Enlace Judío México – La celebración de Pésaj es una fiesta alegre, y estamos acostumbrados a estudiar esta fiesta desde la experiencia como pueblo de Israel y la tradición judía, pero pocas veces reflexionamos sobre la importancia de este evento desde su importancia para la idea primitiva de los antiguos hebreos.  En su momento, Pésaj fue una victoria y la liberación del espíritu humano por encima de la adoración al sol y la luna.

 

 

Pésaj es la fiesta con la que conmemoramos el nacimiento de Israel como verdadera nación. Hasta entonces, los israelitas habían sido un clan hebreo seminómada, y luego avasallado en Egipto. Pero después del Éxodo renace y se preparan para algo más grande e importante.

Desde entonces, hemos reflexionado sobre la importancia de este evento de una y mil formas. Sin embargo, se nos suele escapar lo que significó el Éxodo en su contexto histórico.

El evento seguramente ocurrió en la época inmediata posterior al fracaso de las reformas del faraón Akhenatón. Es decir, cuando los egipcios intentaban reimponer el culto a Amón-Ra, deidad solar, como el predominante en todo el Reino.

Los hebreos-israelitas eran de origen nómada. Esto implica que surgieron en un contexto en el que el culto al sol no era importante. Los nómadas del desierto generalmente rendían culto a la Luna.

Por eso, la petición de Moisés para que el faraón deje ir al pueblo de Israel a “adorar en el desierto” fue un agresivo desafío a la política religiosa imperial.

Pero el plan tampoco era adorar a la Luna. La institución del Shabat como obligatorio significa la liberación de las religiones solares y lunares, porque el día de adoración al Único y Verdadero se sujeta a un ciclo de siete días que no se ajusta con ningún ciclo lunar o solar.

El Éxodo fue el triunfo sobre la esclavitud del alma humana, porque se deshizo de las más grandes imágenes de D-os: el Sol y la Luna. Y puso al ser humano frente a su verdadero Creador.