Enlace Judío México.- La otra guerra palestino-israelí, la que no se ve, la que está bajo tierra, está que arde.

JANA BERIS

Israel ha prometido terminar este año con los túneles subterráneos cavados desde Gaza por los palestinos de Hamás y la Yihad Islámica, lo que abre un panorama complicado en medio de las siempre tensas relaciones políticas.

Para los grupos islamistas, estos túneles son una estrategia legítima en su guerra contra Israel.

Para los israelíes, si se adentran en su territorio, son armas para realizar atentados. Por lo que tienen que ser destruidos.

Los grupos palestinos cuentan con otros dos tipos de túneles: los que sólo están debajo de la Franja de Gaza, los cuales sirven de escondite, traslado o como vía de comunicación, y los que cruzan la frontera entre el enclave y el vecino Sinaí, en Egipto, para introducir mercancías (desde ganado y automóviles o armas) o el tránsito de personas.

Pero la ofensiva de hoy en día sólo va dirigida a los primeros, los que cruzan a Israel.

No se sabe con certeza cuántos hay ni dónde están con exactitud, pero el Gobierno de Benjamín Netanyahu cuenta con una nueva tecnología para localizarlos gracias a sensores ultrasensibles.

Además, construyó obstáculos subterráneos que impiden cavar más, una especie de pared gruesa que penetra profundamente bajo la tierra y capta, también con sensores especiales, dónde hay puntos débiles para perforar.

Con dicha información, las autoridades pueden destruir rápidamente el túnel bombardeándolo con cemento líquido.

“No tenemos dudas de que hay más, seguiremos trabajando para terminar con todos”, aseguró una fuente en el Comando sur del Ejército israelí.

En la guerra de 2014, el Ejército descubrió y destruyó 32 túneles, algunos de los cuales sirvieron a Hamás para atacar al país vecino.

La población civil que vive en la zona colindante con la Franja de Gaza asegura que hay más cavidades.

“Durante las noches, muchas veces oíamos martilleos y ruidos raros bajo nuestros pies”, contó Gisele, una de las habitantes de Ein Hashlosha, hace unos años. Hoy en día, la realidad es la misma.

Según fuentes israelíes, Hamás cava casi durante 24 horas al día, avanza entre 10 y 15 metros por jornada, y en muchos casos emplea a niños, por su tamaño.

En los últimos cuatro años, afirman, murieron 160 menores de edad en desmoronamientos de los túneles.

Muchos cuentan con un sistema de comunicación, iluminación y hasta ventilación.

El diplomático israelí George Deek sostiene que Hamás ha gastado 120 millones de dólares en construir estos sitios desde que asumió el poder de Gaza, en junio de 2007.

“Con ese dinero habría podido construir mil 500 casas y 3 plantas industriales para proveer a Gaza de agua limpia y habrían podido tener 24 mil camas en hospitales”, asegura.

Las verdaderas cifras las tendrá Hamás o la Yihad, pero el hecho es que la población de esta zona ha tenido que aprender a vivir con ello.

“Debemos seguir trabajando y viviendo con la mayor normalidad posible, pero siempre atentos”, comentó Pablo Lefler, encargado de cultivos agrícolas en la frontera con Gaza.

“No es muy fácil seguir con la rutina cuando uno es consciente de que súbitamente la tierra puede abrirse y un terrorista armado puede sorprendernos”, agregó Lefler, quien confía ahora en las nuevas tecnologías para detectar los túneles aunque prefiere siempre estar alerta.

 

 

Fuente: reforma.com