Enlace Judío México – Netanyahu llegó al Kremlin con el jefe de la Inteligencia Militar israelí, quien explicó al presidente ruso las consecuencias de las actividades de Irán en Líbano y Siria: el establecimiento de fábricas en el Líbano que convertirán los cohetes de Hezbolá en misiles de precisión y eventualmente dañarían los intereses de Rusia en la región.

RON BEN-YISHAY

Resulta que cuando Vladimir Putin convoca a una reunión sobre el futuro de Siria, Benjamín Netanyahu casi siempre llega días antes para hablar con el presidente ruso. Lo mismo sucedió el año pasado en Sochi, y también este lunes, con la visita del primer ministro israelí antes de una reunión para llegar a un acuerdo político que ponga fin a la guerra civil en Siria.

Así se maneja el acuerdo silencioso entre Putin y Netanyahu, mientras Israel es un participante no presente en las discusiones sobre el futuro de su vecino del norte.

Es legítimo preguntar por qué Netanyahu necesita hacer el peregrinaje al Kremlin cada vez que Rusia inicia un movimiento en Siria. Después de todo, Putin conoce muy bien los intereses de Israel: impedir el atrincheramiento de Irán en la frontera norte y evitar que Siria se convierta en parte del frente norte que Teherán está formando contra el Estado judío.

La razón de esto es que la realidad sobre el terreno, incluido el proceso de establecer la presencia de Irán en Siria, cambia constantemente. Es como un caleidoscopio en el que cada imagen es diferente a la anterior. Este es el caso en Siria y esta vez también en el Líbano.

Es probable que esta vez el primer ministro haya intentado convencer a Putin de que la hegemonía iraní no sólo amenaza a Israel, sino que perjudica seriamente los intereses económicos, de seguridad y políticos de Rusia. Todo lo que Moscú ha logrado con su intervención militar en Siria ahora está en juego y se ve amenazado por las acciones de Irán, algunas de las cuales están diseñadas para usurpar a Rusia y reafirmarse como la fuerza más dominante e influyente en Siria.

Netanyahu probablemente dijo a Putin: “Tenemos un interés común: no permitir que Irán envíe milicias chiítas iraquíes a Siria, impedir que construya fábricas de armas y bases de misiles en Siria y el Líbano, y se asocie con compañías petroleras sirias en sus ricos campos en el distrito Deir ez-Zor”.

Al parecer, Netanyahu se abstuvo de intentar convencer a Putin de que exija arreglar el acuerdo nuclear con Irán.

A pesar de que Netanyahu dijo a los periodistas que habló con el presidente sobre la necesidad de arreglar el acuerdo nuclear, sabe que ese es un caso perdido y que Rusia no cooperará con Israel y el presidente estadounidense Donald Trump para restringir el programa de misiles de Irán. El primer ministro sabe que en este asunto, Putin lo escuchará solo a medias, porque Rusia no tiene interés en confrontar a Irán sobre este tema.

Jefe de Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Irán Mohammad Hossein Bagheri (centro al frente) visita Siria

Pero Putin no quiere que Irán desestabilice la región, ya que correría el riesgo de dañar los activos de Rusia en Siria. Es por eso que Netanyahu trajo consigo al jefe de la Inteligencia Militar, el general de división Herzi Halevy, y no al jefe del Mossad Yossi Cohen, quien conoce el tema, pero Halevy está muy familiarizado con las acciones de Irán en el terreno.

Uno de esas acciones es el intento de establecer una red de fábricas en el Líbano en las que se instalarán mecanismos sofisticados de navegación en los cohetes de Hezbolá, para convertirlos en misiles con ojivas pesadas y excelentes capacidades de precisión.

Este esfuerzo está en pañales, pero se estima que Israel no podrá permitir que se desarrolle, porque es la amenaza más grave que enfrenta en este momento. Por lo tanto, Netanyahu dijo a Putin que si Irán no detiene la construcción de estas instalaciones industriales para Hezbolá, Israel considerará destruirlas a pesar de que están en suelo libanés.

Probablemente Netanyahu explicó a Putin que un ataque israelí conducirá inevitablemente a una escalada en el norte que seguramente se extenderá a Siria también. Assad exigirá entonces que los rusos lo protejan, y esto podría llevar a un enfrentamiento entre Rusia e Israel que nadie quiere.

Un problema similar que podría causar tensión entre Israel y Rusia, y tal vez incluso provocaría un choque entre sus fuerzas militares, son las milicias chiítas que Irán trae a Siria y al Líbano.

Aquí también, Israel ha establecido una línea roja: la consolidación de las milicias -principalmente iraquíes y sirias- cerca de los Altos del Golán o la frontera con Líbano, generará una acción preventiva israelí de la que Rusia se vería indirectamente perjudicada.

Milicias chiitas ondean bandera de Hezbolá en Siria

Cabe suponer que el jefe de la Inteligencia Militar israelí indicó a Putin que los iraníes ya han comenzado a establecer un corredor terrestre entre Teherán, Damasco y Beirut, a través del cruce de al-Qa’im y la ciudad de Abu Kamal en la frontera entre Siria e Irak.

Las milicias chiítas de Irak a Siria ya están llegando a este corredor terrestre con 20,000 miembros. La mayoría de ellos participan en los combates junto con el ejército de Assad en el norte de Siria, pero es posible que pronto lleguen a territorio libanés y a la frontera entre Israel y el Líbano en los Altos del Golán.

La toma del gobierno libanés y de todo el país por parte de Hezbolá también es una mala noticia, no sólo para Israel sino también para Rusia, ya que desestabiliza la región y amenaza los activos estratégicos de Rusia en la cuenca del este del Mediterráneo.

Netanyahu puede recalcar a Putin que, independientemente de cualquier arreglo en Siria, Rusia e Israel están en el mismo barco contra Irán. Tienen los mismos intereses y Rusia debería tomarlos en cuenta no por Israel, sino por su propio beneficio. El jefe de la Inteligencia Militar y el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Meir Ben-Shabat, estuvieron presentes para proporcionar evidencias.

Cabe señalar que, pese a las declaraciones públicas de Putin y su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, Rusia e Israel tienen una especie de acuerdo no escrito que ambos mantienen. El principio que rige la relación actual entre ambos países es, “no dañes mis intereses, y no dañaré los tuyos”.

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