Enlace Judío México – Si no les damos elementos de criterio a nuestros hijos y a nuestros jóvenes, tendremos rebeldes sin causa. La rebeldía es la antesala de la libertad. Y queremos la libertad para elegir la vida.

Mylen Saadia: Hoy les queremos hablar de cuando los hijos son rebeldes y ya no sabemos qué hacer. Nuestra propuesta es: ¡Regálenles un DRON!

Shoshana Turkia: ¡Sí! Un dron. D-R-O-N. ¿De qué se trata esta locura de que para terminar con la rebeldía necesitamos regalarle algo a nuestros hijos?

MS: Nuestra premisa es que el mundo entero siempre le está poniendo límites a nuestros hijos y son necesarios. Pero tanta restricción acaba por cansar, acaba por ocasionar más rebeldía. Lo que nosotros proponemos es que seamos muchísimo más puntuales y que les demos en lugar de los “no”, las opciones del “sí”.

Por cada “no” que tengan nuestros hijos, darles tres opciones que sean nuestras, que a nosotros más o menos nos gusten para que ellos se vayan por ese camino.

La primera palabra de la D de DRON, es de Decisiones. Queremos regalarles a nuestros hijos la capacidad de decidir, de que hagan sus propias elecciones, porque al final del día, cuando queremos que nuestros hijos vayan creciendo, si ellos no aprendieron a tomar sus decisiones, van a tomar las decisiones de sus amigos o de sus papás, y nunca van a salir afuera cuando se enfrenten con la verdadera necesidad de “¿Qué tengo que hacer en este momento? ¿Cuál es la mejor opción para mi y para mi familia?”.

ST: La D de Decisión significa que lo que estamos haciendo es formar criterios. Estos criterios están basados en nuestros valores, en nuestras propias experiencias personales, pero sobre todo en la perspectiva de los propios hijos de qué es la vida y cómo la eligen.

Es probable que muchas veces decidan cosas contrarias a las que nosotras queremos, por eso Mylen dice, “Démosle tres o cuatro opciones que abran camino y les dejen elegir”.

La segunda letra de DRON es R de Responsabilidad. Nadie puede hacerse responsable de algo que no está eligiendo. Responsabilidad es la capacidad de responder. Y solamente podemos responder a los que actos que nosotros hayamos hecho a raíz de nuestras propias decisiones.

MS: La tercer letra es la O de Optimismo. ¿Por qué queremos crear hijos optimistas? En realidad lo que queremos plantear acá es esta idea de que las cosas al final del día van a salir bien y tener esa confianza ontológica, la confianza interna, de que si tomo mi propia decisión y si me hago responsable de ella, entonces ello al final del día paga. Paga para bien.

ST: El optimismo se deriva de la fe realmente, y la fe no solamente en un Creador supremo, es posible que sea su caso o no, pero también viene de esta fe de las experiencias que vamos armando. Si nosotros como padres les damos un entorno congruente a nuestros hijos, donde cada acción corresponda a una reacción en la misma magnitud y en la misma proporcionalidad, ellos poco a poco van a poder tener esta forma de calibrar sus propias decisiones.

Lo que hace el optimismo es que realmente permite ver la vida con el ojo bueno. Eso es uno de los mandatos más importantes en el judaísmo.

Y finalmente la última letra de DRON es N de Negociación. ¿Con qué tenemos que negociar Mylen?

MS: Primero negociar con uno mismo, es decir, estar a tono con que con las decisiones que estoy tomando me haré responsable de ellas, porque si no, al final acabo culpando a otros. Poder aceptar que a veces me voy a equivocar y perdonar esa parte, pero asumir esa responsabilidad.

Negociar también con los padres sobre la capacidad de decir, “Déjame aprender mis propias experiencias”.

ST: Hay dos negociaciones que son bien difíciles y de las que no necesariamente somos conscientes. ¿Cómo se negocia con el éxito? y ¿Cómo se negocia con el fracaso? Porque en ambos escenarios, si no tenemos los criterios anteriores, es decir tomar las decisiones para hacerlo desde la responsabilidad y el Optimismo, se vuelve muy difícil aceptar las consecuencias.

Dicen que no hay nada peor para un alpinista que llegar a la cima del Monte Everest, porque entonces se queda sin nuevos retos, sin nuevos lugares y sin nuevos desafíos. Lo que hace esta capacidad de negociar es hacer nuevos planteamientos a raíz de los resultados que hemos obtenido en las decisiones que hemos tomado.

Ponemos el ejemplo de un niño muy rebelde que hace todo lo contrario a lo que sus padres desean para él. Si a esta persona le damos la capacidad de argumentar lógica y emocionalmente porque lo que está decidiendo es bueno para él, para su familia y para su entorno, es muy probable que él mismo o ella misma puedan realmente enfocar en marcar las acciones que están tomando.

Si no les damos estos elementos de criterio a nuestros hijos y a nuestros jóvenes, tendremos rebeldes sin causa y eso sí es un problema. La rebeldía es la antesala de la libertad. Y queremos la libertad para elegir la vida.

Para contactar a estas dos extraordinarias mujeres, pueden escribirles a [email protected] y para obtener mayor información, ir a la página www.presentecontinuo.com.mx.

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