Enlace Judío México.- Yom Hashoá, Yom Hazikarón, Yom Haatzmaut. Fechas que jamás pasarán sin lágrimas, sin risas, sin tristeza y alegría.

THELMA KIRSCH EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Todas estas fechas, hilvanadas por hilos negros, blancos, azules… todas cocidas con lágrimas, tatuadas en el alma de cada judío, transportadas por apenas un corto período de tiempo (desde que el tiempo es tiempo), como una memoria colectiva que parecería haber sido creada apenas en este presente, que se encuentra viva en la mente de un pueblo que lucha por sobrevivir, por ser parte del mundo, de este mundo al que legó las leyes que   D´s le entregó en Har Sinaí e hizo surgir una humanidad con principios, con justicia.

Días de reflexión, de sentimientos que abrazan a todos aquellos que saben lo que es perder a un ser querido durante un Holocausto, durante una guerra que jamás fue deseada, durante un ataque terrorista… para culminar con una celebración que da crédito, que da valor y que sella un destino común.

Todas las comunidades judías del mundo se unen con el Estado de Israel en estos momentos. La diáspora desaparece para ser parte íntegra de un Estado forjado por hombres y mujeres de valor infinito, construido sobre sangre derramada y levantado con la determinación que solo un pueblo que posee los valores esenciales para buscar una mejor vida y una vida de paz tiene capacidad.

Monterrey es una pequeña comunidad en la diáspora que mantiene encendida la luz de todos los Jaguim que nos marca el calendario. Pero estas son fechas en las que es imposible no llorar, pero también es imposible no reír y bailar congelando la palabra “Aleluya” en las gargantas, en cada nota y en cada momento.

Momentos en los que los amigos, las familias y los que trabajan para hacer posible la celebración se unen en una noche maravillosa finalmente: Yom Haatzmaut.

El recuerdo se inicia conmemorando Yom Hashoá.

Este año ha sido muy especial, la ceremonia que se preparó, donde nos congregamos para rendir un tributo a las víctimas del Holocausto nazi se tituló: De la Shoá al Renacimiento

Una frase que describe perfectamente la historia del pueblo judío desde que ocurrió el levantamiento del Gueto de Varsovia entre el 19 de abril y el 16 de mayo de 1943 y que fue liderado por Mordechai Anielewicz.

El renacimiento de un pueblo que a pesar de haber sufrido los peores horrores imaginables y de haber sobrevivido a un infierno construido por el hombre, logra iniciar un nuevo camino y establecerse en un hogar propio, un hogar que le pertenece y que desde hacía ya varios años había sembrado la semilla del Sionismo moderno Theodor Herzel.

La ceremonia estuvo coordinada por los representantes de la mesa directiva del Centro Israelita y el tema nos llevó a observar un video con testimonios de sobrevivientes. ¿De qué otra manera se puede comprender lo sucedido si no nos lo dice aquel que lo vivió y lo sintió en carne propia?

Los jóvenes, aquellos para quién el recuerdo parece lejano, fueron los encargados de las lecturas y de relatar las experiencias de otros hombres, de jóvenes y niños que dejaron sus palabras como el legado de un futuro que ellos ya consideraban certero.

En el salón de eventos se podía ver también una exposición de varios desplegados explicando las causas del Holocausto, de los sucesos y algunas fotografías, complementando así las palabras.

El Rabino de la comunidad llevó a cabo el rezo para recordar a los que fallecieron en esta época, quizá la época más oscura de la humanidad y se guardó silencio rogando por sus almas.

Como todos los años, se encendieron las 6 velas que simbolizan las 6 millones de almas masacradas, cada una de ellas fue traída a la luz por un familiar que por desgracia tuvo un ser querido que transitó por ese camino.

Las velas encendidas nunca serán suficientes, el cielo no ha inventado aún la cantidad de estrellas necesarias para nombrar a cada una de estas almas, pero en el fondo sabemos que todos ellos alcanzan a sentir el dolor de los que sufrimos su pérdida, que el mundo no acabará de arrepentirse al ver silenciadas tantas sinfonías, al no ver surgir avances científicos, descubrimientos médicos que quizá estarían trayendo en este momento a la humanidad paz y reflexión.

Como cada año, la comunidad de Monterrey se une al mundo judío y llora su pérdida, llora por sus hermanos y enaltece a los hombres que lo dieron todo.

El pasado miércoles por la noche se llevó a cabo la ceremonia de Yom Hazikarón en la que se recuerda a todos los héroes que dejaron su vida por la creación del Estado de Israel. Las banderas se izaron a media asta y se pronunciaron los discursos que recordaron al público estos actos de heroísmo así como la Tefilá en la que se recuerda y se ruega por sus almas.

El silencio era impactante y cada uno de los presentes se sintió conmovido ante la gran cantidad de injustas peleas que un Estado aún muy joven tuvo que vivir.

Más adelante las banderas se izaron nuevamente y la alegría ante el recuerdo de la Declaración de Independencia que tuvo lugar el 14 de mayo de 1948 en el número 16 del Boulevard Rotchschild, coincidiendo con la finalización legal del Mandato Británico de Palestina, la añorada «Tierra de Israel» (Eretz Israel) de los judíos.

La fecha programada por los británicos para la expiración de su mandato, el día 15 a las cero horas, coincidía con el Shabat, de modo que las autoridades judías decidieron adelantar la ceremonia oficial a las cuatro de la tarde del viernes 14. La ceremonia se organizó con prisa en un modesto salón bajo un retrato de Theodor Herzel enmarcado por dos largas banderas blanquiazules con la estrella de David.

La histórica declaración, de carácter estrictamente laico, pero que establecía un vínculo con la cultura y la historia de los antepasados judíos, fue leída por David Ben Gurión: “Eretz Israel ha sido la cuna del pueblo judío. Aquí se ha forjado su personalidad espiritual, religiosa y nacional. Aquí ha vivido como pueblo libre y soberano; aquí ha creado una cultura con valores nacionales y universales”.

En el Centro Israelita de Monterrey se dio inicio al festejo. El patio de nuestra escuela, shul, y club social lucía una imagen de Jerusalén. Las mesas arregladas con los simbólicos colores y camisetas para todos los asistentes en las cuales se leía que celebrábamos el Setenta Aniversario de la creación de un Estado que daba seguridad a un pueblo, una nación que colabora con el mundo y da asilo a cualquier judío perseguido. Un hogar propio y común nuevamente después de miles de años en el exilio.

La asistencia fue halagadora, el programa fue hermoso y se puede decir que niños y adultos tomaron parte en el festejo.

Este día dio inicio en el colegio donde los niños celebraban juntos comiendo falafel y bailando música israelí apoyados por la maestra de baile de nuestra comunidad y más tarde, anticipándose al evento que se realizaría durante la noche, una de las madres de los alumnos y miembro de la comunidad cantó con ellos entonando las canciones más simbólicas y actuales, al mismo tiempo, la artista invitada, Sandra Gotlib, se unió a la celebración.

Los postres y la decoración del evento fueron preparados por las madres y los niños en la misma cocina del club, creando estrechos lazos de convivencia.

Las mesas preparadas bellamente se iban llenando desde temprano, la gente entraba a un sitio donde imperaba la alegría, se sirvió el típico falafel y el club lucía impecable, con ese adorno que solo la felicidad y la amistad brinda.

Un evento del cual la comunidad puede sentirse muy orgullosa.

Con gran esfuerzo se trajo a la extraordinaria cantante Sandra Gothelf para dar realce e impartir un momento diferente a la velada.

Pero es justo reconocer la bella voz de Orly Dachner, que imprimió un sello muy particular cuando cantó el himno nacional del Estado de Israel “Hatikvah”.

Todos los involucrados en el proceso para poder llevar a cabo la celebración exitosa de la noche merecen todo nuestro agradecimiento y respeto.

Al Presidente del CIDM Salomón Karakowsky, al Cónsul honorario de Israel en el Norte de la República Miguel Schwarz, a la Sra. Sara Rosenfeld administradora de nuestro club, a la Sra. Ivonne Sandler que siempre hace posible que todo se coordine a la perfección, al Sr. Jacobo Wapinsky que tuvo a su cargo el programa de la noche y esperando no dejar fuera a nadie, a todos y a cada uno de los coordinadores y más que a nadie a los socios de la comunidad que asistieron a este evento logrando que el aniversario número 70 del Estado de Israel quedase grabado en la historia personal de cada uno de nosotros, y que nos hayamos sentido unidos por un lazo imposible de romper con todas las comunidades judías del mundo quienes también, seguramente, celebraban con el corazón en alto esta fecha memorable.