Enlace Judío México.- Queridos amigos, sabemos que el antisemitismo no es cosa nueva en el mundo. Ya Flavio Josefo, el más destacado historiador romano (luego de desertar del judaísmo) de principios de la era gregoriana, nos habla detalladamente de los grandes pensadores de su época que basaban sus premisas partiendo de ideas antisemitas.

EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Durante 2 mil años, los antisemitas no negaban su condición de tales. Incluso, la mayoría de ellos, se enorgullecía de tal condición. El cristianismo, desde casi sus inicios, hasta hace unos años, luego del Concilio Vaticano II, fomentaba esta práctica, partiendo de la idea del deicidio. La Inquisición es la muestra palpable e indesmentible.

Recordemos que este Concilio, iniciado el 25 de Enero de 1959, durante el papado de Juan XXIII y finalizado por Pablo VI, libera al pueblo de Israel del cargo de deicidio, lo que en ningún caso significó en la realidad, el fin de la prédica y la práctica del odio al judío y todo lo que con ello se relacione.

Es mucho lo que se puede recordar de la Europa del medioevo y como, cada vez que algún Rey, Conde o simplemente terrateniente, tenía problemas con “la plebe” simplemente culpaba a los judíos y, luego de una nueva matanza y saqueo de judíos, la vida para ellos, seguía su curso normal. Así, lo habitual era usar a los judíos como chivos expiatorios de cuanto mal, sucedía a la humanidad.

El punto máximo se vivió durante la Segunda Guerra Mundial y la barbarie inenarrable del Holocausto. Finalizada la guerra, cuando los Aliados fueron llegando a los distintos Campos de exterminio nazi, fue tal el impacto que se vivió ante la realidad de la atrocidad efectuada sobre 6 millones de seres humanos, torturados, cremados y vejados a un nivel no soñado ni por la mente más perversa, que se pensó que, al menos en parte, la tendencia mundial y, principalmente europea de combatir y odiar al judío, podría ser revertido.

Finalmente, fue la recreación del Estado de Israel, el 14 de Mayo de 1948, lo que marcó un antes y un después. Para el mundo, fue una sorpresa y un impacto brutal, el poder comprobar que los judíos no sólo eran capaces de defenderse. A horas de haber nacido como nación, fueron invadidos por los ejércitos pertenecientes a la Liga Árabe y, luego de un avance inicial, por parte de los invasores, los judíos, ahora conocidos también como israelíes, lograron derrotar a tan poderoso enemigo, los cuales recurrieron a la ONU, la que decretó un alto al fuego.

Una nueva y desconocida realidad se elevaba ante el asombro mundial. Por desgracia esto no trajo el fin del antisemitismo. Sí, su aplacamiento por un par de años, ya que, ante la nueva realidad, los antisemitas de siempre no se atrevían a manifestar su odio irracional. Finalmente, encontraron una nueva forma de dar salida a sus bajos instintos. Disfrazaron el antisemitismo con el antiisraelísmo. A partir de ese momento, ellos no estaban en contra de los judíos, sino que defendían al “pueblo palestino” víctima de la crueldad israelí.

Idea magistral para mentes perversas, que les permitió seguir cumpliendo sus nefastos caprichos, adornándose de paso, de una idea aparentemente tan sublime como es defender a los palestinos y, en ese mismo instante, se da inicio a la tergiversación más espantosa, vista en la historia de la humanidad.

Hoy vemos como, con un descaro asombroso, se ha apoderado de los organismos internacionales y sus integrantes, el más espantoso doble estándar jamás imaginado. Mientras TODOS LOS PAISES DEL MUNDO TIENEN EL LEGÍTIMO DERECHO A DEFENDERSE DEL TERRORISMO INTERNACIONAL, INCLUIDO EL TERRORISMO ISLÁMICO, SÓLO A ISRAEL SE LE NIEGA TAL DERECHO.

En esa misma línea, van surgiendo nuevas artimañas que permitirán a los antisemitas, justificar sus arteros ataques, aplicando un vergonzoso doble estándar, dándose el gusto de atacar a los judíos, bajo el disfraz ya mencionado de antiisraelísmo.

Para cumplir tan perversos propósitos se han creado, entre muchos otros, 3 nuevos conceptos, ya mencionados en el título de este comentario. Pasaremos a analizarlos uno a uno, dando un ejemplo en cada uno de ellos, no por carecer de más ejemplos, los que existen por millares, sino que por prudencia a la extensión de mi aporte de hoy: BDS: Boicot, Desinversiones, Sanciones. Nació como un llamado palestino contra la “ocupación y apartheid israelí” Sabemos fehacientemente, y ya lo hemos abordado en múltiples oportunidades, que ambos términos carecen totalmente de veracidad, por lo que lo damos por sabido. En sus inicios, se llamaba a boicotear todo producto israelí que proviniera de los supuestamente territorios ocupados por Israel y que “pertenecían” a los palestinos. Además, se pedía retirar las inversiones efectuadas en dichos territorios y, finalmente, sancionar a las empresas que continuaran en dichos lugares.

Con eso se perjudicó principalmente a los que supuestamente se iba a proteger, los palestinos, ya que al boicotear los productos provenientes de dichos territorios, simplemente las fábricas debieron cerrar, dejando a miles de palestinos cesantes, los cuales debieron buscar empleadores palestinos, que aparte de pagarles salarios sustancialmente inferiores, perdieron los derechos a la salud, pensiones y todo lo que implicaba estar bajo el alero social que se le entrega a todo trabajador israelí y que tenga por patrón a una empresa bajo el alero israelí, absolutamente sin discriminación de ninguna especie. Esta afirmación es fácilmente comprobable ante la realidad de Israel.

A manos de los antisemitas de siempre, este BDS fue evolucionando rápidamente, hasta llegar a la actualidad en que el boicot se extiende a la visita de científicos israelíes a otros países o, que científicos no judíos visiten Israel. Si alguien puede decirme en qué puede beneficiar este boicot al pueblo palestino, le estaré muy agradecido.

El doble estándar juega aquí un papel importantísimo, aun cuando ninguno de los adherentes al BDS lo quiera reconocer. Si se pretende boicotear ahora TODO LO PROVENIENTE DE ISRAEL O DE ALGÚN JUDÍO, cómo pueden seguir usando la alta tecnología que a diario surge desde Israel y los judíos, en cualquier país que residan.

Si fueran consecuentes con sus principios, ninguno de ellos debiera usar celulares en todas sus versiones, televisores, equipos médicos de resonancia, robots que se usan en pabellones de operaciones, en resumen, NADA QUE CONTENGA UN CHIP. Tampoco podrían ponerse vacunas, millones de medicamentos y una lista interminable de lo que constituye parte integral de nuestra vida, la cual, como es sabido, ya supera lo que ayer era ciencia ficción. La razón para no usar nada de esto, es que en su invención, la presencia de judíos, ya sea israelíes o no, está presente.

Gracias al chip, el lugar alcanzado por la ciencia es tal, que, aun cuando por costumbre no lo evaluamos, nuestra vida se ve influenciada indisolublemente a este invento, obra de un judío.

Hace unos días, el mundo se vio impactado por la muerte de Stephen Hawking, sin discusión, la mente científica más brillante de lo que va del siglo XXI. Entre las cualidades que más se han destacado de tan extraordinario personaje, es que lograba comunicarse con el mundo, pudiendo tan sólo mover su mejilla izquierda, gracias a un chip. Lo que nadie menciona es que ese chip fue fabricado especialmente para Hawking por Intel Israel.

El año pasado, Stephen tenía programado efectuar una visita a una Universidad israelí, a dar un siclo de charlas, lo que suspendió a último momento por presiones para adherirse al BDS. ¿Benefició esto a los palestinos? ¿Olvidó Hawking lo que le permitía seguir siendo parte del mundo, pese a su salud? O ¿es fruto del doble estándar ya mencionado?

Por haberme alargado en esta primera parte, lo relacionado con WhatsApp y Deformación histórica, lo dejaremos para el comentario de la próxima semana.

David ben Jaim