Enlace Judío México.- Fue asesor de Defensa durante el Gobierno Aznar. También en 2012, con Pedro Morenés y con Mariano Rajoy… pero él mismo explica cómo acabó esa segunda incursión en la vida política: “Hasta que ya no pude más y dimití”. Opina que la relevancia internacional de España se esfumó con Zapatero y sigue desaparecida con Rajoy. Cree que el clásico esquema post Guerra Fría está cambiando y opina que quien pierda el tren del nuevo orden mundial tardará mucho en recuperarse del error. Así es y así ve el mundo Rafael Bardají, fundador del Grupo de Estudios Estratégicos, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, director de la Friends of Israel Initiative y… last but not least fiel columnista de La Gaceta.

Empecemos por el principio, ¿quién es Rafael Bardají más allá de los títulos académicos y su currículum profesional?
Yo me defino como una persona preocupada por su entorno y por las condiciones sociales de alrededor de su vida. Me defino como alguien generoso y curioso, lo que me hace evolucionar mucho mentalmente a lo largo del tiempo.

¿Sus hobbies?
Navegar, buceo con escafandra autónoma, y la fotografía. Siempre llevo una cámara encima.

¿Qué imagen recuerda por encima de las demás?
Estas navidades he estado en Islandia y tengo una imagen muy bonita de una cueva de hielo en un glaciar y la verdad, creo que es una de las mejores fotografías que he hecho en toda mi vida.

¿Qué hace un fin de semana habitual?
Por desgracia suelo viajar uno de los dos días. O estoy llegando el sábado o me estoy marchando el domingo. Pero, cuando tengo el fin de semana completo, me gusta ir al mar, dejar Madrid y ver un poco la naturaleza, bucear aunque sea invierno y pasar el máximo de tiempo posible en el mar.

Vamos ya con la cuestión profesional. Asesor de Defensa en el Gobierno Aznar; visitas a la Casa Blanca con Bush como presidente; vivir el 11S casi en un puesto estratégico, la foto de las Azores…¿Cómo recuerda aquella época?
Empezando por el 11S, recuerdo que fue un gran shock para todos. Las semanas previas estábamos preparando precisamente la primera revisión estratégica de Defensa en España. Teníamos una reunión organizada con el secretario de Estado, con el ministro… recuerdo que la primeras reflexiones fueron sobre el impacto del terrorismo yihadista, lo que eso iba a significar.

Fue un momento de gran turbulencia y gran cambio. De desestabilizar los cimientos de quienes trabajábamos en Seguridad y Defensa. Lo malo es que no hemos aprendido la lección.

¿Por qué desestabilizar los cimientos? ¿Se dio cuenta el Estado de que no podía proteger a su pueblo? ¿Como se vivió aquel atentado en Moncloa?
Yo estaba en una comida de trabajo y recibí una llamada de Defensa para alertarme de que un avión se había estrellado, pero que parecía un accidente. Cuando a los quince minutos me volvieron a llamar para decirme que había habido otro impacto, todos los teléfonos a mi alrededor empezaron a sonar; nos levantamos y corrimos al despacho. Había una gran preocupación por la explotación de aviones civiles, de cómo los terroristas habían utilizado este recurso. Se activaron todas las herramientas inmediatamente para que eso no pudiera pasar en España.

Visitar la Casa Blanca en la época de Aznar… ¿cómo se vivieron aquellos años dorados de relevancia internacional de España?
En esa época España era un aliado muy cercano a los Estados Unidos. Aznar había desarrollado una muy buena relación con Bill Clinton, y con George W. Bush ya fue el culmen. Había una triangulación muy buena entre Blair, Bush y Aznar.

La foto de las Azores…
En los meses previos a la intervención en Irak, recuerdo que pasaba mucho tiempo en Washington, tanto en el Pentágono como en la Casa Blanca, con los preparativos. Después de la intervención había una relación muy estrecha, incluso cuando José María Aznar dejó el Gobierno y volvimos todos a la vida privada seguimos cultivando esa relación. Era una relación estratégica, de diálogo, pero también una buena relación personal. Cuando uno vive momentos fuertes se crean unos lazos que en otras situaciones más normales no se crean.

¿Fue un error la guerra de Irak?
Yo creo que no. Creo que era una guerra inevitable, por desgracia, que no salió como se esperaba.

¿Por qué?
No tanto por una falta de planificación, sino por unos errores de concepción táctica una vez que el régimen de Sadam cae. Había demasiadas divisiones internas en Estados Unidos y no supieron poner los medios y las políticas adecuadas para evitar el caos que surgió después.

También es verdad que la presencia de Al Qaeda y Al Zarkawi después de Irak fue una sorpresa para todos. Tenían que haber puesto los medios iniciales para evitar esa insurgencia. El segundo gran error fue sacar las tropas en el 2011 con Obama, que dejó el país hundido y dividido y acabó siendo el califato del Estado Islámico. Pero la intervención era inevitable, no sólo por las armas de destrucción masiva, sino porque el régimen de sanciones estaba cayendo, Sadam seguía siendo muy agresivo….

Armas de destrucción masiva que resultaron ser falsas…
La inteligencia falló, drástica y dramáticamente, porque empezó a creerse sus propias historias; a basar sus análisis en muy pocas fuentes, en parte porque la inteligencia se había ido diluyendo de lo humano a lo técnico y eso ha sido siempre un fallo garrafal a la hora de entender las intenciones. Cayeron en su propia trampa. No digo que mintiesen, eso no lo diré jamás, pero sí creo que estaban equivocados.

¿Habla de la inteligencia de Estados Unidos?
Sí, pero también de la de los aliados, porque la inteligencia estadounidense se nutría de mucha información, europea, española. La británica, por otra parte, también nutría a la americana y a los aliados… Entre ellos dos quizá no contrastaron suficientemente las fuentes y la fidelidad de lo que les contaban. En cualquier caso, siempre digo que una cosa es que hubiera o no hubiera armas o proyecto de destrucción masiva y otra es que Sadam hiciera un bluf permanente de que los tenía… y que deseaba tenerlo. Yo estoy convencido de esto último, por eso creo que era una intervención inevitable. Si se hubieran caído las sanciones, como parecía que iba a suceder, a corto plazo, él habría empezado una carrera armamentística otra vez y la intervención habría sido necesaria años más tarde y en peores condiciones.

Avanzan los tiempos y llega a la Moncloa José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Cómo describiría esa etapa en la cuestión internacional?
Yo recuerdo que al poco de llegar Rodríguez Zapatero escribí un artículo con el profesor Florentino Portero –La España menguante de Zapatero– porque enseguida captamos lo que era su esencia.

¿Cuál era?
Retirada de los problemas del mundo; irrelevancia de España en los problemas de agenda internacional y la superficialidad de la política exterior. A él no le interesaba, y por eso vivimos los primeros meses aquellos encontronazos con la administración americana. Vivimos también el desprecio de muchos de nuestros socios europeos. España empezó a ser cada vez menos importante hasta acabar siendo una pieza en la cuneta porque nadie nos tenía en cuenta. Fue una etapa muy desgraciada para nuestro país, de pérdida de techo internacional y en términos de desinterés absoluto por el mundo. Por desgracia todavía seguimos en esa segunda etapa.

¿Todavía?
El Partido Popular de Mariano Rajoy, centrado sólo en los problemas españoles, en el problema catalán… Hemos perdido de vista lo que nos rodea en un momento de cambio general en el mundo. Nos estamos perdiendo un tren que nos va a costar mucho recuperar en el futuro.

¿Es de verdad tan importante que España tenga ese papel internacional? Quizá no tiene que ser su prioridad…
En ningún país la cuestión internacional es la prioritaria. La primera respuesta del Gobierno es hacia sus ciudadanos. Pero también es verdad que vivimos en un mundo globalizado y que uno puede potenciar sus propias condiciones de prosperidad y seguridad a través del mundo. España tiene una relación privilegiada con Latinoamérica que hemos desperdiciado. Podíamos haber tenido muchas más exportaciones, haber jugado un papel líder en la crisis de Venezuela y no lo hemos querido hacer… Yo creo que la política exterior cada vez está más unida a la política interior y económica. Creo que tener una imagen seria, constructiva, innovadora en el exterior ayuda también a atraer inversiones. Nosotros esa imagen, por mucho que se haya puesto la marca España en funcionamiento, la hemos perdido por completo con Rajoy y antes con Zapatero.

Fundador del Grupo de Estudios Estratégicos, director de la Friends of Israel Initiative… haga un breve resumen del panorama internacional. ¿Cómo está el tablero del mundo? ¿Qué papel juegan los distintos países?
Hay varios cambios que se solapan: el final definitivo del orden post Guerra Fría nacido del 89 y el fin del sueño liberal de las democracias occidentales imponiéndose a todo el mundo. Hay dos hitos: la crisis del 2007-2008, que acaba con el mito de la progresión económica y la actuación de Angela Merkel en 2015 abriendo las puertas de la inmigración masiva bajo el supuesto humanitario de ayuda a los refugiados.
Esos dos hechos han puesto en jaque las esencias de lo que es la democracia liberal del mundo occidental. Al mismo tiempo se produce una reinserción del estado nacional y de las grandes potencias por parte de Rusia, China, Irán en el terreno internacional. Y en lugar de tener un mundo pacífico y coordinado tenemos un mundo más confrontado… Y nosotros pensando en el sueño de la paz eterna de Kant, del paraíso terrenal, mientras otros luchan por sus intereses de manera clara y consistente. El mundo se está complicando y yendo fuera de control sin que nadie ponga el mínimo orden.

¿El elemento más desestabilizador?
Cuando la gente se asombra de que Rusia está interviniendo en las elecciones y en la democracia, yo pregunto que qué hacía en los años 80 cuando financiaba la campaña por el desarme nuclear en contra de la decisión de la OTAN de instalar misiles de medio alcance en Europa … Eso no es nada nuevo, es la vieja política y ahora, quienes pensaron que Rusia era un aliado más y una democracia emergente, se han equivocado y tienen que reconocerlo. Sería tonto pensar distinto de lo que dijo el presidente Trump en Davos el otro día… Él se debe a los ciudadanos y a América, como Mariano Rajoy se debe a los españoles y a España, no vamos a sacrificar los intereses nacionales por Francia, Inglaterra o quien sea.

Vivimos en una etapa en la que se han acabado esos sueños de globalización de un gobierno mundial perfecto y que vuelve la nación estado; tienen que volver las fronteras, tiene que volver la identidad nacional… quien no lo quiera entender ahora sufrirá muchos problemas… Y aquellos que sí lo entienden, como Rusia o China, sí que van a defender sus agendas nacionales.

El otro día escribía en La Gaceta que conoció a Steve Bannon “a través de un amigo común del mundo financiero. Tuve la oportunidad de visitarlo en diversas ocasiones (…) trabajamos juntos, mano a mano, en su pequeño y abarrotado despacho del Ala Oeste”. ¿No fue Bannon uno de los que quiso armonizar la relación de Estados Unidos y Rusia? ¿Cómo fue trabajar con él?
No estoy muy seguro de que apostara por una buena relación entre Trump y Putin… Steve Bannon es una gran cabeza, y creo que igual que se decía que Fraga llevaba al estado en su cabeza, Bannon lleva al mundo en su cabeza. Una persona que cree que en el retorno de las naciones. Cree que América tiene que defenderse de aquellos que ponen en peligro sus intereses. Él pone América por delante de todas las cosas. En ese sentido es un nacionalista, pero no simplista ni populista, como se le suele presentar. Yo no estoy tan convencido de que Steve Bannon defendiera una relación cordial y amorosa con Rusia. Él defiende una relación estable, positiva y recíproca con cualquier estado, incluido Rusia. Y que desde luego Rusia para él no era el principal enemigo, sino la emergencia de China y el reto que la economía China pone a la economía de mercado.

¿Su salida? Como gran ideólogo de ese movimiento nacionalista está en el punto de mira de la izquierda americana y del establishment de la derecha, del partido republicano y como todo el mundo en política se cometen muchos errores y la gestión de la Casa Blanca ha sido muy complicada durante los primeros meses… Él ha sido víctima de parte del acoso de sus enemigos, el cansancio y parte de sus errores tácticos. No es sólo una cuestión ideológica; esas intrigas de poder que suceden en todos los sitios donde se manda y que cualquier persona que haya visto House of cards, entiende fácilmente.

Hablando de series… ¿Cómo es eso de estar en el Ala Oeste de la Casa Blanca?
La Casa Blanca tiene dos grandes apartados, bueno tres, además de las instalaciones privadas de la familia presidencial que están arriba. Abajo está el ala occidental, el Ala Oeste, que es lo que se conoce en las series. Es un conjunto de despachos minúsculos, bastante envejecidos y con decoraciones bastante poco atractivas. Cada uno tiene la capacidad de disponer su espacio mínimo como quiere. El de Bannon, en concreto, era extraño porque tenía las mesas distribuidas en las paredes como si aquello fuera una especie de reunión colectiva y nadie tuviera que pasar mucho tiempo frente a su mesa. Pero sí, hay un gran trajín de personas, los teléfonos sonando… Es como cualquier sitio de poder, pero concentrado en el sitio más poderoso del mundo.

¿Qué más cotilleos nos puede contar?
Es divertido… cuando uno está esperando en la Casa Blanca al lado del Despacho Oval, el trasiego de personas que entra y sale… se aprende muchísimo. De hecho, así ha hecho Michael Wolff el libro Fire and Fury ¿no? Estando allí sentado y viendo lo que pasaba, porque es una fuente de inteligencia inagotable.

Luego, enfrente, está el edificio de vicepresidencia y Consejo de Seguridad Nacional, que ya es más clásico, reposado y no tan frenético. Parece que reside la visión a medio y largo plazo.

¿O sea que la vidilla está en el Ala Oeste?
Sin duda, es lo más divertido.

Hay una web, Alerta Digital, que analiza su llegada a La Gaceta y a VOX y llega a afirmar, incluso, que somos una “disidencia controlada” para canalizar a la altright española al servicio del Régimen…
Aquellos que buscan y exculpan sus errores culpando a los demás de sus condiciones normalmente se equivocan, ¿no? Eso lo vivo yo todos los días en el mundo árabe y me parece que la extrema derecha española no ha evolucionado nada en ese sentido. Pero vamos, que me llamen lo que quieran, a mí me da igual. Yo hago lo que creo que tengo que hacer, intento hacerlo lo mejor posible y los resultados se miden en la eficacia de lo que hacemos. Yo no soy muy de teorías conspiratorias, aunque es vedad que las conspiraciones existen, pero casi todas fracasan.

Y es verdad que los grupos de extrema derecha españoles [se refiere Bardají a Democracia Nacional] son neuróticos, conspiradores, porque no saben cómo salir del círculo tan estrecho donde están, porque no tienen más remedio que estar ahí. Que aprendan de la historia.

A usted, en concreto, lo llaman “un belicista fanático al servicio de Israel”, y recomiendan al señor Trump que “no se fíe de toda esta banda. Señor Trump, ni Israel ni sus lacayos como Bardají son aliados de Estados Unidos ni de Occidente. Esperemos que se dé cuenta lo antes posible”, añaden. Usted dirige la Friends of Israel Initiative…
Yo estoy ligado a Israel porque así como el mundo no se entiende sin la participación histórica de España, España no se entiende sin las raíces judeocristianas.
Como segunda razón, porque lleva muchas décadas luchando en la trinchera de defender al mundo occidental del islam radical y el yihadismo. Si Israel cae, la siguiente batalla la damos nosotros que, por desgracia, no estamos preparados para darla. Por eso creo que un Israel fuerte, dinámico y próspero es la mejor garantía de nuestra propia seguridad.

En tercer lugar, apoyo a Israel porque se ha convertido por su capacidad de innovación, en el laboratorio tecnológico de todo el mundo. Hay que estar muy atento a lo que se inventa y progresa allí porque luego lo usamos. Más allá de las neuras de los antisemitas de derechas o izquierdas, hay que reconocer lo que Israel es para nuestros Intereses, y por eso estoy vinculado a Israel. No es una cuestión altruista, sino porque me interesa a mí que Israel vaya bien.

¿Habrá leído el aviso Donald Trump?
Si creemos lo que dicen en Fire and Fury, Trump no lee mucho. Y si lo ha leído, no parece que haya hecho mucho caso.

Para terminar, en los momentos de zozobra, ¿qué le tranquiliza, dónde y cómo busca la paz?
Me gusta mucho la lectura y la música al mismo tiempo, así que me coloco unos cascos para escuchar mis canciones preferidas y leer una buena novela, policíaca, que me evade un poco. Y si ya hay que desconectarse por completo, al cine, una buena película es lo mejor para olvidarse de todo.

Fuente: La Gaceta