MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO. 1.220,629 reproducciones  generaron las transmisiones en vivo vía Facebook Live de los eventos de la Marcha de la Vida, en Polonia e Israel.

POLONIA

No se puede comprender la grieta que parte el corazón del pueblo judío sin haber ido a Polonia. Este año, después de ser aprobada la ley en la que los polacos castigarán a quienes los describa como responsables del Holocausto, hubo mucha discusión acerca de si había todavía que ir a los campos de concentración y dejar allí su dinero. Sin embargo, la Marcha por la Vida deja un exceso de dolor, un desbordamiento de injusticia.

Conocía las fechas, sabía de las atrocidades; yo misma vivi una guerra civil y sé lo que el hombre es capaz de hacer al hombre. Pero mis ojos aún podían asombrarse.

Fui sola al cementerio de Varsovia. Era tarde, la neblina caía y con ella los fantasmas del ghetto. Cara a cara, las tumbas y yo; el moho las recubría, muchas lápidas estaban rotas y otras había sido insertas en los muros. Creo que es el único cementerio donde hay fosas comunes.  La desolación, el abandono, el escenario dantesco fueron rematados, a mi salida, con una mirada de odio de la cuidadora del cementerio, cuyo recuerdo aún me estremece.

Pero hubo un momento donde el alma se me quebró: cuando vi las prótesis de piernas, los pies de palo, con todo y zapato, arrumbados en una de las vitrinas de Auschwitz. ¿Para qué quitarle a un lisiado su miembro artificial? La respuesta es clara: porque se sabía que no caminaría nunca más.

Y así se les quitó a mi pueblo, los judíos, todo lo que se les podía quitar para que quedaran menos humanos, más maltrechos, más lastimosos, unos desechos de la humanidad de los cuales se pudiera disponer: la ropa, los zapatos, los trastes, el nombre, la dignidad, la salud, los hijos. Y eso lo hicieron ingenieros, abogados, médicos. Recuerdo la historia del hombre que entregó a sus gemelas al Dr Mengele, porque pensó que estarían más seguras a cargo de un médico, sin saber que serían objeto de experimentos. Recuerdo a Bedrich Steiner, sobreviviente del Holocausto, quien me dijo, a sus 81 años, entre lágrimas: “Por mucho que estudio, por mucho que investigo, no entiendo por qué, por qué me hicieron eso”.

Recordé. Lo vi todo. Mis ojos se llenaron de desgracia. No entendí tampoco.

Grupos de polacos estaban allí, pidiendo perdón por las atrocidades realizadas por sus antepasados. Unos cristianos de Corea, parados en la orilla del camino, daban ánimos a los marchantes, diciendo: “Pueblo De Dios, los amamos”. En la ceremonia que siguió, hubo una suerte de altercado entre el Presidente de Israel y el presidente de Polonia, en la cual el israelí criticó a la recién aprobada ley polaca. Una delegación de Japón fue parte del evento. El coro de las Fuerzas de Defensa de Israel cantó en la sinagoga de Cracovia. Pero no hubo alivio…

…la razón humana, buscando sentido, no encontraba más que el Sr Edward Mossberg, uno de los sobrevivientes del Holocausto y fundadores de la Marcha, vociferando con su pijama y gorro de rayas, en las calles de Auschwitz, loco de dolor.

LOS JUDÍOS EN MARCHA

Hileras y hileras de jóvenes- y menos jóvenes- judíos caminan de Auschwitz a Birkenau. Las playeras los definen: están los de Argentina, de Uruguay, de Francia, del Reino Unido, de Ucrania, de Marruecos y, por supuesto, de México. Banderas por doquier, pero sobresale una: la de Israel. La bandera de Israel en la cual arroparse, con la cual cubrirse como manto de oración, la cual ondear para mitigar el dolor y decir: hay una lección, hay un Dios, sobrevivimos.

Israel es el símbolo que permite dejar atrás la tumba, la cámara de gas, el crematorio. Que reconforta con falafel y con la calidez de su gente; que permite, con su sencillez y su grandeza, el paso secuencial desde Yom Hashoá a Yom Hazikarón, hacia la apoteosis de Yom Haatzmaut.

Para clausurar la Marcha, miles y miles de jóvenes desfilan desde Kikar Safra, en Jerusalén, hasta el Kotel Hamaaraví, el Muro de los Lamentos. En su subida a la Ciudad Vieja, son una multitud. Forman una muralla, la muralla de la Diáspora que Israel resguarda y que resguarda a Israel. Algunos construirán museos, otros serán líderes comunitarios, otros más pondrán su arte, su talento, su pasión, al servicio del “Nunca Más”. Pero algo saben: Israel es la luz al final del túnel. Y al riesgo de parecer cursi o ingenuo, al riesgo de olvidarse de lo políticamente correcto y de lo intelectualmente adecuado, al riesgo de ser acusado de sentimentaloide y de manipulado, Israel, a sus 70 años, es mágico, milagroso, surreal.

Es el único Estado del mundo donde “cualquier judío es bienvenido, sin importar el hoyo del cual ha salido”.

Eso me dijeron cuando llegué como refugiada. No me quedé pero sigue siendo verdad.

LOS AGRADECIMIENTOS

Gracias a Avi Dickstein, a Moishe Punsky y a Nissim Shasho; a los responsables de la Marcha de la Vida y de Keren Kayemet LeIsrael que hicieron posible mi visita, como directora de enlacejudio.com, a Polonia e Israel; a Tal Naim, de la Embajada de Israel en México, por las atenciones recibidas.

Gracias al jefe de la banda militar que me ofreció una silla frente al Kotel, en Yom Hazikarón, cuando me vio grabando, sentada en el piso. A la mujer que sostuvo mi tripie en el tren ligero de Jerusalén, para que no me cayera. Y al vendedor anónimo que, creyendo que tenía mucha hambre y poco dinero, me regaló, sin pedirle nada, falafel y papas fritas en un rincón de Tel Aviv.

Ustedes SON Israel.

LOS REPORTAJES EN VIVO

(Casi) todos los eventos de la Marcha por la Vida han sido transmitidos en vivo, gracias a Facebook Live, a través de nuestro canal: facebook.com/enlacejudio/. Son casi cincuenta. Siguen, para la posteridad, en la sección de videos y hasta hoy han tenido 1,220,629 reproducciones 

 

Ceremonia oficial en Birkenau

Publicado por Enlace Judío en jueves, 12 de abril de 2018