Enlace Judío México.- Más de 10 mil prisioneros de guerra trabajaron en condiciones inhumanas para construir un búnker en medio del bosque.

Durante años, Flossenbürg ha sido uno de los “campos de concentración olvidados” de la II Guerra Mundial. Ahora se ha inaugurado un memorial para aquellos que fueron encarcelados o murieron allí, la mayoría judíos húngaros, que tuvieron que construir un bunker-fábrica en pleno bosque “en condiciones inhumanas”.

“Estoy satisfecho de que por fin, después de tantos años, en medio del bosque se pueda recordar el sufrimiento de estos hombres y de su muerte, explica a la AFP Franz Langstein, presidente de la asociación Por el Recuerdo, ante este memorial situado cerca de Mühldorf am Inn, en Baviera.

Desde el verano de 1944, unos 10.000 deportados o prisioneros de guerra trabajaron en este bosque “en condiciones inhumanas”, según Langstein.

Tenían que construir un enorme búnker de cemento en el que se fabricarían aviones de caza destinados a los combates contra los Aliados.

Considerado un anexo del campo de concentración de Dachau, cerca de Múnich, el sitio fue evacuado el 28 de abril de 1945. Tras la guerra se descubrió una fosa común en la que se encontraban los restos mortales de 2.200 personas.

El emplazamiento de esta fosa es identificable por la presencia de árboles cortados a nivel del tronco. Más lejos se encuentran las ruinas de una inmensa bóveda de hormigón, que debía servir de “techo” de este búnker.

“En el otoño de 1944, cada día morían entre 10 y 20 personas y en pleno invierno la cifra ascendía hasta a 40 personas, precisó Langstein ante los paneles explicativos que recuerdan el horrible recorrido de los detenidos, con fotografías y testimonios de apoyo.

Muchos murieron de hambre, de frío o de agotamiento a base de cargar con pesados pedazos de hormigón mientras que el polvo del cemento dañaba sus pulmones.

Detenidos del campo de exterminio de Auschwitz, muchos de ellos judíos húngaros, eran enviados con regularidad a Mühldorf.

Desde 2002, la asociación de Langstein lucha para que el recuerdo del calvario que sufrieron los deportados en este bosque sea objeto de un memorial pedagógico e informativo.

Numerosos paseantes y corredores que suelen atravesar el bosque se encuentran con las ruinas y no saben lo que sucedió en el lugar.

Los restos del búnker se acondicionarán antes de que se conviertan en un lugar de memoria, pero las ruinas dan testimonio de la enorme tarea impuesta a los trabajadores forzados.

Estaba previsto que el edificio tuviera 400 metros de largo por 33 m de ancho, con ocho pisos, la mitad bajo tierra, cubiertos por 12 enormes cúpulas de hormigón, según el diario Süddeutsche Zeitung.

El campo de concentración de Dachau fue el primero que se abrió, apenas dos meses después de la llegada de Adolf Hitler al poder.

A partir de 1942 apareció una red de 140 “anexos” construidos directamente junto a los sitios de producción de armas de la región, en los que se empleó más de 30.000 detenidos como trabajadores forzados, según el Memorial de Dachau.

Según Langstein, el emplazamiento de Mühldorf, “en el corazón de este bosque idílico, se ve lo que los hombres son capaces de hacer a los demás sin escrúpulos y además, diciéndose: ‘de todas formas, son judíos’”.

En el memorial también se exponen cortos testimonios de supervivientes.

Tras la evacuación del campo, los detenidos se vieron obligados por las SS a iniciar un periplo en un convoy de ganado.

“En la niebla matinal del 30 de abril [de 1945], vimos que las armas de los alemanes se orientaban hacia abajo y ya no hacia arriba, cuenta el húngaro Imre Rabai en la página web de la asociación Para el Recuerdo.

“Miramos alrededor de nosotros y vimos las tropas estadounidenses […]. Después abrieron sus vagones. Éramos libres”.

 

 

 

 

Con  información de:diario.mx