Enlace Judío México.- Un análisis sobre lo que las repercusiones de los ataques de EE.UU. en Siria podrían significar para el uso de armas químicas en estados más pequeños.

YONAH JEREMY BOB

El polvo aún se está asentando tras el ataque de EE.UU. el fin de semana a las instalaciones de armas químicas de Siria. Eso hace que las predicciones sean difíciles.

Pero un posible resultado muy real del ataque es que la prohibición global de usarlas finalmente pueda aplicarse incluso en países más pequeños.

Esto podría tener implicaciones directas para Israel, haciendo aún menos probable que Siria o Hezbolá, si obtiene tales armas, las usen en caso de conflicto, y hace menos probable que un fallo de armas químicas termine en los Altos del Golán como ha sucedido con muchos proyectiles de tanque.

Si bien esto no es una certeza, vale la pena señalar incluso la posibilidad.

Durante la Primera Guerra Mundial, las armas químicas fueron utilizadas a gran escala, lo que resultó en más de 100.000 muertes y un millón de bajas. Las pérdidas fueron tan grandes por todos lados y tan horribles que en 1925, el mundo había aprobado la prohibición del uso de armas químicas.

Desde entonces hasta la Guerra Irán-Irak en la década de 1980, se acumularon pero apenas se usaron en los campos de batalla. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, los poderes que luchaban en Europa podrían haber desplegado armas químicas en el campo de batalla, pero eligieron no hacerlo.

Las grandes potencias, como Estados Unidos y Rusia, nunca utilizaron armas químicas entre sí durante la Guerra Fría, y durante décadas, los estados más pequeños no las utilizaron.

Eso eventualmente cambió en la década de 1980. Los mayores usuarios de armas químicas desde la década de 1980 han sido estados más pequeños, como Irak y Siria. El Iraq de Saddam Hussein usó armas químicas contra Irán y contra los kurdos iraquíes. El régimen sirio de Bashar Assad comenzó a utilizar armas químicas contra los rebeldes sirios, posiblemente en 2011, pero con frecuencia a finales de 2012.

Entonces sucedió algo sin precedentes. El entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, propuso la idea de una intervención militar para detener el uso de armas químicas.

Estados Unidos no iba a intervenir para detener cada genocidio. Si bien Estados Unidos intervino para evitar asesinatos en masa en Kosovo en 1999 y en Libia en 2011, esas fueron las excepciones.

Nadie intervino para prevenir el genocidio en Ruanda en 1994, Srebrenica en 1995, Darfur en 2003 e incluso Obama solo trazó su línea roja para el uso de armas químicas, no para asesinatos en masa que no involucran armas químicas.

La línea roja de Obama con respecto a las armas químicas significaba que había una prohibición incluso para los estados pequeños, y no solo una que siguieran las grandes potencias y que existiera meramente en el papel. De hecho, su amenaza de atacar a Siria en 2012 provocó que abandonara la mayoría de sus armas químicas en ese momento y acatara la prohibición desde agosto de 2013 hasta marzo de 2015.

Sin embargo, luego se apartó de su línea roja, lo que provocó una serie de problemas importantes, incluido Assad, que comenzó a usar armas químicas nuevamente en 2015 y continuó utilizándolas hasta abril del año pasado.

Luego, el presidente de EE.UU., Donald Trump, aumentó la presión al atacar a Siria con docenas de misiles Tomahawk. Hubo un respiro parcial del uso de armas químicas desde entonces, con Assad “solo” usándolas una vez desde abril del año pasado hasta febrero de 2018.

Pero con Trump enviando señales de que Estados Unidos quería salir de Siria después de la derrota de ISIS, Assad se sintió lo suficientemente cómodo como para volver a usar armas químicas.

El ataque del fin de semana al programa de armas químicas de Siria fue lo suficientemente estrecho como para predecir que no impedirá que Assad retome el territorio de sus varios rivales sirios.

Sin embargo, puede señalar la determinación de Trump de cumplir con la línea roja de Obama, incluso cuando EE.UU. reduzca su huella siria, tal vez elevando el costo del uso de armas químicas lo suficiente como para que Assad se aleje de ellas permanentemente.

Si va a vencer a los rebeldes de todos modos, incluso sin usar armas químicas, y Siria puede perder más siendo castigada por Estados Unidos de lo que gana con la mayor velocidad de ganar usando esas armas, Trump puede decidir que el costo es demasiado alto.

Hubo un movimiento a mediados de la década de 2000 para que el mundo adoptara la doctrina de “R2P” o “responsabilidad de proteger“. La idea era que si una nación comete un genocidio o no puede prevenir el genocidio en su territorio, entonces otras naciones y la comunidad global tienen la obligación de intervenir y ayudar.

Esta fue gran parte de la base de la intervención internacional en Libia.

Pero luego la intervención libia fue vista por muchos como un fracaso dado que el estado cayó en una guerra civil.

Esta es una de las muchas razones por las cuales el mundo se ha mantenido al margen en lugar de ayudar a luchar contra ISIS, incluso mientras se cree que más de 500,000 personas murieron en Siria.

Mientras que R2P no ha tenido éxito en imponer la prohibición del genocidio, irónicamente, una combinación de una idea de Obama y una aplicación de Trump puede llevar a que se haga cumplir la R2P para las armas químicas.

No será la primera vez que una ley internacional solo comienza a funcionar plenamente cuando la tinta de los documentos se implementa con sangre y acero.

Fuente: The Times of Israel / Traducción: Silvia Schnessel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico