Enlace Judío México.- Los ataques aéreos en Siria estuvieron enfocados estrechamente, buscando incapacitar la infraestructura de armas químicas sin provocar un conflicto más amplio.

MICHAEL R. GORDON Y DION NISSENBAUM

Al llevar a cabo los ataques aéreos en Siria el sábado, Estados Unidos y sus aliados estaban tratando de mantener un equilibrio cuidadoso: sostener sus líneas rojas contra el uso de armas químicas, sin cruzar las líneas rojas de Moscú contra deponer al Presidente Bashar al-Assad o atacar a las fuerzas rusas.

El ataque fue mayor que uno previo del Presidente Donald Trump contra Siria en abril del 2017. Se arrojaron dos veces más bombas, comparado con el año pasado. Y esta vez, Estados Unidos no fue solo, sino que llevó a cabo los ataques junto con sus aliados inglés y francés.

Pero el ataque fue enfocado estrechamente, buscando incapacitar la infraestructura de armas químicas de Assad sin provocar un conflicto más amplio con Rusia e Irán.

“Esto no se trata de intervenir en una guerra civil,” dijo la primera ministra inglesa Theresa May. “No se trata de cambio de régimen. Se trata de un ataque limitado y selectivo que no intensifica más las tensiones en la región y que hace todo lo posible por prevenir las víctimas civiles.”

Complicando la misión estuvo la decisión de Siria de mover algunos de sus aviones de combate a bases aéreas que estaban ocupadas por fuerzas rusas.

Para EE.UU. y sus aliados, la solución fue atacar tres objetivos, incluyendo un centro de investigación científica en Damasco y un sitio de almacenamiento de armas al oeste de Homs donde se creía que ningún ruso estaba presente.

Una guerra de palabras se sumó también a las tensiones. Anteriormente en la semana, un diplomático ruso dijo que las fuerzas de su país derribarían misiles estadounidenses lanzados a Siria, y Trump respondió en Twitter, diciendo que la tecnología estadounidense triunfaría sobre las defensas rusas. El intercambio planteó la perspectiva de un enfrentamiento entre Washington y Moscú, aunque los ejércitos estadounidense y ruso parecieron estar buscando una forma de evitar una confrontación.

Estados Unidos no notificó a los rusos sobre los objetivos, pero redujo el riesgo de un enfrentamiento con la fuerza aérea rusa permitiendo que sus comandantes supieran qué espacio aéreo estarían usando las fuerzas estadounidenses y aliadas, un proceso que el Pentágono llama “conflictuar.”

El esfuerzo por evitar un choque con las fuerzas rusas pareció tener éxito. El Pentágono dijo que no detectó lanzamiento de ningún misil tierra-aire ruso, aunque fueron disparadas baterías sirias de misiles tierra-aire.

Pero es probable que la naturaleza limitada de la intervención militar devengue sólo victorias limitadas, dicen los expertos.
“Hará que Assad se incorpore y preste atención a los estadounidenses,” dijo Robert Ford, el último embajador estadounidense ante Siria. “El dejará de usar armas químicas por un rato.”

Pero Ford dijo que el ataque no alteraría en forma fundamental el equilibrio de fuerzas en el terreno o el curso de la guerra civil. Assad sigue en el poder, y todavía puede atacar a los civiles usando bombas barril convencionales.

El ataque del 2017, que fue dirigido a 59 blancos en una única base aérea, persuadió a Assad de abstenerse de ataques químicos por un tiempo. Pero debido a que el ataque fue moldeado como una advertencia única al régimen, las fuerzas de Assad comenzaron a usar armas de gas cloro después de muchas semanas, llevando a cabo finalmente lo que los expertos estadounidenses dicen fue un ataque con gas nervioso.

Frederick C. Hof, un ex funcionario del Departamento de Estado que trabajó en cuestiones de Siria, dijo que para disuadir eficazmente a Assad de recurrir una vez más a las armas químicas, Estados Unidos tiene que enviar una fuerte señal diplomática de que está preparado para usar nuevamente la fuerza militar si es necesario.

“Para que esta operación tenga significancia, tiene que haber un importante seguimiento diplomático,” dijo Hof. “De otra forma, esto va a ser sólo un montón de ruido y furia, y Assad va a estar de regreso como siempre, no usando probablemente lo más fuerte sino todo lo demás que tiene a su disposición.”

Trump pareció tratar de hacer exactamente eso afirmando que Estados Unidos estaba preparado para una operación “sostenida”, aunque su secretario de defensa dijo que el ataque fue un “disparo de una sola vez,” suponiendo que Assad no usará nuevamente armas químicas.

La pregunta aún no respondida es cuál es la política más amplia de la administración Trump para Siria y la región y cómo los ataques con misiles crucero podrían apoyarla. A principios de este mes, Trump dijo que él quería una retirada rápida de Siria. Funcionarios del Pentágono instaron al presidente a darles más tiempo para completar la derrota del Estado Islámico en Siria.

Pero sigue siendo poco claro cómo Estados Unidos espera alentar un acuerdo diplomático para Siria si Assad, Rusia e Irán todavía tienen las cartas ganadoras en el campo de batalla.

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

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