nazis) usaron para demostrar la productividad en los guetos, con el fin de que los nazis no tomaran la decisión de eliminarlos.

Los fotógrafos fueron actores clave en los esfuerzos de supervivencia de los judíos en los guetos. A menudo se arriesgaban a tomar fotografías adicionales para fines no oficiales con el fin de crear una documentación más realista de la vida en los guetos.

Un ejemplo impresionante es una toma del fotógrafo Mendel Grossman fotografiando la deportación de judíos del gueto de Lodz mientras un policía judío prefiero voltear a ver hacia otro lado. La foto fue tomada por el asistente de Grossman, Aryeh Ben-Menachem.

Un policía judío de la Judenrat da la espalda a los judíos que son deportados.

Uziel habló al Times de un álbum preparado por Ben-Menachem en 1943 que presentaba aspectos más duros de la vida del gueto que los que aparecían en los informes estadísticos oficiales del Judenrat. Ben-Menachem sobrevivió a Auschwitz, aunque su álbum original no.

Zvi Hirsch Kadushin (más tarde, George Kaddosh o Kadish) fue el único fotógrafo en el gueto de Kaunas, Lituania que trabajó clandestinamente para el Judenrat. Desarrolló técnicas para tomar fotografías a través de un orificio en su abrigo y se ocultó exitosamente con sus fotos antes de la liquidación del gueto.

Según Uziel, a los fotógrafos judíos rara vez se les permitía trabajar en el gueto de Varsovia. No quedan rastros de los nombres de los fotógrafos cuyos cuadros sobrevivieron a la guerra en los archivos del grupo clandestino “Oneg Shabbat” dirigidos por el historiador Emanuel Ringelblum.

Zvi Hirsch Kadushin en una imagen suya dentro de “Flashes de la memoria”.

“Desde el principio, el Judenrat del gueto de Varsovia pidió a los fotógrafos polacos que realizaran la documentación visual requerida, como en el caso de este álbum de 1940 preparado conjuntamente por el Judenrat y el Joint (Comité Judío Americano de Distribución Conjunta) para aumentar el apoyo a los residentes del gueto”, dijo Uziel.

La sección final de “Flashes de la Memoria” contiene imágenes hechas por las fuerzas aliadas mientras liberaban los campos de concentración. Más que ninguna otra, estas imágenes gráficas han tenido la mayor influencia en la conformación de la memoria colectiva del Holocausto en las últimas siete décadas. Entre sus usos inmediatos estuvo mostrar a la gente de vuelta a casa por lo que estaban luchando, reeducar a la población alemana y crear documentación para el enjuiciamiento de criminales de guerra.

Aunque muchas de las fotografías y películas se hicieron en tiempo real cuando las tropas ingresaron en los campamentos y descubrieron quién y qué estaba dentro, algunas, como las de Dachau, se tomaron en una fecha posterior.

Las fotos de Dachau fueron tomadas por las tropas norteamericanas que liberaron el campo en abril de 1945, y las escenas fueron escenificadas con la ayuda de antiguos reclusos. Las imágenes fueron capturadas, impresas y diseminadas ampliamente por toda la Alemania ocupada por los Aliados con el objetivo de reeducar a la población alemana.

Mendel Grossman en su estudio fotográfico dentro del gueto de Lodz.

Los rusos, por ejemplo, llegaron a Auschwitz el día de su liberación el 27 de enero de 1945 pero sin estar preparados para crear documentación visual, por lo que trajeron fotógrafos oficiales del gobierno y la prensa una semana más tarde para una sesión fotográfica.

“Simplemente pusieron a los reclusos con sus uniformes adentro y cerraron la puerta”, dijo Uziel. Esta actividad realizada por los aliados levanta cuestiones muy delicadas sobre el uso de la fotografía sobre hechos tan trágicos como el Holocausto.

“Flashes de la memoria” está diseñado por todos sus creadores para provocar preguntas, incluso sobre la moralidad de exhibir y publicar imágenes de la era del Holocausto, como en el caso de la tercera sección, la mayoría de ellas producidas por los nazis.

“Es lo correcto, porque en muchos casos es todo lo que tenemos para mostrar lo que sucedió y a las personas que fueron asesinadas”, dijo Uziel.

 

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico