El desaparecido aparecido. Caso disparador.

Enlace Judío México.- La noticia bomba de estos días, es el anuncio que el físico argentino Antonio Gentile, que pasó décadas como desaparecido y objeto de varios homenajes de parte de sus compañeros de la Comisión Nacional de Energía Atómica, llamó telefónicamente desde USA para anunciar, a su edad de 80 o más años, que se encuentra vivo. Y aclara que su hermana tampoco está desaparecida.

DR. NATALIO DAITCH

Este caso disparador, y a modo de gatillo para impulsar estas líneas, puede ser la punta del iceberg, a los fines de aclarar la suerte de muchas personas cuyos nombres integran listas de desaparecidos, torturados, detenidos, en los años del gobierno militar en Argentina entre 1976-1983.

Uruguay también.

En mi condición de médico, ciertos pacientes uruguayos que viven y trabajan en Buenos Aires, me confiaron tiempo atrás, que un primo de ellos, famoso Tupamaro, y que integra en el país vecino la lista como desaparecido. Los llama regularmente, ya que vive en Europa, aunque no puedo agregar si con su nombre original o cambiado.

Desaparecidos judíos.

Luego de esta breve introducción, paso de los desaparecidos en general a los desaparecidos judíos o de apellido judío en particular. Y según afirmaciones (de las cuales dudo-una lista que pude ubicar habla algo más de 700) rondarían los 2000.Y si bien a muchos no-judíos y judíos les llama la atención de que siendo que la población judía en general del país no llega al 1% y los desaparecidos judíos rondan el 13% del total. Obvio que esto es llamativo para muchos, y no tanto para el que esto escribe, dado que siempre los judíos por su condición (antecedentes históricos, sus costumbres ancestrales y me atrevería decir a su genética-aun no siendo o renegando de la religión) y tendencia han participado en muchos movimientos sociales y políticos, violentos o no, destacándose muchos apellidos hebreos por sobre el resto de la población gentil.

Desaparecidos como judíos.

Hace tiempo atrás pude leer una carta de un hombre que vive en Israel, y que participó en estos movimientos violentos del país en los setenta. En su carta él quería manifestar (reconocer) que nada reclama y nadie le puede reclamar nada a la comunidad judía o a sus instituciones ya que ellos en su juventud, se habían alejado del seno de la comunidad y se sentían montoneros o comunistas y por esa camiseta luchaban y en ocasiones mataban y también morían.

Es decir, para aquellos que por edad hemos vivido esa convulsiva época llena de peligros, estos jóvenes, antes de convertirse en desaparecidos para sus familias y los derechos humanos, ya se encontraban en condición de “desaparecidos como judíos”. De tal forma y en su decisión personal, reitero con pena, ya nadie podía controlarlos ni aconsejarlos.

Sencillamente, ellos y puede que también algunos de sus padres no querían. Y lo último de este cuarto bloque, un punto que dejo picando, hay informes de por lo menos de dos casos de ciudadanos argentinos judíos que fueron asesinados por montoneros o por la guerrilla. Uno empresario, y otro conscripto. Obvio que tienen nombre y apellido, pero que “naturalmente” no caen en la cuenta de los famosos derechos humanos, que impresionan solo pertenecen a aquellos desaparecidos de organizaciones guerrilleras, y no al resto de los humanos, sean gentiles o judíos.

Reflexión para un final.

Si bien es reconocido que los montoneros, erpianos o violentos judíos capturados por los militares recibieron “doble ración de tortura”, obvio con un plus agregado de antisemitismo. Yo debo reiterar, que los judíos en esa época nunca fueron perseguidos por su “condición de judíos”, sino por su “hacer como judíos”. Esto último, su comportamiento.

Para completar esta particularidad del obrar de las fuerzas militares y de policía, del gobierno, de la Junta o de la dictadura como cada cual desee recordarlo, marca una diferencia con el terrible final de la judería europea a manos de Hitler y de sus acólitos. Es decir, en la época de la Segunda Guerra Mundial, durante los años de la Shoá, los judíos fueron perseguidos, torturados, asesinados, gaseados, y cremados, solo por “su condición de tales”, sin distinción entre laicos, religiosos ortodoxos o conservadores, reformistas, ricos o pobres, renegados y asimilados, derechistas o izquierdistas. Leales o colaboracionistas. Todos fueron a parar al asador de los esbirros nazis.

De todas formas, para el primer caso, como judío identificado con el destino de mi pueblo, también existe lamentación. Aun por aquellos que desviaron el camino, y luego cayeron en el más profundo de los abismos, desde donde muchos claman hoy por su ausencia, y donde otros, desvergonzada e impunemente utilizan la tragedia para hacer bandera, y lograr conquistar ideológicamente aquello que no pudieron, ya que gracias a D’os (para muchos) fueron derrotados en el campo de las armas.