Enlace Judío México.- Este 2018 se conmemoran 73 años de la Liberación del campo de Auschwitz. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó en su discurso por la conmemoración del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto pactado para todos los 27 de enero, desde que se propuso en el año 2005, que el antisemitismo aún persiste siete décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial y que “con demasiada frecuencia” las ideas de “odio extremo” llegan a la política (Ecodiario, 2018)

BRYAN ACUÑA

También por su parte, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, el jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, señaló en un comunicado que “la historia humana estará marcada para siempre por nuestra memoria del Holocausto nazi, que está simbolizado por Auschwitz-Birkenau, el mayor centro de exterminio, liberado en este día hace 73 años“. Además acotó: “…debemos aprender las lecciones del siglo XX“. “Mientras lamentamos y honramos a las víctimas del Holocausto, también debemos rechazar las negaciones monstruosas de los derechos humanos, que crean más víctimas y generan más amenazas a la paz. En todos los países donde todavía hay espacio para expresar pensamientos, participar en decisiones, levantar la voz, insto a todos a defender los valores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: igualdad, dignidad, libertad y justicia…” (ídem)

Es evidente que el antisemitismo (judeofobia) sigue siendo un elemento cíclico en Europa, además de ser un fenómeno de origen europeo y cuyos tentáculos se expanden por el mundo en la mayoría de los países que han tenido alguna influencia colonial o política de Europa. De este modo, se puede destacar el fenómeno de la judeofobia presente en países latinoamericanos como Argentina o Chile, así como un referente judeofóbico en países musulmanes que tuvieron en algún momento fuerzas coloniales provenientes de Europa y les implantaron el germen.

La cadena internacional alemana Deutsche Welle hace unos días realizó un reportaje donde explican el fenómeno del antisemitismo que ocurre en este continente. Solo en Alemania por ejemplo, señalan haber tenido un repunte en las agresiones de tipo antisemita ocasionados tanto por sujetos de la extrema derecha como por inmigrantes musulmanes radicales que son los otros que también aportan en la cuota de ataques contra objetivos judíos, quienes han optado una vez más de vivir una vida judía reservada al seno de la familia, omitiendo decir públicamente que son judíos por temor a la discriminación o como ha ocurrido en algunos casos de jóvenes en colegios, ser víctimas de agresiones, caso contemplado también por este informe de la cadena alemana. Los datos exactos son difusos y en ocasiones también los casos no son puestos a las órdenes de las autoridades competentes por temor a represalias.

Otro ejemplo destacado de aumento en los casos de judeofobia es Francia, cada vez más judíos están abandonando el país. Tan solo en el año 2016 cerca de 5.000 judíos franceses se marcharon producto de la violencia antisemita. Recordemos que este país ha sido blanco del terrorismo islamista y los judíos se han transformado en un efecto colateral de los ataques, el atentado y atrincheramiento en el supermercado judío Hyper Cacher, el secuestro en 2006 del joven judío Ilan Halimi o por ejemplo el ataque directo contra el centro escolar judío Ozar Hatorah de Toulouse en 2012 que cobró la vida de 4 personas, incluyendo 3 niños.

Un último caso a mencionar es Suecia, el pasado mes de diciembre de 2017 seis hombres musulmanes, lanzaron cócteles molotov contra adolescentes judíos en la sinagoga de Gotemburgo y en Malmo durante el mismo año se dieron profanaciones de tumbas en cementerios comunitarios. A esto se le suma la expansión de libelos sacados de panfletos del siglo XIX donde se acusa a los judíos de asesinar niños palestinos para sacarles los órganos, solamente como ejemplos puntuales de una lista que no alcanzaría colocar acá completa.

También, en las manifestaciones contra el gobierno de Israel se han visto manchadas con fuertes manifestaciones de corte antisemita, incluyendo en algunas marchas realizadas por colectivos musulmanes, grupos gritando la consigna “Khaybar Ya Yahud” (Judíos recuerden Khaybar) que posee en sí una connotación abiertamente anti judía y no necesariamente política contra Israel, además que, algunos centros comunitarios judíos se han visto lesionados en las marchas en las que se protesta contra Israel.

Esto demuestra que efectivamente el flagelo del antisemitismo que llevó al asesinato sistemático de 6 millones de judíos no se extinguió en Europa, que no murió junto con la caída de los regímenes fascistas europeos, que la bestia del antisemitismo no solamente no ha muerto sino que hiberna por períodos y posteriormente vuelve a despertar con mucho ímpetu. El detalle es que la judeofobia actual es una bestia con varias cabezas, que incluye a los fascistas actuales, pero también le crecieron dos cabezas más jóvenes; con ideas frescas. La un grupo de “seudo progresistas” que buscan fama y poder a través del negacionismo, la narrativa y revisionismo del holocausto y del rechazo generalizado a las relaciones políticas entre Europa e Israel, por considerarlos un “error histórico”, y por otro lado la cabeza del islamismo político radical.

Esta última cabeza es muy particular porque en ocasiones muerde a las otras dos y les infringe daños, la cabeza de los fascistas detesta a los musulmanes radicales y también de vez en cuando le ocasiona daños que afecta a una parte que no es radical, y la cabeza progresista en ocasiones por defender la parte no radical de esa cabeza se convierte en cómplice de sus actos.

La cabeza de ese seudo progresismo es la más dañina con respecto al antisemitismo, su lenguaje es afable, con fuertes dotes de diplomacia. Piensa que los daños que pueda ocasionar son efectos colaterales necesarios para un “debate de altura”, por lo que técnicamente ha desarrollado un antisemitismo “políticamente aceptado”, lo que a veces dificulta diferenciar entre el discurso antisemita de los fascistas y el de los progresistas, esto porque la realidad actual de los espectros políticos han borrado la línea de lucha histórica entre “izquierda” y “derecha”, y se puede ver que ahora los progres utilizan material salidos de los mismos panfletos antisemitas de siglos pasados, pero adaptados a su política funcional donde mientras sirva para atacar un objetivo es justificable, en este caso la mayor parte de la crítica de algunos de estos progresistas es directamente contra Israel, sin percatarse que su lenguaje al final termina siendo dirigido contra los judíos en general.

El flagelo del antisemitismo sigue estando activo en Europa, se vuelve a despertar, ha evolucionado y además de afectar directamente a los judíos, le causa daños a las poblaciones musulmanas moderadas a través de la islamofobia y genera un nuevo ciclo de violencia muy dañino para las sociedades occidentales.

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