Enlace Judío México.- Que Israel fuera a las elecciones dependía totalmente de Netanyahu cuando comenzó la crisis, y sigue siendo así.

GIL HOFFMAN

Quien sabe no habla, y quien habla no sabe“, dijo un asesor del primer ministro, Benjamin Netanyahu, a The Jerusalem Post en la Knéset el lunes antes de desaparecer hacia la oficina parlamentaria de Netanyahu.

Esa cita resume bien cómo se ha sentido en la actual crisis de coalición, que, contrariamente a la mayoría de los informes, no se ha producido entre Yisrael Beytenu y Judaísmo Unido de la Torá, sino entre Netanyahu y él mismo.

Que Israel fuera a las elecciones dependía totalmente de Netanyahu cuando comenzó la crisis, y eso sigue siendo así. La crisis sobre el reclutamiento de los haredim (ultraortodoxos) sigue siendo un telón de fondo conveniente para una decisión que siempre ha sido sobre si Netanyahu decide que le beneficia legal y políticamente buscar elecciones anticipadas.

En las últimas 48 horas, la disputa sobre el reclutamieno pareció resolverse dos veces. Las elecciones anticipadas parecían estar en camino, luego no, luego sí, luego no, creando el tipo de latigazo político que surge como resultado de las noticias que cambian día y noche.

Las estaciones de televisión competidoras anteriormente conocidas como Channel 2 y Channel 10 tenían pronósticos exactamente opuestos sobre las posibilidades de elecciones al mismo tiempo el domingo por la noche, lo que hace que los espectadores que ven las dos al mismo tiempo se mareen.

Pero dentro de la cabeza de Netanyahu, ha habido lógica, ritmo y razón todo el tiempo. Siempre intentando maximizar las celebraciones de primavera de la Independencia de Israel y asegurar que las próximas elecciones se lleven a cabo antes de que el Fiscal General Avichai Mandelblit decida si procesarlo o no.

Cuando pensó que tenía mayoría para las elecciones de junio, las buscó. Cuando pensó que no había mayoría, hizo un trato con el líder del Judaísmo de la Torá Ya’acov Litzman que podría mantener unida a la coalición. Cuando la mayoría de las elecciones de junio parecieron obtenerse nuevamente, Netanyahu pronunció un discurso en la Knéset sobre cuánto deseaba mantener su coalición, lo que fue interpretado como un elogio a su propio gobierno.

Hay 119 miembros de la Knéset y varios ministros que no son lesgisladores que desempeñan papeles secundarios en lo que queda del espectáculo de Netanyahu. Él es la estrella, el director y el productor. No le teme a las elecciones, porque es irremplazable a sus propios ojos y en los de la porción considerable de la población a la que ha convencido.

Si los abogados y asesores políticos de Netanyahu creen que una victoria convincente en la próxima carrera de la Knéset convencerá a Mandelblit de no procesarlo o de que la Corte Suprema no lo obligue a renunciar después de una acusación formal, no necesita excusa para convocar elecciones.

El único haredi con el que Netanyahu se ha reunido esta semana y que verdaderamente importa es su veterano abogado Jacob Weinroth.

La ironía es que Weinroth es en realidad una autoridad en los aspectos legales del reclutamiento de estudiantes de yeshivá. Estaba en el Comité Tal que recomendó un sistema para manejar el tema en abril de 2000. Esas recomendaciones fueron rechazadas por el Tribunal Supremo seis años después.

El líder de la oposición, Isaac Herzog, estaba en el mismo comité, cuyos estándares sobre el reclutamiento de haredim eran más indulgentes que en el proyecto de ley actual al que Herzog se opone tan vigorosamente y combate en su actual cargo.

A lo largo de 18 años de debates sobre el tema del reclutamiento, Netanyahu no ha desempeñado un papel central. Si tiene un punto de vista sobre el tema, se lo ha guardado para sí mismo.

Netanyahu, por supuesto, conoce su propio punto de vista. Como dijo su consejero, si alguien más sabe, no está hablando.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico